Los profesores y economistas José Alameda y Carlos Colón de Armas respondieron con preocupación y reservas ante la posibilidad de $300 millones en recortes a la Universidad de Puerto Rico (UPR), propuestos por la Junta de Control Fiscal (JCF), y posibles modificaciones al cobro de matrícula, ofrecimiento académico y empleo de personal.
Para José Alameda, profesor y economista, la JCF “habla en un lenguaje genérico, por lo que no conoce de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y sus procesos”. Además, Alameda criticó que la JCF vea a la institución como una empresa.
“Desde una visión neoliberal, la junta ha entendido que esa subsidiación [de la matrícula] tiene que ser reducida”, observó el catedrático del Departamento de Economía del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), en entrevista vía telefónica. Para el economista, existen alternativas a aumentar la matrícula, pero puede que un aumento sea inevitable ante un recorte de $300 millones.
Ante esto, Alameda sugirió que se modifique el costo de los créditos por el tipo de clase y su especialización. Esto quiere decir que los créditos más avanzados costarían más que los créditos de clases de menor especialización. Por ejemplo, los créditos de clases introductorias y de generales serían más baratos que las clases de tercero y cuarto año.
Esta propuesta de Alameda sigue la lógica de que las clases más avanzadas le cuestan más a la institución tanto en recursos como en profesores y, al aumentarles el precio en la matrícula, se puede compensar por ese costo, además de allegar más fondos.
Preocupación para las investigaciones
Por otra parte, ante la carta de la junta dirigida al gobernador Ricardo Rosselló y la respuesta del primer mandatario, el economista manifestó preocupación de que los recortes a la UPR limiten la competitividad para atraer “grants” y estudiantes internacionales. Pero a su vez, la JCF reconoce estos dos elementos como fuentes importantes de fondos para la UPR.
Para Alameda, si se recorta y se trastoca el ofrecimiento, entonces se podría poner en peligro esos fondos, que reciben recintos como Ciencias Médicas y Mayagüez, porque se consiguen por competencia -como en la National Science Foundation y otras- pero “cuando tengas menos profesores o les pagues menos o les tengas más restricciones, menos propuestas se van a hacer”. En 2015, por ejemplo, el Recinto de Ciencias Médicas recibió $3.8 millones para investigaciones neurocientíficas de comportamiento.
De la misma forma, el economista precisó que al ser los profesores quienes dirigen los procesos de propuestas para la investigación, si existe un ambiente laboral negativo en la UPR -de menos beneficios, peores horas y menos ofrecimiento- los grants no se recibirán y la competitividad disminuirá.
“Los grants llegan a institutos donde se tienen buenos investigadores y son fondos que llegan por esas vías, pero si los recortes espantan a los profesores que los hacen posible, entonces se coarta la capacidad de investigación y a la vez esos fondos que llegan a la UPR”, auguró Alameda, a la vez que aseguró que el problema también radica en que este tipo de fondos no es un ingreso recurrente y fijo. Por lo tanto, no necesariamente son fondos que perduran más allá de un año fiscal y, por lo tanto, dejan un futuro incierto ante los recortes.
Advierten sobre tendencia en el financiamiento de la educación universitaria
Por su parte, Carlos Colón de Armas, economista y profesor en la Universidad de Puerto Rico (UPR) en el Recinto de Río Piedras, llamó a la atención a que los recortes propuestos por la JCF al presupuesto y el aumento a la matrícula llevaría a los estudiantes a adquirir deudas para cursar sus estudios.
“Me parece reprochable que la JCF, sin consideración alguna de las implicaciones en política pública, proponga que hay que recortar $300 millones y que hay que aumentar la matrícula”, manifestó Colón de Armas. “Nos está empujando a un modelo donde los estudiantes se cargan de deuda para estudiar. Ese modelo, en Estados Unidos, está colapsando”, sentenció.
Para Colón de Armas, el colapso del sistema estadounidense de financiación de la educación universitaria se debe a que los estudiantes no pueden pagar sus préstamos estudiantiles. En el presente, destacó el profesor, en Estados Unidos se están buscando alternativas para ese modelo.
Por otro lado, para Argeo Quiñones, también economista y profesor de la materia en la UPRRP, los $300 millones se pueden encontrar en Plaza Universitaria, el Centro Comprensivo de Cáncer y el edificio de Ciencias Moleculares, todos proyectos ambiciosos por los que ahora la universidad debe cuantías millonarias de dinero.