La ketamina, también conocida como “Special K”, ha estado presente en el campo de la medicina hace más de 50 años. Fue desarrollada en el 1960 y ha sido usada en humanos y animales por sus propiedades anestésicas. Inicialmente, fue un recurso importante para la milicia ya que sedaba a los soldados para tratarles las heridas y quemaduras.
Gracias a su efectividad, ganó popularidad alrededor de todo el mundo, pero con la popularidad vienen los problemas. Se empezó a alterar la droga, de forma ilegal, para venderla en el mercado negro en forma de cápsula, polvo y cristales para tener una fácil distribución. Con esta distribución y libre acceso, el uso recreacional de la ketamina rebasó su uso medicinal y el gobierno federal tuvo que tomar acción.
Para el 1999 la ketamina se había catalogado como una sustancia controlada de clasificación III, lo que la define con un potencial de abuso menor que las sustancias en las clasificaciones I y II (de las cinco categorías establecidas en la Ley de Sustancias Controladas de Estados Unidos) y que además tiene un uso medicinal aceptado en los Estados Unidos.
Como toda droga, los efectos de la ketamina dependen de su efectos en el cerebro. La ketamina actúa como un antagonista en los receptores NMDA. ¿Qué significa esto? Un antagonista hace la acción opuesta de un agonista. Por ejemplo, si un agonista activa cierta neurona, el antagonista la inhibe. En este caso, la ketamina bloquea los receptores NMDA. Estos receptores son parte de un aminoácido conocido como glutamato. Este aminoácido tiene un rol importante en el sistema nervioso central, espina dorsal y el cerebro, y además es una excitotoxina, lo que implica que excita las neuronas demasiado hasta la muerte de las mismas.
Específicamente, los receptores NMDA regulan muchas funciones de la memoria como la potenciación a largo plazo. Esta potenciación se refiere a la habilidad que tienen las neuronas de retener información sobre la comunicación frecuente que tienen con otras neuronas. Un ejemplo sería el correr bicicleta. Esta actividad usualmente no se olvida y sale natural gracias a la habilidad de estas neuronas que retienen esa información y hacen más fácil su conectividad entre ellas. Por lo tanto, el abuso constante de la ketamina resulta en una disminución de la potenciación a largo plazo como también una disminución en el desempeño de memoria y aprendizaje.
La ketamina puede ser administrada de varias formas. Medicinalmente es inyectada de forma intramuscular y para uso recreacional es utilizada en forma oral, inhalada e incluso rectal. Cada método tiene su tiempo de acción. La inyección se tarda de uno a cinco minutos, inhalada tarda de cinco a 15 minutos y oral tarde de cinco a 30 minutos. Sus efectos alucinógenos, sin embargo, duran aproximadamente una hora, pero la coordinación, el juicio y los sentidos de la persona pueden estar afectados hasta unas 24 horas luego del uso de la droga.
Cuando la ketamina se administra oralmente es metabolizada en el hígado para convertirla en un metabolito llamado norketamina. Este metabolito también es un antagonista de los receptores NMDA y puede ser detectado en la orina o las bilis.
Como se mencionó antes, la ketamina es utilizada principalmente como un recurso medicinal. Además de su función de anestésico, se ha descubierto que en dosis bajas puede usarse para tratar el dolor crónico y como antidepresivo.
El dolor crónico esta asociado a la activación de los receptores NMDA y los receptores opioides. La ketamina actúa como antagonista en los receptores NMDA inhibiendo su función y actúa como agonista en los receptores opioides. De esta manera, enlazándose a ambos receptores puede reducir el dolor crónico incluso en pacientes con cáncer. Otro beneficio de la ketamina es que al actuar como agonista en los receptores opioides, se puede sustituir por la morfina que tiene un nivel alto de adicción.
Su otro uso médico es como antidepresivo. La mayoría de los antidepresivos que se recetan se les conocen como inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina (ISRS). La serotonina es un neurotransmisor que contribuye al sentimiento de la felicidad. Estos medicamentos lo que hacen es bloquear la recaptura de serotonina, se acumula la misma en el cerebro y por ende la gente se siente con un estado de ánimo mayor.
Uno de los problemas de estos antidepresivos es que tardan una semana en sentir los efectos. Sin embargo, se ha comprobado que la ketamina tiene un efecto instantáneo y puede ser una opción para aquellos que no responden bien a los otros ISRS. Además, la ketamina tiene menos efectos secundarios en comparación a los mismos.
Sin menospreciar sus usos medicinales, la ketamina también tiene sus riesgos. El uso constante de la ketamina puede crear tolerancia y dependencia en el usuario. Los efectos dependen de la dosis administrada. En dosis altas, los efectos son mas drásticos. Estos pueden ser aumento en el ritmo cardíaco y presión arterial, náuseas, vómitos, amnesia, alucinaciones y depresión respiratoria.
Algunos usuarios asimilan su experiencia como una cercana a la muerte ya que están en ese limbo que se sienten desprendidos de su cuerpo pero a la misma vez no se pueden mover. Uno de sus peligros más grande es que al utilizarse como droga, crea desbalance, los músculos se debilitan y ocasiona problemas de visión.
La autora es exalumna de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras. Este texto constituyó el proyecto final del curso Bases psicofarmacológicas de la adicción a drogas (BIOL 3576), que dictó la doctora Carmen Maldonado en el recinto riopedrense.
Referencias – Artículo sobre ketamina by Diálogo on Scribd