Cuba debe hacer grandes cambios en su economía para superar aceleradamente sus problemas estructurales a partir del 2017, cuando el presidente Raúl Castro afrontará el primer año sin la presencia física de Fidel Castro y con Donald Trump al frente de Estados Unidos.
La presencia del retraso económico, derivada de la combinación de factores externos e internos, pone sobre el tapete la necesidad de buscar soluciones rápidas y acertadas, y esas tareas que se emprendan tienen que realizarse en un plazo que beneficie a las generaciones actuales para que estas puedan participar en la búsqueda de ese objetivo. Hay hechos recientes que evidencian que entre los cubanos hay mucha polarización, debe intentarse construir una Cuba para todos, aunque algunos no se quieran incluir.
El posible intento de arreciar de nuevo el bloqueo estadounidense por parte de la nueva administración de Washington, será un obstáculo indiscutible en el futuro desarrollo cubano, aunque habría que esperar concretamente las medidas que pondría en curso, ya que empresas norteamericanas de la aviación y el turismo también se verían afectadas.
Sin embargo, un camino complejo pero más viable, es acelerar el ritmo de las transformaciones claves emprendidas por la administración de Raúl Castro, y dejar a un lado la estructura rígida de decisiones marcada por la huella de tantos años de elevada centralización. Significa que debe impulsarse una nueva trayectoria económica y social muy novedosa o diferente con respecto a la que se venía siguiendo anteriormente.
No es posible crecer solo a un estimado de un 0.4% en 2016, y de –2.0% en 2017. El cambio de la tendencia en el crecimiento económico solo puede lograrse si se aprueban de forma acelerada las inversiones extranjeras que se presenten en el país, de cualquier origen, si se aprueba la nueva ley de empresas en el país, si se amplían los oficios aprobados para ejercer el trabajo privado y aparejado a esto autorizar a crear las pequeñas y medianas empresas, si se le da más facilidades empresariales a la gran empresa estatal, si se pone en marcha un mercado real mayorista, si se amplían los servicios de la banca móvil, donde se trasparenten las operaciones de los entes económicos privados y con ello una mejoría de los impuestos al presupuesto.
Esto a la vez llevaría a la introducción masiva de Internet vía teléfonos celulares. Y debe también potenciarse que las instituciones cubanas de cualquier forma de propiedad, posean terminales de punto de ventas, se conoce que en los negocios privados, es casi cero la existencia de los mismos. Por supuesto no es lo único que debería hacerse, pero empezar por esto, contribuiría mucho a tomar una senda del crecimiento a que se aspira.
No es un mero deseo, lo que planteo, ya que Cuba no ha logrado aún la transformación estructural a la que se aspira y se ha mantenido una inserción internacional con distorsiones y un crecimiento cuando se ha logrado, preferentemente extensivo.
El impacto de la educación y la ciencia en la transformación estructural, la productividad y la eficiencia ha sido menor del potencialmente posible, junto a que la expansión del gasto social está alejada de la capacidad productiva del país.
No se puede mantener el bajo crecimiento del producto interno bruto (PIB), esa es la primera condición al incremento del bienestar de todos, las tasas muy bajas para las condiciones de Cuba, deben instar a la reflexión de los hacedores de política.
Hay que superar en el futuro la participación del indicador Formación Bruta de Capital en el PIB, que se ha movido, como promedio alrededor de 10%, reconociéndose con ella además la persistencia de la baja efectividad del proceso de inversiones en el país, es decir, la aspiración deberá ser superior a 30%.
En economía hay reglas básicas, que de violarlas, solo recibes indicadores adversos, y una de ellas indica que si no inviertes adecuadamente, y en instituciones adecuadas, lo que estás haciendo es frenando o inmovilizando la actividad productiva del país, es decir, no creas valores de forma creciente o dicho de otra manera no aumentan los bienes o servicios producidos.
Cuba es quizás única en haber invertido tanto, en capital humano y sin embargo genera tan limitado crecimiento económico, contrario a las experiencias de desarrollo económico en otros países después de la década de los 60, como Japón, Corea del Sur, Singapur, Malasia, o en aquellos más recientes de rumbo socialista como China y Vietnam.
En otro sentido, a partir del próximo año, es necesario el incremento salarial de los trabajadores cubanos por su relación con el aumento del nivel de vida. Seguir postergando este indicador, seguirá llevando a la baja productividad y propiciándose el desvío de recursos económicos de los trabajadores. Pero para eso es necesario que al menos al sector manufacturero se le deje un mayor margen de decisiones propias, que no sea influenciada por las decisiones de los niveles superiores de las empresas.
A partir del 2013, se honraron deudas previstas y se produjo un proceso de renegociación que repercute positivamente en la credibilidad externa de Cuba, estos procesos de renegociación de las deudas han llevado a establecer compromisos de pagos recientes, es decir, se están erogando pagos por intereses y por el principal en la actualidad derivados de esos acuerdos y eso hay que mantenerlo.
El desarrollo de un mercado interno vigoroso es más que necesario, está el caso de China, que en tiempos de crisis externa, ha potenciado su mercado interno, y eso le ha permitido mantener su crecimiento económico, pero este componente ha estado ausente en las políticas económicas cubanas, es decir, no se incentiva el despliegue a plena capacidad de las potencialidades del cubano, más bien lo que se observa es una contrarreforma de la reforma incompleta.
Es imprescindible modificar la planificación económica actual, donde se incluya a todas las formas de propiedad que deben tributar al desarrollo cubano. Si la planificación sigue elaborándose como hasta ahora, atenta contra el mismo sector estatal.
La propuesta de desarrollo de las pequeñas y medianas empresas cubanas deberá ser una necesidad imperiosa porque solo la creación de riqueza potenciará la repartición de más riquezas.
Sería oportuno aceptar en ese escenario las inversiones en cartera. En este caso es necesario incluso estudiar la emisión de títulos de valor de renta fija (bonos) y de renta variable (acciones). La emisión de bonos es una posibilidad y una necesidad en la búsqueda de nuevas fuentes de financiamiento interno –para financiar el déficit del presupuesto—y externo para brindar garantías al prestatario de acuerdo a la práctica internacional.
Para que un país prospere, desde el punto de vista económico, debe ser capaz de producir riquezas. Las empresas, independientemente del sistema económico imperante, son los entes responsables de que esto ocurra, por ende, no deberá mantenerse el freno a las fuerzas productivas, muchas veces por razones ideológicas o políticas la riqueza de la nación ha demorado en sentirse, en verse.
¿Qué nos ha dejado la historia económica reciente? En primer lugar, que no se puede vivir de espaldas al mercado. En segundo lugar, los incentivos son necesarios si se pretende tener incrementos de productividad y eficiencia económica. Tercero, es incorrecto pensar que, para construir el socialismo, todo tiene que ser estatal. Cuarto, deben existir empresas con autonomía, no unidades de administración de recursos. Al final, la planificación realizada hasta el momento no es la que conduce al desarrollo. Y el mercado no es sinónimo de propiedad privada.
En conclusión, no pensar en lo propuesto a partir del 2017 nos alejaría de las aspiraciones de los cubanos de vivir en una sociedad más prospera, inclusiva y participativa dentro del país.
Por último, el deceso del comandante Fidel Castro, permitirá aún más una reflexión en el sentido de que para mantener el logro de las transformaciones sociales que él lideró, es necesario obtener una mayor cantidad de recursos financieros para hacerle frente a esos logros sociales alcanzados.