“El hecho de venir de una familia humilde y pobre, me ha hecho entender mejor los problemas económicos que la gente tiene. No podría poner una oficina privada, prefiero tener un sueldo y no tener que cobrar a la gente. … siempre me pagan con guineos, plátanos, gandules y aguacates. …”. (Doctor José Orlando Rodríguez, director médico del Hospital General de Castañer en Lares, Puerto Rico)
“Todos los días iba por la tarde a la iglesia a rezarle a la Virgen y, por lo menos, una vez a la semana le llevaba flores. Le prometí que si me permitía ser médico iba a trabajar para los pobres. Eso es lo que hecho en el Centro Médico”. (Doctor Rafael Rodríguez Mercado, neurólogo y ex rector del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico)
Las citas anteriores fueron tomadas del libro Relatos de sueños y esperanzas, 30 años después, de la doctora Lydia E. Santiago Andújar, catedrática jubilada del Recinto de Ciencias Médicas. El hilo conductor de esta publicación testimonial es el compromiso social experimentado en la transformación de un grupo de estudiantes desventajados económicamente que estudiaron Medicina en la Universidad de Puerto Rico a partir de 1960.
Santiago Andújar entrevista a unos 15 hombres y mujeres que lograron acceder a la Escuela de Medicina de la UPR gracias al Programa de Carreras de la Salud Aspira, una iniciativa gubernamental comprometida con el desarrollo de líderes en la comunidad puertorriqueña y su educación.
Figuran entre los entrevistados los doctores José Antonio Ayala Berríos, José Miguel Samalat Gándara, Alba Giusti Rodríguez, Edwardo Ramos Cortés, Irma Febo Rodríguez, Francisco Nieves Rivera, Lissette Jiménez Dávila, Carlos Luciano Román, Elizardo Matos Cruz, Nelson Colón Rodríguez, Ileana Álvarez Ramírez, Mario Matos Cruz, Pablo Rodríguez y Rafael Rodríguez Mercado.
Sus estremecedoras confesiones hacen reír, llorar y reflexionar. Este libro, que publica La Editorial de la UPR, marca, como sin duda marcó a estos participantes “entrevistados a fondo”. Su lectura emociona y estremece.
Estos relatos evidencian que el Puerto Rico del cambio social tuvo una juventud llena de sueños, hijos de puertorriqueños fajones para el trabajo, de abuelas nobles, todo ello en el entorno de la vida familiar con ilusiones, entre vecindarios de familias extendidas. Estos puertorriqueños tenían garra de amor patrio, lo que es un grito directo al estado de inconsciencia que padecemos hoy. Desgarra e indigna que aquel “proyecto de país” tan edificante se nos escapara entre las manos.
Relatos de Sueños y Esperanzas, 30 años después,es una lectura obligada y agradable al intelecto. El legado profesional del ejercicio y la práctica de la profesión médica en Puerto Rico, los Estados Unidos y en los otros países donde estos doctores y doctoras han ejercido, es digno de orgullo. Este libro es un reconocimiento a la capacidad intelectual y al compromiso profesional de quienes están y son muy conscientes y agradecidos de la puerta que les abrió Aspira y su mentora y confidente, la doctora Santiago, cuando los asistía como consejera y madrina profesional en el Recinto de Ciencias Médicas.
El libro resalta particularmente el profundo compromiso de ese grupo de médicos con su país, el reconocimiento de una deuda contraída con los servicios de salud de los de abajo, como fueron ellos y sus familias. El contexto social, económico y político de 1970 de donde provienen estos profesionales era más abundante en limitaciones si lo comparamos con el asistencialismo cuponero de hoy. Ellos regresaron, pagaron su deuda académica con creces, practicaron la medicina en Puerto Rico y cumplieron con los de abajo.
Un importante medio de transformación
El proyecto social y educativo de Aspira, cuyo origen se remonta a la comunidad boricua en la ciudad de Nueva York allá para el 1963, fue clave en el desarrollo universitario de médicos en Puerto Rico. Fue un importante medio de transformación para los estudiantes desventajados económicamente, admitidos a realizar sus sueños de convertirse en médicos. Su fundadora la doctora Antonia “Toni” Pantoja, Malcolm Welters, Mario Anglada y otros, merecen el mayor reconocimiento público de todo Puerto Rico.
Exhorto a que después de esta ejemplar investigación que ha hilado la doctora Santiago con este libro, se reevalué el programa de Aspira con más detenimiento. Aspira debería y podría ser un proyecto social extensivo a lo largo y ancho de la educación pública de nuestros jóvenes que son desertores escolares y cuyas urgencias son imprescindibles de enfrentar en el Puerto Rico actual muy particularmente su Departamento de Educación. La expectativa de cambio social no puede ni debe estar en el punto de drogas, como ocurre hoy con muchos de nuestros jóvenes.
El autor es abogado con práctica en San Germán.