El día 19 del próximo mes, se cumplen cien años del nacimiento de Ángel G. Quintero Alfaro. La Revista Magisterio, de la Asociación de Maestros de Puerto Rico, junto a la Facultad de Educación del Recinto de Río Piedras, celebrará ese día con la presentación de la Revista Magisterio dedicada a analizar su obra.
Al analizar su obra impresiona como muchos de los problemas con los cuales se enfrentó cuando fue subsecretario (1961-65) y secretario del Departamento de Educación (1965-69) aún persisten. Es triste ver que las estrategias que utilizó, las cuales fueron efectivas en trabajar con estos problemas, fueron abandonadas por un cambio político, y no han sido retomadas, aunque entiendo que aún hoy son pertinentes.
Describiremos en palabras de Quintero Alfaro los problemas principales que enfrentó (las descripciones son tomadas de su libro, Educación y Cambio Social en Puerto Rico: Una Época Crítica).
Una educación sin sentido, ajena a la realidad del estudiante
“Dentro de la escuela en las clases, los niños copiaban, repetían, memorizaban asuntos que ni a ellos, ni muchas veces a sus maestros les interesaba. El proceso de aprendizaje era algo ajeno a la mayoría de las clases”. (pag. 27)
Forma homogénea de atender la diversidad
“La inflexibilidad de los programas no permitía atender las necesidades de la gran mayoría. Apenas había atención, ni oportunidad, para desarrollar talentos especiales”. (pag. 27)
Baja “morale” del magisterio
La necesidad del “Enaltecimiento del lugar del maestro en la sociedad puertorriqueña”. (pag. 49)
Atención inadecuada a las poblaciones de mayor necesidad
“En la situación de la escuela rural y del arrabal había, pues un círculo vicioso…En las escuelas que existían los problemas que llevaban al fracaso y a la falta de aprovechamiento, eran precisamente las que no se atendían…El currículo no estaba pensado en términos de los intereses y del ambiente de estos niños”. (pag. 41)
Un Departamento de Educación ineficiente
“Había la creencia que la decisión final de todo asunto la determinaba el secretario o el subsecretario. Se recurría a estos con demasiada frecuencia. En un caso podían ser las ventanas, puertas, aspectos u otras condiciones físicas de las escuelas; en otros la capacidad o defectos de un funcionario…En un sistema de más de 2,000 escuelas, se generaban tantos problemas de este tipo que podrían ocupar todo el tiempo de un funcionario en atenderlos”. (pag. 33)
Para resolver estos problemas Quintero Alfaro entendía que no se podía seguir haciendo más de lo mismo. Era necesario utilizar nuevas estrategias. Ahora bien, las nuevas estrategias no se imponían a todo el sistema a la vez. Se trabajaba primero con proyectos pilotos que experimentaban y evaluaban las nuevas ideas. Los proyectos pilotos exitosos servían para alimentar un plan más abarcador en la medida en que demuestran la eficacia de formas diferentes de hacer las cosas. Servían también de escenarios de aprendizaje de nuevas prácticas educativas para los maestros, directores, profesores universitarios y otro personal docente-administrativo.
Uno de sus proyectos pilotos más importantes fue el de las escuelas ejemplares.
“La idea de la escuela ejemplar englobaba significados y posibilidades diferentes; dirigidos, en primera instancia, a producir un cambio dramático en la actitud del magisterio y del país. Se deseaba levantar la “morale” del magisterio y cambiar la estimación hacia la escuela pública”. (pag. 46)
De hecho, el éxito de las escuelas ejemplares mejoró la estima de la escuela pública en el país: por primera vez en varios años el movimiento de los estudiantes en lugar de ser de la escuela pública a la privada, tomó la dirección contraria, de la escuela privada a la pública. Además de aumentar la estimación de la escuela pública, las escuelas ejemplares comenzaron a presentar nuevas formulaciones de la enseñanza.
La estrategia de proyectos pilotos que experimenten con nuevas ideas y una vez probadas sirvan de lugar de aprendizaje para maestros y futuros maestros, es una que debemos retomar. A esta estrategia debemos añadir lo aprendido con lo que ocurrió con las reformas de Quintero y que ocurre constantemente en el sistema educativo: un cambio en el gobierno no permitió dar seguimiento a las iniciativas.
Por esto al adaptar las estrategias de Quintero a nuestro tiempo necesitamos añadir el contar con entidades que no estén sujetas a los vaivenes de los cambios políticos que puedan dar continuidad a las nuevas ideas. Las alianzas con entidades no gubernamentales constituyen un elemento para asegurar continuidad en los proyectos.
De hecho, al analizar la historia de proyectos que presentan formulaciones diferentes de ver la enseñanza que se sobreponen a los cambios políticos, observamos que en todos los casos participan de una alianza. Por ejemplo: Proyecto Montessori y las Escuelas Hermanas con el apoyo del Banco Popular; la Escuela Pedreira con el apoyo del Municipio de San Juan y la Universidad de Puerto Rico.
En un próximo artículo abundaré sobre las posibilidades de los proyectos pilotos y la necesidad de ampliar los mismos.