“La ética es
pasar del egoísmo estúpido
a la colaboración inteligente”.
– Adela Cortina
La ética no trata de cómo es el mundo, sino de cómo debería ser. Y para el profesor español, Emilio Martínez Navarro, esa es –precisamente– la gran diferencia entre la ética y las demás ciencias: que “[las ciencias] tratan de hechos y la ética trata de deberes”.
El académico titular de Filosofía Moral en la Universidad de Murcia llegó a la isla para participar del primer encuentro nacional de ética y ofrecer la conferencia de apertura Ética Aplicada como brújula para la Justicia y la Excelencia.
Ante eso, Diálogo conversó con Martínez Navarro en el Instituto de Bioética del Recinto de Ciencias Médicas (RCM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR) sobre el significado y la importancia de la ética desde una perspectiva filosófica y social.
En la exclusiva, Martínez Navarro destacó que la ética es un saber igual que otros, como las matemáticas, la medicina o el saber de la biología. Para el académico, la formación ética empieza en la casa, en la familia, en la escuela y luego se continúa con las experiencias de la vida que van generando una revisión de esa ética inicial aprendida en casa. Por lo que “[la ética] es una continua reflexión de la vida”, aseguró.
Pero, ¿qué es la bioética?
De acuerdo con Martínez Navarro, más allá de la relación de los individuos con los restantes seres vivos y del estudio de la conducta humana en las ciencias de la vida, por bioética podemos entender la toma de decisiones morales y los aspectos de la ética médica. Por ejemplo, las prioridades de una sociedad en cuanto a los servicios médicos y el sistema de salud que le ofrece a sus ciudadanos.
Al presente, la administración de los servicios de salud es uno de los retos más difíciles y urgentes por resolver en Puerto Rico. Y es que en Borinquen a partir de la Reforma de Salud de 1993, bajo la administración de Pedro Rosselló, los gobiernos han dirigido la administración de la salud pública hacia normativas económicas cuyo objetivo principal es el lucro.
La visión del modelo salubrista anterior a la Reforma de 1993, en la que el Estado tenía el deber de administrar y era responsable del manejo de los recursos de salud, trae consigo un conflicto ideológico sobre la figura o el rol que ahora cumple el ciudadano, que tiene que pagar por su salud y se convirtió en cliente de aseguradoras privadas que desde 1993 experimentan crecimiento económico en la isla.
Ante ese panorama y ante el peligro de extinción de los pocos hospitales públicos que quedan, ¿qué es lo ético de la salud en Puerto Rico?
Según Martínez Navarro, hay que poner las cosas en orden, tener en cuenta a los afectados y no solamente al accionista de las aseguradoras médicas. Eso es lo ético.
“Es legítimo que [las aseguradoras privadas] busquen el negocio, son corporaciones que quieren ganar dinero. Pero, en el punto de vista ético, hay que ver quiénes son los afectados por una actividad cualquiera. En el campo de la salud, ¿quiénes son los afectados, los accionistas? No. Los accionistas de las aseguradoras privadas no son los únicos afectados. Están afectados los pacientes, los trabajadores, los proveedores y hasta los médicos”, señaló.
“Los primeros tienen que ser los enfermos. Si no, no tiene sentido. Si los primeros van a ser los accionistas, las aseguradoras, que lo digan abiertamente y buscamos otra cosa. Pero que lo digan, que se atrevan a decir que lo único que importa es el beneficio empresarial del accionista. Si se atreven, nos marchamos y los dejamos solos. Un sistema de salud debe ser para el paciente, como un sistema universitario para el estudiante y un periódico para la gente, no para los accionistas del periódico”, afirmó el profesor.
De acuerdo con los números del Departamento de Salud, hasta el año pasado alrededor de 300 mil personas no contaban con recursos económicos suficientes para costear un seguro médico. Por otro lado, el éxodo de profesionales de la salud desarrollados en la isla y que parten en busca de mejores condiciones económicas ha vuelto a generar la discusión sobre el rol del Estado ante la inestabilidad salubrista en Puerto Rico.
“Yo creo que la ética es compatible con un sistema liberal, siempre que no sea ultra-liberal, que no nos vayamos a un extremo en el que se privatiza todo: las cárceles, la salud, la justicia, la policía. Eso es inviable”, dijo Martínez Navarro.
No obstante, el experto reconoció que el extremo de irse a un sistema rígido, donde todo está controlado por el Estado es también inviable.
“Ya se ha visto que no funciona. Produce una serie de corrupciones, de situaciones sociales en las que la gente se siente desamparada, porque no tiene nada más que recurrir a ese Leviatán que hace que entre el Estado y el individuo no haya nada”, añadió.
“El liberalismo sí, pero un liberalismo razonable. Eso es lo más ético; defender la libertad de la gente y al mismo tiempo defender la solidaridad, la justicia”, puntualizó el docente.
Bioética en Puerto Rico
El estudio de la bioética comenzó a desarrollarse en Puerto Rico a finales de la década de 1970 a partir de la celebración de una serie de simposios en el Recinto Universitario de Mayagüez que iban dirigidos al tema de la ética en la salud.
Sin embargo, no fue hasta el establecimiento de un Centro para la Filosofía e historia de la Ciencia y la Tecnología que eventualmente se dirigieron esfuerzos para el desarrollo de cursos en bioética y su integración a los currículos universitarios de ciencia y tecnología.
Por su parte, desde 1995 el RCM ha concentrado esfuerzos en la promoción y el fortalecimiento de liderazgo en campos afines y, aparentemente, distantes como las ciencias y la filosofía bajo el Instituto de Estudios Humanísticos y Bioética Eugenio María de Hostos.
Si bien el periodo neurálgico por el que atraviesa la sociedad puertorriqueña requiere de un análisis crítico que sirva como punto de partida para la estabilización de la crisis, no es menos cierto que el mensaje debe traducirse en acción transformadora para adelantar, de una vez y por todas, las condiciones de vida en Puerto Rico y el mundo.