Motivados por su compromiso con la cultura y la décima puertorriqueña, los trovadores Omar Santiago Fuentes y Roberto Silva Gómez ofrecieron una conferencia ilustrada sobre la décima puertorriqueña en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico.
Desde el 2007, a través de la organización sin fines de lucro Decimanía Inc., los trovadores se han encargado de crear espacios para los exponentes de la décima puertorriqueña. Asimismo, han levantado fondos para llevar a los trovadores nacionales a encuentros de improvisadores en distintas partes del mundo.
“En Puerto Rico tenemos una tradición apreciada alrededor del mundo, nos falta apreciarla nosotros”, dijo Silva Gómez. Según el trovador e improvisador samaritano, la décima y la música autóctona puertorriqueña han ido encontrando un espacio en la cultura internacional. Esto lo ha constatado en múltiples ocasiones cuando ha representado a Puerto Rico en encuentros de trovadores en países de Latinoamérica y Europa.
“Tenemos el seis español, el seis tango…” indicó Santiago Fuentes explicando que la influencia internacional ha hecho que Puerto Rico sea uno de los países con más estilos o seises para cantar. Además, añadió que el cuatro puertorriqueño y muchos de los estilos musicales que utilizan los trovadores para interpretar las décimas, son utilizados por los trovadores del mundo para interpretar sus diez versos octosílabos.
Llegó la décima
Según los trovadores, la décima en sus inicios fue una expresión poética que popularizó el español Vicente Espinel, quien la llevó al teatro. Sin embargo, poco a poco fue cobrando terreno y llegó a Puerto Rico a principios del siglo XX. Fue gracias al político y escritor puertorriqueño, Salvador Brau que la décima se escuchó por primera vez en la Isla. Más adelante, fue empleada por poetas como Cayetano Coll y Toste, Lola Rodríguez de Tió, Virgilio Dávila y Juan Antonio Corretjer y otros grandes de la poesía.
Luego, se formó el conjunto criollo y la décima se convirtió en una canción. Inicialmente, el conjunto estuvo compuesto por el tiple cubano y bordonúa, guitarra, güiro y bongó. Más tarde, el cuatro y la bordonúa fueron sustituidos por el cuatro puertorriqueño.
“La academia se puede interesar por nuestra tradición”, opinó Santiago Fuentes, quien regresó a la universidad para documentar e investigar sobre la historia que guarda la décima y la música autóctona puertorriqueña.
La décima cantada fue popularizada por muchos trovadores que dieron gloria a la Isla, en y fuera de ella. Trovadores como Florencio Morales Ramos, mejor conocido como“Ramito”, Ernestina Reyes “La Calandria”, Andrés Jiménez “El Jíbaro”, Luis Miranda “El pico de oro” y Joaquín Muliert “El pitirre”, ya habían tenido la oportunidad de llevar la décima a otras partes del mundo y habían dejado sus huellas. Inicialmente, fue una herramienta de protesta. Luego, fue utilizada por muchos para narrar el quehacer de la vida campesina.
“Nos estudian como si fuéramos un fósil del pasado”, argumentó Silva Gómez, quien asegura que la décima es una tradición viva. Según el trovador, con la tradición oral, “la décima se le escapó al libro”. Sin embargo, existen muchos trovadores e improvisadores que cultivan el arte de la décima cantada e improvisada. El cantante de música típica, añadió que los medios de comunicación han jugado un papel importante en el desarrollo de la tradición y la cultura.
Ambos concordaron en que los medios de comunicación han propiciado el rezago de la música puertorriqueña al desviar su atención de los trovadores y eliminar los espacios que tenían para exponerla. Recordaron cuando estos músicos tenían participación en programas de radio y televisión durante todo el año.
Por otro lado, destacaron la influencia que tienen los medios en la cultura. Como ejemplo de ello mencionaron el concurso de trovadores que celebró por muchos años la destilería Bacardí. Este evento se convirtió en uno muy prestigioso y reconocido a nivel internacional gracias a la cobertura de la prensa, de acuerdo con ellos.
“Hemos perdido terrenos que habíamos ganado cuando perdimos el apoyo de los medios”, indicó Silva Gómez, quien responsabilizó a los medios de comunicación por el descenso en el número de mujeres trovadoras. Según el improvisador, con la retirada del apoyo mediático, el escenario de la décima se convirtió en “lechoneras” y barras donde predominaban los hombres.
Es por esto que a través de Decimanía han levantado fondos para viajes, escuelas de trova, talleres en cárceles, alianzas con entidades de otros países, eventos, jornadas, concursos, entre otras gestiones culturales. Asimismo, se han hecho cargo de la Semana del Trovador, evento que se celebra durante la primera semana de octubre y que se ha convertido en la celebración más importante de la décima a nivel local.
Además, Decimanía cuenta con la página electrónica donde las personas de todas partes de la Isla pueden escuchar música puertorriqueña en cualquier momento. También, realizan un programa sabatino en Radio Oro donde suenan las producciones musicales que anualmente realizan para recaudar fondos.
Por su parte, el arqueólogo Miguel Rodríguez, quien actualmente es rector del Centro de Estudios Avanzados y del Caribe recordó las palabras del gestor de la cultura don Ricardo E. Alegría y citó: “Se pueden construir nuevos cimientos en la cultura puertorriqueña pero la base debe estar sólida”. Rodríguez añadió que “sumando se hace la cultura no destruyendo” y que el CEAC abre sus puertas para estudiar la décima y la música autóctona puertorriqueña.