El Caribe, durante la década de 1970, fue el escenario donde múltiples artistas emprendieron movimientos sociales y políticos a través de la música.
A finales de 1960, ya cantaba el cubano Silvio Rodríguez a la patria y a la revolución. En Puerto Rico, Roy Brown se proclamaba como un “boricua hasta en la luna” y en Jamaica Bob Marley interpretaba las canciones del rescate. Mientras, en la voz de Luis “El Terror” Días comenzaba a surgir la nueva canción dominicana.
Alí Tapia, investigador y músico puertorriqueño, se dio a la tarea de estudiar la aportación musical de Luis “El Terror” Días, a este movimiento. Recientemente, Tapia compartió sus hallazgos con los estudiantes del Recinto de Río Piedras en la conferencia Luis “El Terror” Días, Música de contracultura y resistencia en el Caribe.
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Conferencia Luis “El Terror” Días, Música de contracultura y resistencia en el Caribe. (Suministrada)
Aunque con el pasar de los años, según Tapia, el discurso de la nueva canción ha cambiado, este movimiento merece ser estudiado como música de contracultura y resistencia.
“Contracultura es un término que se utiliza para definir las impresiones culturales que son anti sistémicas y emanan de la marginalidad. Por ejemplo, podríamos decir que aunque la bomba ya se convirtió en parte de la cultura, en un momento fue parte de la contracultura”, explicó Tapia a Diálogo.
En el caso de Puerto Rico, el movimiento de la nueva canción inició en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, donde Antonio Cabán Vale, Roy Brown, Andrés Jiménez, Flora Santiago, José “Pepe” Sánchez y Noel Hernández conformaron el grupo Taoné a principios de 1970.
Taoné se introdujo en el movimiento de la nueva canción latinoamericana mediante la interpretación de música jíbara puertorriqueña y la lucha por la independencia de Puerto Rico. Ellos “generaron un proyecto musical desde la onda marxista, desde la óptica obrera y los movimientos organizados”, recordó el músico.
La labor cultural de Taoné es análoga a la realizada para la misma época por el grupo Convite en la República Dominicana. Pero, “Convite es un grupo que más allá de hacer música de protesta, se lanzó por todo el país, para recoger el folclor invisibilizado por el mainstream media dominicano”.
Luis “El Terror” Días fue la voz de Convite, grupo que además logró fusionar ritmos tradicionales con el rock, el blues y el jazz para darle una exposición que nunca antes habían tenido a causa de la represión política. También, él introdujo por primera vez la guitarra al folclor dominicano con influencias africanas y haitianas.
No obstante, Tapia encontró a través de su investigación que la construcción de la identidad dominicana partía de lo blanco, lo hispano y lo cristiano. Por eso entiende que Convite era “un proyecto que no encajaba dentro de los contornos que definen la nacionalidad dominicana”.
Esa fue la causa por la que el gobierno censuró a los artistas de la nueva canción e incluso, algunos fueron aprisionados por cantar letras que fueran en contra del oficialismo o promovieran ideas contrarias a sus ideales.
A pesar del clima de terror que propiciaba el Estado, “Luis Días nace durante el ‘Trujillato’ (época en que el dictador Rafael Leónidas Trujillo estuvo al mando de República Dominicana), se desarrolla durante la época del mandato de Joaquín Balaguer y llega a la Universidad Autónoma de Santo Domingo en los años 70”, indicó Tapia.
El régimen de Trujillo y de Balaguer causó miles de muertes y desapariciones forzadas. Sin miedo a las represalias, Luis “El Terror” Días y sus compañeros de Convite despertaron en la juventud dominicana una inquietud por buscar sus raíces y desarrollar la música de protesta.
De esa manera, el movimiento de la nueva canción comenzó a ganar espacio en los escenarios locales. La manifestación dominicana contó con el apoyo de los movimientos políticos y obreros que coordinaron festivales internacionales.
“La nueva canción es un movimiento contracultural a nivel continental que desarrolló sus propias manifestaciones en cada uno de los países”, comentó Tapia.
Por eso, los eventos artísticos y culturales fueron utilizados por las organizaciones obreras para atraer a los artistas internacionales que apoyaran su movimiento y pusieran resistencia al movimiento de Balaguer en República Dominicana.
Décadas más tarde, ha languidecido la línea política de la nueva canción. “Ahora, [para ser parte de la nueva canción] no necesariamente tienes que partir de un gremio o partido político”, opinó Tapia. Añadió que “sí hay una lírica contestataria, pero no necesariamente militante”.
No obstante, el legado de Luis Días –y de los demás intérpretes de la nueva canción en el Caribe– logró trascender la represión política y alcanzar de una forma u otra su objetivo: hacer de la música una herramienta de lucha y de compromiso social.