La elección de Ricardo Rosselló a la gobernación de Puerto Rico este pasado martes realmente no sorprendió a nadie. La crisis político-económica del país, el escándalo de Anaudi Hernández que sacudió al Partido Popular Democrático y las diversas encuestas a lo largo de los pasados meses se conjugaron para marcar un panorama bastante claro en relación a los resultados que podíamos esperar en las elecciones generales.
Sin embargo, esto no significa que sea una pérdida de tiempo analizar el desenlace de los comicios dentro del contexto que vivimos en Puerto Rico. Si bien el triunfo del Partido Nuevo Progresista (PNP) era predecible, otros elementos que igualmente salieron a relucir el martes requieren mucha atención, puesto que cuentan con el potencial de dictar nuevas formas de hacer política en la isla de cara al futuro.
Pero comencemos por el principio. El triunfo de Rosselló significa el regreso del PNP al poder, una colectividad cuyas políticas públicas en la última década se han inclinado hacia el concepto de austeridad. Basta con recordar el cuatrienio de 2009 a 2012 bajo la administración de Luis Fortuño, que arrancó con la Ley 7 que supuso el despido de decenas de miles de servidores públicos.
En el caso particular del gobernador electo, su victoria se distancia de lo que tradicionalmente ha sido la norma en la política puertorriqueña, pues accederá a La Fortaleza sin haber ocupado cargo gubernamental alguno.
No obstante, el analista político José Javier Colón señala que se debe ser cauteloso al tildar a Rosselló de inexperimentado políticamente, ya que a lo largo de los pasados cuatro años se dedicó a cultivar una base sólida de seguidores dentro de las huestes novoprogresistas, que a la postre le dieron la oportunidad de alzarse tanto con la candidatura del partido en las primarias de junio ante el comisionado residente Pedro Pierluisi, como con la gobernación esta semana.
“[Rosselló] estuvo muy activo políticamente, lo que pasa es que estuvo activo por debajo del radar en actividades internas del PNP. Y logró entonces coagular una mayoría dentro del partido. En ese sentido tuvo la visión de saber que si lograba agenciarse la nominación del PNP, esta era una elección en que distintos factores se inclinaban a que el PNP ganara”, comentó Colón en entrevista con Diálogo.
Lamentablemente, el político de 37 años no tendrá mucho tiempo para celebrar. Colón señaló que los primeros dos años de su gobernación serán particularmente claves ante la presencia de la Junta de Control Fiscal (JCF), organismo al que el nuevo gobierno deberá presentar en algún momento un plan para reorganizar las finanzas del país.
“Ese plan es fundamental porque define cuáles son las prioridades presupuestarias, dónde se van a hacer las áreas de recortes, las prioridades de gastos y dónde no. Ciertamente la Junta tiene un control importante porque decide si ese plan fiscal de cinco años se aprueba o no, pero dentro de eso el gobierno de Puerto Rico tiene unos márgenes de decir ‘quiero invertir más en esta área, quiero invertir menos en esta otra’. Esa va a ser la primera gran prueba de la administración de Ricky Rosselló, cuán efectivo se percibe”, dijo el también profesor de Ciencia Política en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, agregando que en el panorama político habrá dos “audiencias” pendientes a la dirección que tomará el gasto gubernamental: la JCF, preocupada por balancear el presupuesto y lidiar con la deuda pública; y los sectores alarmados ante la posibilidad de que los recortes atenten contra el bienestar social.
“Esta administración rompe de inmediato con unos retos bien grandes frente a ella y con un capital político de 42% que no es despreciable pero es bajo para los niveles normales”, expuso Colón, aludiendo al porcentaje con el que el hijo del exgobernador Pedro Rosselló se agenció el triunfo electoral, el más bajo para un ganador en la historia del Estado Libre Asociado.
Al mismo tiempo, las condiciones económicas en la isla pudieran complicarse ante el copo del Partido Republicano (GOP) en la Casa Blanca y en ambas cámaras del Congreso federal, lo que, basado en las tendencias históricas, supondría una reducción en la cantidad de fondos federales disponibles para Puerto Rico.
Al tomar en cuenta que la mayoría de los miembros de la JCF fueron igualmente designados por el GOP, lo más razonable en estos momentos es prepararse para las medidas de austeridad que casi inevitablemente se avecinan, a juicio de Colón.
Por otro lado, el profesor no considera que la victoria penepé resulte en un gran paso de avance para el movimiento estadista en Puerto Rico, al menos inicialmente. A su entender, las actitudes que prevalecen en el Congreso al presente no son conducentes a una definición del estatus de la isla.
El experto añadió que, a todas luces, la legislatura federal no actuará en torno al estatus hasta tanto perciban que Puerto Rico se encamina a la recuperación económica.
Necesaria “introspección” en el PPD
Si la peseta electoral cayó con el PNP mirando hacia arriba, el Partido Popular Democrático (PPD) está al otro lado de la moneda, contra el suelo.
Colón precisó que la Pava fue incapaz de formular respuestas coherentes al proyecto Promesa, a la decisión judicial en el caso Sánchez Valle y a los reveses en los tribunales en los que se perseguía que Puerto Rico tuviera acceso a mecanismos de quiebra similares a los que tienen los estados de la unión.
