Como universitarios, parte de nuestro proceso de formación y de aprendizaje debe incluir conocer de primera mano la historia, los idiomas, la gastronomía, la naturaleza, los modelos socioeconómicos y las minucias de otras culturas, que se tornan en referentes mentales y en vivencias que construyen nuestra percepción del mundo.
El momento de hacerlo es ahora: el viajero universitario tiene la ventaja de contar con más tiempo y mejor acceso a ayudas financieras, como préstamos estudiantiles, becas de estudio y descuentos de estudiante.
Al momento de viajar, nos deben seducir destinos que sean ricos en experiencias culturales, intercambio social, paisajes cambiantes y abundantes aventuras. Muchos de estos atributos se encuentran en lugares exóticos y lejanos, no obstante, a veces están más cerca de lo que pensamos.
Cuando se me presentó la oportunidad de visitar Nicaragua el pasado febrero, no sabía qué esperar. La proyección de Nicaragua como destino turístico legítimo está en pleno boom; importantes publicaciones como The New York Times, Lonely Planet y Jetsetter nombraron al país centroamericano como uno de los destinos a visitar en el 2013 y 2014.
Para los que no le conocen —como bien me sucedió a mí— Nicaragua es denominado como el portal de Centroamérica, puente entre el Caribe y el Pacífico y una magnífica introducción a América Latina.
Catedral de la ciudad colonial de León, Nicaragua.
Las razones sobran, pero la más que resalta es lo económico que puede resultar un viaje a este paraíso escondido en Centroamérica. Nicaragua es un destino muy particular, dista grandemente de los lujos europeos, de las propuestas acartonadas de Disneylandia: es un país de recursos naturales vírgenes, de arquitecturas de baja escala amigables al transeúnte, de una compleja y orgullosa historia, de rica gastronomía, arte, música y literatura.
No es un destino ostentoso o de comodidades exorbitantes; Nicaragua sirve no al turista sino al viajero de corazón, el que busca la aventura de conocer su más recóndita flora y también compartir con los residentes. El placer quizás más rico que deriva ir a Nicaragua es la posibilidad de detener el tiempo en una visita a la plaza, en un café, en una canción o en una conversación entre viejos y nuevos amigos.
Pero retornando al punto anterior, Nicaragua es bueno, bonito y barato. Para comenzar, puedes conseguir un pasaje por Copa Airlines a Nicaragua por $500; accede portales web como Orbitz, Priceline y Kayak para obtener las mejores ofertas. Si planificar no es lo tuyo, puedes contactar a Hectours, quienes pueden organizar tu visita a Nicaragua por menos de $900.
Según la guía Lonely Planet, puedes establecer un presupuesto diario de $15 a $25, esto incluyendo hotel, transportación y comida. Parece inverosímil, pero es asequible: a diferencia de otros destinos como Costa Rica, Nicaragua a penas comienza a desarrollar su industria turística, por lo que los ofrecimientos para los viajeros son significativamente más económicos que otros países de América Latina.
Las tarifas en los hostales nicaragüenses comienzan desde $6 la noche. Si cuentas con más presupuesto, puedes optar por eco hospederías situadas en isletas privadas en el Lago Cocibolca, el más grande de América Central.
Para moverte dentro de Nicaragua, puedes utilizar transporte o guaguas públicas, que comienzan a $1 la hora. También cuentas con la opción de tomar taxi, alquilar un carro o una bicicleta.
Si ya tienes tu presupuesto listo y tu pasaje asegurado, aquí te recomiendo cinco cosas que debes hacer en Nicaragua:
1. Sandboarding en la falda de un volcán activo
Sandboarding es un deporte extremo similar al snowboarding pero practicado en la falda de un volcán activo. Un instructor guiará la caminata hasta el borde exterior del cráter del volcán Cerro Negro, donde luego de unas breves instrucciones, te deslizarás por la falda de éste sobre una tabla de madera, disfrutando a la vez de una vista espectacular de la ciudad de Managua.
2. Kayak en el Lago Cocibolca
El Lago Cocibolca, también conocido como el Gran Lago de Nicaragua, es el cuerpo de agua dulce más grande de América Latina (me dijo Marlon Hernández de Geo Tours que es tan extenso que Puerto Rico cabe dentro del mismo). Puedes kayakear por el lago, serpenteando sus 400 isletas, tres islas y dos volcanes.
Isla La Ceiba, una de las 500 isletas del Lago Cocibolca. Puedes rentar la isla por un día por cerca de $800.
3. Caminata por la Laguna de Apoyo
La Laguna de Apoyo, situada en Masaya, es una impresionante reserva natural que surgió hace 3,000 años luego de que el volcán Pre-Apoyo hiciera erupción y creara un enorme cráter que luego se inundó de agua. Esta reserva natural ofrece a los viajeros senderos para caminatas, así como playasde arena negra para hacer kayak, buceo y paseos en bote. Te recomiendo verlo desde la altura en el mirador de la Laguna de Apoyo, una fascinante vista nicaragüense y buen spot fotográfico.
Vista del mirador de la Laguna de Apoyo.
4. A pedalear por Granada
Una de las mejores maneras de conocer la ciudad colonial de Granada es rentando una bicicleta. Por $2 la hora, puedes pedalear por la calzada de Granada, un strip de boutiques, cafés, barras y restaurantes, así como perderte (intencionalmente) por los callejones y visitar las iglesias, museos y mercados del lugar.
5. Visita nocturna al Parque Nacional Volcán Masaya
El Parque Nacional Volcán Masaya es el más grande de Nicaragua, hogar de dos de los dieciocho volcanes ubicados en suelo nicaragüense. El lugar está habilitado con un museo y un mirador para sus visitantes diurnos, pero lo que quizás sea más interesante de este sitio es la expedición nocturna al Volcán Masaya. El recorrido, que comienza justo después de la puesta del sol, inicia con una visita a un túnel formado por las corrientes de lava y termina en el mirador, donde puedes ver la ardiente y resplandeciente lava volcánica en el contraste nocturno.
Vista superior del Volcán Masaya, también se le conoce como "Puerta del Infierno". / Foto: lavozdelmuro.com