Mientras en las altas esferas políticas de México se analiza cómo afrontar la agresiva política contra el país del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, los ciudadanos ya se han puesto manos a la obra con una respuesta concreta: impulsar la producción para el mercado interno.
Alan Avelar, especialista en mercadotecnia digital, impulsa una de esas iniciativas surgidas al calor de los anuncios del magnate republicano, de restricciones a los productos mexicanos y revisará el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), por considerarlo “una catástrofe” para Estados Unidos.
“¿Quién tiene un negocio? ¿Sabe la gente lo que hacen?”, inquiere, micrófono en mano, en un salón atestado, una noche de comienzos de febrero, mientras por las mesas circulan platos tradicionales del sureño estado de Oaxaca y mezcal, un destilado típico del país.
“Queremos que ofrezcan sus servicios en la plataforma. Si nos acercamos a los productores, no necesitaremos intermediarios. Sabemos crear sitios electrónicos, blogs, vídeos. Podemos capacitar a los productores para que vendan”, explicó Avelar a Inter Press Service (IPS).
Es la primera sesión formal del colectivo Lo Nacional, fundado por Avelar y otros tres colegas a inicios de enero para fomentar el mercado doméstico. Es una de las tantas respuestas que emanan estos días en México ante las agresiones y amenazas contra el país de Trump, desde su llegada a la presidencia el 20 de enero.
Estas iniciativas de mirar al mercado interno van en paralelo con convocatorias a boicotear el consumo de productos de grandes transnacionales estadounidenses, como Coca Cola o Walmart, que hasta ahora no han cristalizado.
Trump pretende renegociar el TLCAN, vigente desde 1994 y que también incluye a Canadá, y amenazó con imponer un gravamen de 20 por ciento a las exportaciones mexicanas que lleguen a su país para financiar la terminación de un muro de 3,200 kilómetros en la frontera.
Ante la implosión del modelo de libre comercio imperante en las últimas tres décadas, la pregunta de moda estos días en México es cómo fortificar un mercado doméstico desplazado por la política de liberalización del intercambio.
El propio presidente, el conservador Enrique Peña Nieto, relanzó este miércoles 1 la campaña “Hecho en México“, que ya había arrancado en 2009 durante la administración anterior. Esta vez la modalidad prioriza la facilitación del comercio exterior.
Además, anunció el proceso formal de consulta para la revisión del TLCAN y que durará 90 días, en simultáneo con un proceso similar abierto en Estados Unidos.
Debido a su vecindad y al TLCAN, Estados Unidos es el principal socio comercial de este país. México se concentró los últimos 20 años en su relación con Estados Unidos, en detrimento de sus nexos con otros países, con el saldo de una balanza comercial muy poco diversificada y también deficitaria.
Según cifras oficiales preliminares, en los primeros 11 meses de 2016, México exportó al mundo 340,697 millones de dólares, de los cuales 275, 858 tuvieron como destino Estados Unidos. Las importaciones, en tanto, totalizaron 353,860 millones de dólares, 163,719 millones procedentes del vecino del norte.
El tratado ha dejado réditos a la maquila textil, tecnológica y automotriz y a la agroexportación, pero en cambio colocó en números rojos a sectores fundamentales como la agricultura, según diversos análisis.
“En 30 años no hemos logrado articular cadenas de valor agregado nacional. Además, no sabemos la demanda interna que hay, porque carecemos de un sistema de investigación comercial”, cuestionó Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México.
Datos de ese centro indican que el sector exportador, primordialmente el manufacturero, representa 32.12 por ciento del producto interno bruto (PIB), pero solo 17 por ciento de la producción manufacturera tuvo contenido nacional y la porción restante se basa en insumos importados.
Además, la región del centro al norte contribuye con la mayoría de la masa exportadora, mientras que las zonas sur y sureste, las más deprimidas del país, apenas aportan para esas actividades.
Martínez resaltó a IPS que son esas franjas meridionales las que más ofrecen oportunidad productiva y de empleo.
De las 5.1 millones de empresas existentes en este país de 122 millones de personas, solo entre 35,000 y 37,000 se orientan a la exportación.
De las ocho grandes cadenas de valor existentes, la fabricación de automóviles y autopartes concentran 63 por ciento de la actividad exportadora, mientras que el resto se reparte entre la electrónica, textiles, farmacéutica y agroalimentación, entre otras.
La economía mexicana enfrenta ventarrones, pues la proyección de crecimiento para este año está en torno a dos por ciento o menos. Además, la confianza en la economía ha bajado desde 2016.
El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados (CEFP) alertó el 24 de enero que el consumo en el mercado interno “puede seguir debilitándose”, pues el Índice de Confianza del Consumidor mantiene una tendencia a la baja.
El CEFP planteó que la confianza del consumidor “se ha venido erosionando y ha presentado once meses de reducciones consecutivas”.
Además de reimpulsar el “Hecho en México” y abrir el proceso de revisión del TLCAN, el gobierno negocia con los no gubernamentales Congreso Agrario Permanente, el Frente Auténtico del Campo y el Movimiento El Campo es de Todos el “Acuerdo agrario con justicia social para el campo mexicano”.
Ese acuerdo incluye 10 puntos sobre tenencia de la tierra, fomento a la productividad agrícola, mecanismos de capacitación y empuje a la producción.
Unas cuatro millones de unidades económicas son familiares, formadas por pequeños productores, quienes generan más de 40 por ciento de los alimentos y generan 57 por ciento del empleo rural.
“Queremos atraer a más gente. Lo tenemos que hacer con lo que tenemos y lo que sabemos”, señaló Avelar.
Para Martínez, se debe construir un censo de empresas, fortalecer la cadena de distribución interna y a los pequeños y medianos emprendimientos.
La coyuntura ofrece “oportunidades para consolidar una nueva producción susceptible de convertirse en oferta exportable” para un nuevo desarrollo interno exportador, con impactos positivos sobre la producción y el empleo.
Avelar consideró que su iniciativa, que emplea a cuatro personas, puede aplicarse en otras comunidades. “Queremos generar un modelo fuerte y sólido. Cuando madure, se puede llevar a otros sitios”, aseguró.
Debido al libre comercio, lo mejor del aguacate, la piña y el café, por citar tres ejemplos significativos, se dirigió a la exportación, según estudios del sector. Ahora empiezan a ver con mejores ojos al mercado azteca.