El khat, qat, o “flor del paraíso”, como mejor la conocen sus usuarios, es un arbusto con hojas siempre verde, perenne, nativo del este de África y de la Península Arábiga. Sus hojas contienen dos ingredientes activos: catinona y catina, que actúan como estimulantes y alucinógenos. Sus principales efectos son similares, aunque menos potentes que la anfetamina.
Esta pequeña planta crece lentamente hasta alcanzar entre los 1.5 a 2.0 metros de altura, dependiendo de la región y de la pluviosidad. Tiene hojas perennes de cinco a diez centímetros de largo y de uno a cuatro centímetros de ancho. Las flores surgen en cortos racimos axilares de cuatro a ocho centímetros de largo, pequeñas y con cinco pétalos blancos. El fruto tiene una forma de cápsula oblonga trivalvada que contiene de una a tres semillas.
Al igual que la mayoría de otras drogas, el khat o Catha edulis (su nombre científico) se ha utilizado con distintos propósitos desde la antigüedad. Principalmente era utilizado para rituales y ceremonias religiosas, las cuales requerían que los practicantes se mantuviera despiertos toda la noche orando y en contacto con su dios. La primera descripción documentada del khat data del siglo XII. Apareció en un tratado sobre farmacia y medicina escrito por Abu Rayhan al-Biruni, un científico y biólogo persa.
La “flor del paraíso” crece en regiones de Yemen, Somalia y Yibouti, Etiopía, Omán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, allí es donde más se concentra su uso. Requiere de mucha lluvia y de suelos ácidos y arcillosos que tengan buen drenaje. Con muchos cuidados puede incluso cosecharse hasta cuatro veces en el mismo año. Las áreas donde crece el khat, pueden ocupar más del 30% de la tierra cultivable. En algunas regiones, se emplea el tronco o tallo de las plantas de guineo para mantenerlo húmedo cuando está de camino para su distribución y venta. Se recoge dos o tres veces a la semana y es enviado a los mercados de Harar. Los bultos de Khat se envuelven primero con hojas verdes de guineo y posteriormente con hojas secas. Para mantenerlos frescos ocasionalmente se humedecen con agua.
Más antiguo que el café
El hábito de mascar khat es más antiguo que la costumbre de tomar café, y es utilizado en un contexto social similar. Sus hojas frescas son mascadas o utilizadas en la preparación de bebidas locales para obtener los efectos estimulantes.
Una vez que las hojas se han secado y perdido la gran mayoría de sus ingredientes activos, o sea que ha perdido sus efectos estimulantes; los tallos secos se fuman o son utilizado para hacer infusiones que provocan sueño. La mayoría de los consumidores de khat, lo utilizan de forma recreativa, pero otros como los trabajadores, conductores y estudiantes, lo utilizan para reducir el cansancio y mejorar la atención. Esta droga es también utilizada con fines terapéuticos ya que alivia temporalmente los dolores musculares.
En ciudades de Somalia, una persona consumidora de esta sustancia puede gastar el 25% de sus ganancias diarias en adquirirla. Se estima que varios millones de personas son consumidores de khat. Sus consumidores varían según los diferentes países donde se utiliza. En Somalia, aproximadamente un 18% en el sur y un 55% en el norte de sus poblaciones son consumidores. En Yemen, aproximadamente entre el 50 y 60% de las mujeres lo mastican más de una vez a la semana en comparación con el 80 y 85% de los hombres. En países como Yemen y Somalia muchas de las casas cuentan con habitaciones exclusivamente utilizadas para masticar Khat.
Sin embargo, su consumo puede producir efectos negativos a nivel físico y psicológico. El khat puede provocar un incremento de la presión sanguínea, del ritmo del corazón y de la temperatura. También puede provocar problemas gastrointestinales. Además, puede incrementar la diuresis (debido a la ingestión de grandes cantidades de fluidos mientras se mastica). Disminuye el líbido, por lo que es más frecuente entre sus consumidores la impotencia y la espermatorrea. A nivel bocal puede causar oscurecimiento permanente de los dientes y estomatitis.
Esta droga puede causar una leve sensación de euforia y excitación. Las personas que la consumen acostumbran hablar bastante cuando están bajo su influencia, y pueden parecer fuera de la realidad o emocionalmente inestables. El khat puede inducir comportamientos maníacos, así como hiperactividad. Los consumidores también presentan irritación y agitación. Además, padecen de insomnio. Los síntomas de abstinencia incluyen letargia, depresión, pesadillas y leves temblores.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la clasificó como una droga de abuso que puede producir leve a moderada dependencia psicológica (menos que el tabaco o el alcohol). En países como Estados Unidos, Canadá y Alemania es una planta ilegal, mientras que su producción, venta y consumo son legales en naciones como Djibouti, Etiopía, Somalia y Yemen.
Debido a la expansión del uso del khat en el continente europeo, actualmente se han realizados varios estudios científicos para determinar las consecuencias a nivel físico, mental y social que puede causar el consumo de esta planta. A través de esos estudios, se ha encontrado que el consumo moderado no es nocivo y la dependencia es leve en comparación con otras sustancias psicoactivas, aunque el exceso provoca estados psicóticos. No obstante, se necesitan más investigaciones que ayuden a precisar los efectos que podría ocasionar esta droga en el organismo humano.
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La autora es exalumna de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Actualmente, cursa su primer año de Medicina en la Ponce Health Sciences University. Este texto constituyó el proyecto final del curso: Bases psicofarmacológicas de la adicción a drogas (BIOL 3576), que dictó la doctora Carmen Maldonado en el recinto riopedrense.