“Ocupación”. Para Imam Zaid Abdelrahim, portavoz principal de la comunidad musulmana en Puerto Rico, esa es la palabra clave en el conflicto entre Israel y la franja de Gaza, la desaparecida Palestina, territorio controlado hoy día por el gobierno israelí.
“No solamente se desplazaron los palestinos, no solamente nos limpiaron étnicamente bajo las matanzas y el terrorismo planificado, sino que también se borró el nombre de nuestro país del mapa”, afirmó Abdelrahim en el Primer Encuentro en torno al tema de los derechos humanos, llevado a cabo en la Universidad Metropolitana de Puerto Rico (UMET) el pasado miércoles, 1 de octubre.
En el Encuentro también participó la profesora Soraya Asad, de padre musulmán y madre puertorriqueña, quien relató históricamente la ocupación a Palestina y el desplazamiento de paisanos.
“Hablar de la historia de Palestina es referirse a un constante asedio por parte de países extranjeros y, su vez, a una existencia dolorosa por parte de este pueblo”, declaró Asad, quien imparte cursos en la UMET.
A partir de las últimas dos décadas del siglo 18, grandes comunidades judías en Europa comenzaron un proceso emigratorio hacia Palestina. La Primera Guerra Mundial en 1914 dio paso a que el ejercito británico interviniera en la zona. El Tratado de Versalles dispuso que los países bajo dominio del Imperio Otomano pasarían a un sistema de mandatos, siendo entonces Gran Bretaña quien adquirió el mandato sobre Palestina. Esto desembocó en la Declaración Balfour, que tenía como objetivo la creación de un hogar nacional judío en tierra palestina, con la condición de no afectar los derechos civiles y religiosos de los restantes habitantes de la región. No obstante, la realidad fue otra.
“El sistema de mandatos lo que hizo fue establecer y aumentar la emigración judía desde Europa a suelo palestino, fue una inmigración por invitación, ya que el gobierno británico se sentía comprometido moralmente con la creación de ese hogar nacional judío”, señaló la profesora, quien realiza estudios doctorales sobre la presencia árabe en Puerto Rico.
Durante la década de 1930, ambos grupos, palestinos y judíos, presionaron al gobierno británico, por un lado para que se detuviera la inmigración judía, y por otro para que se estableciera el territorio. Ante la presión de ambos bandos e iniciado el proceso para finalizar la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Gran Bretaña decidió entregar el territorio de Palestina a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y se retiró oficialmente el 14 de mayo de 1948. La ONU, por su parte, empeoró la situación al nombrar un comité especial que dividió a Palestina en zonas que favorecían los intereses judíos.
“Como consecuencia de esta retirada es que la comunidad judía declara su independencia y por ende [la creación de] el Estado de Israel, acción que fue avalada por el gobierno de los Estados Unidos de América y la Unión Soviética, lo que provocó la guerra del 1948 entre los ejércitos árabe e israelí”, explicó Asad.
Para el profesor José Rivera, del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras, la imposición internacional por parte de las Naciones Unidas de establecer unilateralmente el Estado de Israel fue lo que provocó el gran desastre que expuso el desplazamiento de los palestinos y que los obliga, aún hoy día, a vivir una vida de extrema miseria, no solo económica, también psicoemocional.
Para Rivera, el conservadurismo político estadounidense y sus premisas religiosas, la noción de que los judíos son el pueblo escogido por Dios, la doble ciudadanía de muchos israelíes, así como el cabildeo de miembros del Congreso por parte de judíos, son algunas de las razones por las cuales el gobierno de EE.UU. se opone al Estado Palestino. Foto por David Cordero Mercado.
“La política como actividad humana tiene que ver primeramente con el ejercicio del poder”, puntualizó Rivera. A la Franja, arbitrariamente se le ha cerrado todo acceso por mar y tierra, es decir, solo entra y sale lo que el gobierno de Israel le parezca o apruebe. Dentro del territorio, los que por décadas se han negado al desplazamiento, viven como ciudadanos de segunda clase, con escases de medicamentos, agua, comida y otros artículos de primera necesidad.
“El desarraigo, la desesperación, la falta de voluntad política, crea desesperanza, crea el ambiente donde se hace imposible vivir en paz, donde la paz es anatema a la condición humana”, afirmó el profesor, experto en Política Internacional Europea.
Según datos que ofreció en el Encuentro Pedro Santiago, director ejecutivo de Amnistía Internacional en Puerto Rico, en los últimos seis años han habido múltiples intervenciones militares de parte de Israel a la Franja.
“Hasta que no se trabajen asuntos medulares en la relación entre estas dos partes del conflicto, la posibilidad de más intervenciones no va a desaparecer”, indicó Santiago. Amnistía Internacional ha denunciado tres aspectos fundamentales respecto a las violaciones de derechos humanos en Gaza: la violación del derecho a la vida, el derecho a la libertad de circulación y nivel de vida adecuado y justicia por los crímenes que se han cometido.
Los múltiples ataques ocurridos en verano de este año dejaron un saldo de 2,104 palestinos muertos, en su mayoría civiles, entre ellos 495 niños y 253 mujeres. En Israel, por su parte, se registraron 70 muertos, entre ellos 6 civiles y un niño.
Según datos de Amnistía Internacional, Israel destruyó 18,000 viviendas solo este verano y 435,000 personas han sido desplazadas de sus casas, es decir, una cuarta parte de la población de Gaza.
Israel confiscó, además, 400 hectáreas del terreno de Cisjordania, lo que representa la confiscación de tierras más grande que Israel ha hecho en estos territorios desde hace 30 años. El gobierno israelí justifica su avance militar con el secuestro y el asesinato de tres jóvenes israelíes.
“Estamos hablando de una comunidad de 1.8 millones de personas, esto para la comunidad internacional tiene un nombre y se le llama castigo colectivo y es un crimen de guerra”, puntualizó Santiago.
Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos de América, por su parte, además de vetar innumerables propuestas para crear un Estado Palestino y resolver el conflicto, invierte sobre $3 mil millones en armamento y equipo militar en Israel cada año.
“Hay puntos de guardias donde el ejercito israelí se impone en las carreteras e impide el paso, muchas mujeres junto a sus bebés han muerto a pasos del hospital y el Pueblo tiene que esperar hasta un mes para obtener agua potable. Bodas palestinas y encuentros familiares se dan en los alcantarillados, hay construcciones solo para los judíos […], cuando los judíos comenzaron a emigrar a Palestina, los palestinos los aceptaron, ellos encontraron el abrazo caliente del musulmán”, expresó Abdelrahim.