Las sociedades modernas viven como víctimas de las prisas entre el trabajo, su vida social, responsabilidades en el hogar y el compartir con la familia. Para cumplir con todas sus cargas y compromisos, las personas buscan llegar puntuales y tranquilas a sus destinos, tomando muy en cuenta el valor incalculable que tiene su tiempo. En ciudades como San Francisco, la puntualidad es indispensable, mas casi imposible. Las congestiones de tránsito se interponen y obligan a las personas a buscar otras maneras de llegar a sus destinos. De esa necesidad surgió la compañía Uber en el año 2009.
Uber, que según Evelyn M. Rusli del Wall Street Journal tiene una valorización de $18.2 billones, es una de las compañías de mayor y más rápido crecimiento en los Estados Unidos, que ya opera en 45 países y sobre 200 ciudades. De Boston a San Francisco, de Nueva York a Santiago, de Barcelona a Moscú, y de Beirut a Pekín, Uber ofrece sus servicios de transporte desde una aplicación móvil que pueden descargar todas las personas que tengan un smartphone.
Desde la aplicación, las personas crean una cuenta con su dirección de correo electrónico, una contraseña y al menos, una tarjeta de crédito. Los clientes, al ingresar pueden ver su ubicación y observar cuántos o cuáles Ubers tienen a su alrededor para reservar. Luego de solicitar el servicio, el cliente puede rastrear a su chofer, ver su foto, el modelo del vehículo y el tiempo estimado en el que llegará a recogerlo.
Al comenzar el recorrido, el cliente puede ver desde el teléfono del conductor -que funge como un taxímetro de vanguardia- la tarifa que será cargada a la tarjeta de crédito que utiliza en su cuenta. Por tanto, entre el conductor y el pasajero no hay transacción personal directa ni dinero en efectivo.
Las tarifas iniciales del servicio varían por ciudad. En San Francisco, cuna de Uber, la tarifa inicial es de $2.20, $1.30 por milla o .26 centavos por minuto. No obstante, en Seattle, Washington, al noroeste de los Estados Unidos, la tarifa base es de $1.35. Igualmente, los precios varían por servicio, ya que la misma compañía tiene varias opciones para los clientes.
UberX es el más económico de los servicios que ofrecen. Se trata de un vehículo compacto y convencional. UberXL aumenta su precio a casi un 50 por ciento, pues el vehículo es una guagua en la que los pasajeros pueden viajar con más comodidad y espacio. También, la compañía ofrece transportación para grupos con UberSUV, cuyos precios base comienzan en los $14, pero se dividen entre los pasajeros. Le sigue UberBlack, cuyos modelos vehiculares son más sofisticados y lujosos. Su precio suele ser de al menos siete veces el precio de un UberX. Es decir, comienza en $7 y en algunos lugares en $8.
Sin embargo, Uber no solo compite en el mercado con las autoridades de transportación pública, sus buses, metros y taxis, sino también con otras compañías que se han dedicado a emular su modelo. Tal es el caso de Lyft, que también opera en San Francisco desde el año 2012, exactamente igual a Uber pero con solo tres ofrecimientos de transportación: de una a tres personas, viajes compartidos con extraños que se dirijan al mismo destino (Lyft Line) y Lyft Plus para grupos de hasta seis personas.
La experiencia de dos pasajeros y un chofer
James Barnett, conductor de Lyft en la zona de Washington, D.C., es un contratista del gobierno federal de los Estados Unidos. La mayor parte del tiempo viaja por el mundo, como parte de su trabajo. Mas cuando está libre en D.C., maneja por la ciudad, "llevando empleados de gobierno, estudiantes, empresarios, padres de familia o cualquier otra persona al centro comercial, a su casa o a algún bar", como Lyfter. Barnett, que opera exclusivamente con Lyft, intentó trabajar con Uber, lo que lo disuadió fue la saturación del mercado de Uber. "Querían que trabajara para alguien, y comenzando por las ganancias, que en Uber no son tan buenas, sería pérdidas para mí", añadió el conductor con casi seis meses de experiencia en Lyft.
Según Barnett, Uber sustrae más dinero de las ganancias de los conductores en comparación con Lyft. "Usualmente se quedan [Uber] con $15 por hora", sostuvo. Y en concordancia con reportes del Columbus Monthly, el contratista aseguró que para los usuarios el ahorro entre Uber y Lyft comparado con el servicio de taxis suele ser significativo, al punto de economizar un 40 por ciento.
El funcionario describió el proceso para ser conductor, como uno confiable y seguro. "Entras a la página web, solicitas y ellos te revisan todo, desde tus expedientes, hasta tu vehículo con un inspector que asignan", dijo. El proceso de certificación puede tomar de una a tres semanas. "La gente no tiene por qué desconfiar, al fin y al cabo, nadie conoce a los taxistas y se montan sin cuestionarlo", concluyó.
Olga Echegaray-Casalduc, estudiante puertorriqueña de cine y televisión en la Universidad de Boston, asegura que este sistema de transporte funciona. "Uber me da mayor flexibilidad y confianza, pues son bien puntuales y cuando necesito salir de emergencia o con tiempo, lo uso". El servicio de transportación pública en Boston para Echegaray es efectivo, pero Uber le permite escoger cuándo viajar, "es flexible, no tengo que esperar por el tren o por la guagua", reiteró a la vez que aclaró que lo prefiere por encima de Lyft, porque le resulta más seguro.
No muy lejos de esa opinión, Antonio Díaz Agosto, estudiante de administración empresarial en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras que se encuentra en Washington, D.C. participando del Internado Córdova y Fernós, dijo que: "Uber y Lyft son bien convenientes por la calidad de servicio y la flexibilidad que ofrecen para los choferes y para los usuarios".
En cuanto a los conflictos que se han suscitado entre uniones sindicales de transportistas públicos y estas compañías en Estados Unidos, así como en España, Brasil y Alemania (en el caso de Uber), Agosto, Echegaray y Barnett opinaron que son ventanas para mejorar el servicio en el libre mercado y repensar el concepto de transportación pública. De igual forma entienden que iniciativas como estas contribuyen positivamente a la economía y al bienestar ciudadano.
Los detractores de estas compañías, en su vasta mayoría uniones de transportistas alegan que estos vehículos operan por la libre, de manera ilegal y sin estándares adecuados de seguridad. Estas situaciones se discuten en foros judiciales en Alemania y hasta en España, donde alegan, miles de empleos estarían en juego.
Trabajo realizado para el curso Redacción Periodística II de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.