La Asociación Universitaria de Antropología (AUA) realizó recientemente una casa abierta en el Laboratorio de Arqueología Ambiental de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Esto con el propósito de acercar a los estudiantes más jóvenes a la investigación.
La arqueología ambiental cumple un rol importante para la sociedad porque “busca estudiar la relación del ser humano con el ambiente a través de todo lo que tiene que ver con la evidencia ambiental, entiéndase sedimentos, restos botánicos, restos de fauna, entre otros”, explicó Natasha Fernández, quien es vocal en la AUA.
Al entrar al laboratorio, es probable que hayan varios estudiantes de tercer y cuarto año trabajando en sus investigaciones. Cernir, lavar, observar en el microscopio, hacer distintas pruebas de materiales, son algunas de las tareas que realizan para recopilar información sobre el pasado.
Fernández, por ejemplo, fue guiada por la arqueóloga Isabel Rivera Collazo, quien dirigió el laboratorio hasta hace unos meses, y trabaja en una investigación sobre la dieta de las personas que vivieron en el Morro en el siglo 19 y principios del 20.
Para recopilar la información, ella y un grupo de voluntarios hicieron una excavación en las letrinas del Morro. Ahora, se encuentran en la etapa de separar los materiales y analizarlos.
“Todos los tipos de arqueología requieren algún tipo de especialización porque la arqueología es una disciplina holística que mira todos los aspectos que tienen que ver con el ser humano”, indicó la estudiante, quien forma parte del equipo de trabajo del laboratorio. Entre las especialidades que hay están la geoarqueología, arqueología botánica, paleoarqueología, arqueozología, entre otras.
Según Fernández, los resultados de las investigaciones de arqueología ambiental podrían servir para reconstruir las dietas de subsistencia, para la explotación de recursos, estudiar patrones de asentamientos en lugares abandonados y otras datos que se pueden complementar con investigaciones de otras disciplinas y especialidades.
“El laboratorio es un espacio que se le abre a los estudiantes y también a los profesores para que se desarrollen en el campo de la arqueología, la antropología sociocultural, la lingüística y la antropología biológica”, indicó Natalie Ann De la Torre Salas, actual presidenta de la asociación.
La AUA decidió coordinar una casa abierta en el laboratorio porque son muchos los miembros que como ella están próximos a graduarse y quieren que los estudiantes más jóvenes tengan las experiencias enriquecedoras que ellos han tenido.
“El propósito de la asociación es darle una experiencia práctica a los estudiantes y brindarles todas las herramientas”, señaló De la Torre Salas, quien es miembro de la organización desde su primer año de universidad.
Actualmente, la AUA tiene 35 miembros, pero esperan que con las campañas que han realizado y con la casa abierta más estudiantes se unan a su esfuerzo.
Para ser miembro de la agrupación, los interesados deben participar de las elecciones en las que se escoge a la directiva -que se celebran al final de cada semestre- y participar de las actividades que organiza la AUA, como por ejemplo los talleres, las charlas en escuelas, los congresos en y fuera de Puerto Rico y las ventas de recaudación de fondos.
La asociación tiene diferentes comités en los que se pueden involucrar los estudiantes. Además, en esta organización no hay que pagar para participar.