Asimismo, las pugnas internas obligaron a su candidato a la gobernación, David Bernier, a llevar una campaña en la que se distanció de las estructuras del partido.
“Considerando todo lo que estaba ocurriendo en contra del Partido Popular en estas elecciones, y haber perdido por tres puntos, no creo que David Bernier tenga que pedir excusas por nada. Eso no quiere decir que fue una campaña perfecta pero ciertamente asumió correctamente que el pulso era antipartido y que tenía que de alguna forma desarrollar una estrategia que enfatizara sus positivos, y parece haber sido efectiva”, opinó Colón.
“[El PPD] tiene que hacer una introspección en todos los planos. ¿De qué se trata el Partido Popular? ¿Qué queda de ese movimiento que fundó Muñoz Marín? ¿Cuáles son sus elementos de justicia social? Además el hecho de que los candidatos independientes hayan sacado cerca de 17% habla de que hay una impugnación abierta a los partidos principales. El partido tiene que ahora meterse en un proceso para ver de qué se trata eso que se llama Partido Popular Democrático”, expresó el académico.
A pesar de que en las elecciones el PPD perdió control de las ramas ejecutiva y legislativa, consiguió dominar 45 de las 78 alcaldías del país, apenas dos menos que en 2012.
Ese disloque en el comportamiento del electorado Colón se lo atribuye a dos elementos: que los ciudadanos perciben una relación mucho más cercana con sus respectivos alcaldes que con el gobierno central y al hecho de que se vote en tres papeletas separadas.
El que no parezca haber una correlación clara entre las preferencias en los distintos niveles políticos “puede ser un síntoma positivo que la gente está buscando una descentralización política y que la gente está buscando mayor responsividad directa de ciertos funcionarios a sus necesidades más urgentes e inmediatas”, especuló Colón.
El fenómeno de los independientes
A lo largo del periodo de campaña, los candidatos independientes a la gobernación Alexandra Lúgaro y Manuel Cidre acapararon la atención y generaron simpatía entre la población. Como ya habían previsto algunas encuestas, ese apoyo se tradujo en unas cifras electorales nunca antes vistas para individuos que corrían para la gobernación sin estructuras que los respaldaran: 11.1% de los sufragios para Lúgaro y 5.7% para Cidre.
Sin embargo, fue el salubrista José Antonio Vargas Vidot quien se robó el show el martes, al encabezar a todos los candidatos al Senado por acumulación con sobre 155,000 votos, sin apenas haber hecho campaña mediática.
Para Colón, este asalto de las candidaturas independientes al proceso electoral es el resultado de una combinación de factores que no se limitan al descontento generalizado con los partidos tradicionales.
“En el caso de Vargas Vidot es un antipolítico. Es una persona que no ha hecho su vida en la política, en los procesos de los partidos. Al contrario, su vida ha sido protegiendo poblaciones invisibles en Puerto Rico. Las que menos la gente esta dispuesta a ayudar, las que están sin casa, las que lo han perdido todo por la droga. Y allí estaba él repartiendo jeringuillas, repartiendo mantas. En ese sentido yo creo que hay una búsqueda de verdad, una búsqueda de que los que se elijan hayan dado cierto testimonio con sus acciones de que dicen lo que se debe hacer y lo hacen, lo que les da credibilidad”, manifestó Colón.
Colón le concedió parte del éxito de estos candidatos al sistema electrónico de escrutinio, que redujo la importancia de contar con un ejército de funcionarios electorales que defendieran los votos, algo que de cara al futuro alentará a otros ciudadanos a postularse individualmente.
De igual forma, el catedrático afirmó que la coyuntura actual, definida por la presencia de la JCF, proveerá las oportunidades necesarias para que figuras como Lúgaro y Cidre se mantengan participando de la discusión pública, “asumiendo posiciones visiblemente”.
Por otra parte, el venidero cuatrienio representará una nueva oportunidad para que los partidos minoritarios, tales como el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Partido del Pueblo Trabajador (PPT) reenfoquen su discurso luego de fracasar en alcanzar el 3% de los votos requeridos para quedar reinscritos automáticamente.
Colón no le achaca el revés electoral de estas colectividades al hecho de que se posicionen a la izquierda del espectro político.
“El candidato PPD que más votos sacó para la Cámara fue Manuel Natal, que se ha distinguido por posiciones de izquierda. Carmen Yulín [Cruz, quien revalidó a la alcaldía de San Juan] también ha asumido posiciones de izquierda”, apuntó Colón.
“Es interesante ver qué significa para el electorado en Puerto Rico asumir posturas de izquierda. Es una pregunta que queda sobre la mesa”, agregó.
Y precisamente es a la “mesa de diseño” donde se tienen que sentar estos partidos minoritarios si aspiran a adelantar sus causas en un futuro, explicó Colón.
En la lucha por preservar la relevancia, el profesor indicó que el PIP lleva la delantera por haber logrado colar a dos de sus miembros en la Legislatura: Juan Dalmau al Senado y Denis Márquez a la Cámara.
“Les ayuda muchísimo porque les da una base dentro del sistema del cual operar, mantener posiciones y utilizar las posiciones”, subrayó.