Si busca una comedia que satirice situaciones de la actualidad, series y otras películas, además de contar con un gran elenco, pase por el cine a ver Office Christmas Party, que estrenó hoy en las salas locales.
Esta comedia, de la mano de los escritores Justin Malen y Laura Solon (Hot in Cleveland), además de los directores Josh Gordon (Blades of Glory) y Will Speck (The Switch), cumple con su cometido de proveer carcajadas y no-tan-sano entretenimiento navideño.
La película sigue a Clay Vandstone (T.J. Miller), Josh Parker (Jason Bateman) y a Tracey Hughes (Olivia Munn), quienes idean una gran fiesta de Navidad para los empleados del departamento que lideran con el fin de conseguir un contrato que prevendría sus despidos. Desde esa descripción tan irreverente sabemos que, por supuesto, las cosas se salen de control.
Por el cine han pasado otras películas de las cuales esta toma prestados algunos elementos, unas con más éxito que otras. La trilogía The Hangover y la desmesura de Project X son algunos ejemplos. Sin embargo, Office Christmas Party se hace su propio espacio entre este género y es muy probable que se replique en las próximas navidades.
La película hace referencia a otras series y filmes de Hollywood, como Fast and Furious y Game of Thrones, y también se mofa del éxito navideño de Die Hard en la cultura popular. Tampoco pueden faltar las alusiones al nacimiento de Jesucristo y a las distintas religiones que celebran en esta época. Además de eso, la película goza de una mezcla entre el humor crudo y el sarcasmo que verdaderamente rinde frutos.
El personaje de Miller es lo que mantiene el ritmo de la película, pues sus intervenciones son las más cómicas de todo el filme. En varias entrevistas, el actor ha comentado que su personaje tiene el cuerpo de un niño con la cara de un hombre. A esto podríamos añadirle una actitud noble, una mente demasiado hiperactiva para su propio bien, pero que beneficia a la narrativa. Incluso, el propio Miller ha asegurado que muchas de sus líneas en el filme son improvisadas, así que no cabe duda que el personaje estaba hecho a su medida.
Jennifer Aniston, por su parte, juega el papel de Carol Vandstone, hermana de Clay y directora ejecutiva de la compañía. Es ella quien amenaza con cerrar el departamento para ahorrar dinero. Como hermanos en pantalla, la dinámica entre Aniston y Miller es genial. Logran representar exitosamente una relación en donde el hermano menor disfruta el caos y la hermana mayor es quien debe mantener el control.
Aunque la actitud de Aniston al principio parece una imitación de Miranda Priestly en Devil Wears Prada, en el transcurso de la película hay más soltura de su parte y se entrega al papel. Como algunos miembros del elenco han mencionado que Office Christmas Party tendrá una secuela, será interesante ver a Aniston integrarse más a las loqueras del equipo en vez de permanecer como la seria del grupo.
Como ha sido la norma este año, tanto Kate McKinnon como Courtney B. Vance resaltan entre el elenco por su naturalidad y don de la comedia. McKinnon capturó la atención con su personaje “Holtz” en Ghostbusters este verano por sus excentricidades. Aquí, funge como la directora del departamento de Recursos Humanos de la compañía que insiste en la pureza y en seguir las reglas. Por otro lado, a Vance lo vimos en la serie corta The People v. O.J. Simpson, como el abogado Johnny Cochran. La intensidad de ese drama y el personaje nos deja saber que es tremendo actor, pero verlo sobresalir en una comedia como Office Christmas Party reafirma su gran talento. Tenerlos en el elenco es tremenda suma al resto, que ya de por sí son personas de renombre.
Si tuviera que compararse con algún estilo, aunque no los supere, se podría decir que Office Christmas Party toma prestado el humor crudo de Deadpool, la fiesta y el exceso de Project X y el estilo narrativo de The Hangover. Suena desastroso y probablemente esa sea la intención de sus creadores, pero resulta funcional y da pie a otras posibles entregas de estos líos festivos.