Wilfre Carrasquillo salía junto con su novia de un restaurante en el Viejo San Juan el pasado martes en la noche. Al igual que había hecho para llegar al restaurante, decidió utilizar la aplicación Uber, que recién se estrenaba en Puerto Rico y estaba ofreciendo sus servicios gratis, para regresar a su hogar. Era difícil para Carrasquillo imaginarse lo que sucedería par de minutos después.
“Cuando llegamos y nos montamos [en el vehículo de Uber] yo me percato de que había dos taxistas detrás del carro del muchacho. Estamos hablando con él, a todo esto nadie se sospecha nada, a mí me estuvo medio raro pero whatever, San Juan está lleno de taxistas”.
“El chamaco se mete por una calle que hay entre lo que era Old Harbor y Banco Popular y en ese momento sentimos un cantazo en el carro. Pero un cantazo como si algo de arriba le diera, como si le diera una canica o una piedra. Pero bien duro, sólido, ¡pam! Ahí yo digo, ‘pero qué fue ese ruido’. Y cuando miro pa’ atrás eran los taxistas en la calle que estaba bajando, o sea, en la que nosotros estábamos, como de pasada pero tirando desde el taxi”, relató Carrasquillo a Diálogo.
Al advertir que el chofer -de origen dominicano- se detuvo ante las pedradas que lanzaban los taxistas, Carrasquillo le indicó que se dirigiera hacia la calle Tetuán. “Yo viví en el Viejo San Juan mucho tiempo, pero se me había olvidado y no se me pasó por la mente que los taxistas están todos al final de la calle Tetuán, que es donde está el estacionamiento doña Fela”, lamentó Carrasquillo.
Acto seguido, de acuerdo con Carrasquillo, “una manada” de unos diez a doce taxistas -algunos de los cuales se comunicaban por ‘walkie-talkie’- los rodearon y a la fuerza comenzaron a abrir las puertas del vehículo de Uber. Cuenta Carrasquillo que se vio en la obligación de patear a uno que se metió al carro por el lado en que él se encontraba, antes de poder cerrar la puerta y poner el seguro.
“Ahí pues yo saco el celular y empiezo a grabar”.
En el vídeo que compartió en su página de Facebook, de poco más de tres minutos de duración, se puede apreciar a un taxista -igualmente con acento dominicano- que, tras abrir la puerta frontal del lado del pasajero “orienta” a Carrasquillo y a su novia. Al percatarse de que Carrasquillo registraba la escena con su celular, le exige que pare de grabar.
Asimismo, en el vídeo, como parte del desorden, se escuchan frecuentes referencias a un “arma”.
“Cuando los guardias [de la policía municipal] llegan, los taxistas le empiezan a decir que [el conductor de Uber] tiene un arma -lo que no era verdad- para que amedrentaran al muchacho”, dijo Carrasquillo.
Constantemente, en la grabación, tanto el chofer como Carrasquillo y su novia le cuestionan a los policías por qué no actuaban más contundentemente contra los taxistas.
Aparte del vídeo posteado en su página -que ya supera las 100 mil vistas-, Carrasquillo le explicó a Diálogo que posee unos nueve minutos adicionales de pietaje, pero que aún no los ha publicado por recomendación de sus abogados.
En esa parte, indicó Carrasquillo, se puede observar cómo los guardias inspeccionan el carro de Uber con una linterna y le preguntan al conductor si deseaba presentar una querella, a lo que este respondió en negativa.
No fue hasta que los oficiales terminaron de revisar el vehículo -siempre bajo la atenta mirada de los taxistas- que Carrasquillo y su pareja pudieron continuar su camino a casa.
A todo esto, “cuando nos vamos, tenemos que salir por el lado en el que están todos los taxistas, y nos siguió una van de estas de taxi con las luces largas, bien pegada a nosotros, como sacándonos del Viejo San Juan. Los guardias ven que se nos van detrás y no hacen nada tampoco”, manifestó Carrasquillo con evidente indignación, especificando que los siguieron hasta que alcanzaron la sede del Partido Popular Democrático en Puerta de Tierra, donde finalmente el taxi dio la vuelta.
El disc jockey, quien aseguró haber utilizado Uber sin problemas en múltiples ocasiones cuando se ha encontrado en el extranjero para alguna de sus presentaciones musicales, dijo que al día siguiente del ataque presentó formalmente la querella en el cuartel de la policía de Puerta de Tierra.
Carrasquillo se expresó alarmado ante lo que pudiese ocurrir en caso de que, en una escena similar, alguien se encontrara armado.
“Gracias a Dios que no pasó nada con nosotros, pero pudiera pasar incluso que a un chofer de Uber al que le hayan hecho algo y esté portando un arma sienta que [tiene que disparar]. Porque mi novia y yo sentimos que era un atentado contra la vida de nosotros. Tú no sabes las intenciones de esta gente. El ser humano cuando se va en masa es un salvaje, y lo que se veía en los cascos y en los ojos [de los taxistas] era maldad”, puntualizó Carrasquillo.
Lo cierto es que la traumática experiencia de Carrasquillo y su novia es solo un capítulo de esta novela que se está escribiendo tras la llegada de Uber. Desde el ángulo legal, la Federación de Taxistas, así como la Comisión de Servicio Público (CSP), han repudiado la presencia de Uber en Puerto Rico.
De hecho, el pasado viernes, el Tribunal de San Juan detuvo, mediante un interdicto solicitado por la CSP, las operaciones de Uber en el país. El Departamento de Transportación y Obras Públicas había concedido a la compañía una licencia provisional, que la comisión no aprobó. Por lo tanto, Uber no podrá ofrecer sus servicios en Puerto Rico en tanto la corte dilucida cuál de las agencias tendría jurisdicción sobre la empresa.