La bandera de Cataluña se compone solo de nueve franjas rojas y amarillas, pero lo que se repite en los balcones y las fachadas de los edificios de muchas ciudades catalanas es el triángulo azul con la estrella blanca superpuesto en ese lienzo rojo y amarillo: la "estelada", la bandera de la independencia.
"Desde que llegamos a Barcelona, en septiembre de 2013, recuerdo que saliendo del aeropuerto me asombré por la cantidad de banderas independentistas colgadas en los balcones de los edificios aislados en la periferia, entrar en la ciudad fue un sueño", contó a Diálogo la puertorriqueña Mariana del Alba López Rosado, quien vive ahora en Barcelona, capital de la región catalana.
Con ello, se ha exacerbado también el activismo político en la región. "No hay una semana, durante este año, en la que no hayan múltiples manifestaciones políticas, artísticas, deportivas y de otra índole vinculadas al reclamo de que se respete el derecho a decidir su futuro político por parte del pueblo en Cataluña", compartió Zambrana.
Desde el pasado martes, en que se dio a conocer la decisión final del Tribunal Constitucional de suspender la consulta soberanista, todas las noches a las 10, se suscitan las "cassolades", cuando irrumpe en el ruido nocturno cotidiano el sonido de las cacerolas desde los balcones y los pitazos de los autos en apoyo desde las calles; un ruido que cada noche se incrementa. "La reacción de los catalanes respecto a la decisión es muy elegante y templada, se manifiestan con cacerolas, marchan, se reúnen, y lo que es más seguro todavía, irán a votar", opinó López Rosado.
Entre las manifestaciones recurrentes de afirmación cultural, sobresale la Diada, o el Día Nacional de Catalunya (en catalán), que se celebra el 11 de septiembre y en el que participan más de un millón de personas. Este año, formaron entre la Avenida Diagonal y la Gran Vía de les Corts Catalanes, la legendaria V de la Diada, como símbolo del voto del 9 de noviembre y la posible victoria de las posiciones independentistas.
Además, en el centro de la ciudad, se ubican carpas amarillas y rojas que proveen información sobre el referendo. "Ha sido mucha y muy admirable la educación y promoción que se le ha dado al 9 de noviembre como un ejercicio democrático. Mucho antes de ver anuncios en el televisor, se veían a los funcionarios y voluntarios hablando directamente con las personas", añadió la también trabajadora voluntaria de Col.lectiu Punt 6, un colectivo de mujeres que trabajan el urbanismo desde la perspectiva de género.
Y es que el referéndum se ha implementado como un mecanismo valioso de participación ciudadana. "Esta es una nueva forma de hacer política, impulsada notablemente por la sociedad, que no se corresponde con la estrecha visión de democracia formal que tiene el bipartidismo español", observó Zambrana.
Por eso, la ciudadanía catalana le prestó vital atención a Escocia, que llevó a cabo un proceso similar el pasado 18 de septiembre. Para Zambrana, la reacción en Cataluña fue positiva a pesar del resultado, principalmente por el deseo de "un ejercicio democrático en el cual todos los agentes políticos envueltos se comprometen a respetar la voluntad mayoritaria del pueblo".
En su tercer año en Barcelona, a través de las conversaciones que ha sostenido Zambrana, ha percibido un sentimiento de hastío y frustración realmente mayoritario, "que se traduce en ya no querer ser parte de un modelo que entienden se quedó corto, pequeño, injusto e insuficiente para las necesidades de una nación como Cataluña".
El grupo de personas pro-consulta está compuesto tanto por independentistas, como por quienes aspiran a modelos de confederación para que Cataluña sea un Estado con mayor autonomía política. Sostuvo que solo tiene varios conocidos que no están de acuerdo con el proceso soberanista, principalmente por las posibles repercusiones negativas en el área económica que tendría una posible independencia de Cataluña. "Aún así, este sector es muy pequeño, y las encuestas lo sitúan cada vez más en declive", agregó.
Por su parte, a pesar de que no es un tema que surja espontáneamente debido al carácter reservado de los catalanes, López Rosado se ha nutrido de las historias de sus profesores.
"Aquí se resiente mucho lo que ha sufrido el pueblo catalán a través de la historia… Son profesores que vivieron el franquismo, aunque ya más desgastado, pero la historia oral no faltaba en las familias. Muchas veces hacían cuentos en el aula de cómo salían a la calle a jugar y de dónde podían hablar catalán y dónde no", indicó.
Ambos coincidieron en el impacto que ha tenido presenciar este momento histórico catalán debido a la condición política de Puerto Rico. "Ya quisiera que hubiese un proceso participativo y político de esta envergadura y esta valentía en Puerto Rico algún día", concluyó Zambrana.