El aire gélido del invierno neoyorquino me abofeteó en pleno rostro al bajar del avión. El contraste con el calor sofocante de aquella Calcuta teatral que había dejado atrás apenas unas horas era francamente rotundo. La nieve y el frío de este nuevo paisaje se antojaban algo inhóspitos, pero a pesar del cambio de escenario estaba dispuesto a adentrarme en el mundillo teatral de la Gran Manzana sin vacilación. Nueva York es un destino teatral internacional con una vitalidad artística y una afluencia de público envidiable. Los teatros de Broadway son la meca mundial del teatro musical y de producciones comerciales en inglés. Los teatros menos comerciales de Nueva York son lugar de encuentro para artistas innovadores de todos los géneros… Al menos, eso es lo que nos suelen explicar. Sin embargo, en este particular mapamundi teatral que voy dibujando sobran los tópicos y las ideas preconcebidas. Nueva York no es un destino nuevo para mí, como tampoco lo es para un buen número de viajeros y aficionados al teatro. En esta ocasión, me pregunto: ¿Qué hay más allá del teatro comercial y de la escena alternativa seminstitucionalizada de los grupos y espacios de vanguardia? La respuesta no es sencilla. Si la calidad de lo que se presenta es a menudo discutible, la variedad teatral que la ciudad alberga es apabullante. Así que me dispongo a mantener los ojos bien abiertos y dejarme llevar por lo que pueda encontrar con la esperanza de dar con algo peculiar o interesante. No importa cuál sea la visión que uno ofrezca de la vida cultural de Nueva York, será siempre una visión parcial. Probablemente la mejor manera de adentrarme en el mundo teatral emergente de Nueva York es realizar una búsqueda por Internet. Sin embargo, el fino manto de nieve que cubre la ciudad me incita a salir un rato y disfrutar de la desacostumbrada sensación de nieve crujiendo bajo mis pies. Me acerco a Times Square, donde se encuentra el recientemente remodelado servicio de venta de entradas de teatro TKTS, uno de los lugares esenciales para encontrar ofertas de teatro comercial en Nueva York. Observo que la mayoría de producciones de Broadway ofrecen descuentos, y abundan también los anuncios de cierre de espectáculos. La crisis económica está afectando al negocio teatral, ahuyentando espectadores del circuito comercial donde las entradas alcanzan precios desorbitados. El panorama teatral apunta pesimismo. Me pregunto, ¿voy a ser capaz de encontrar algo en este clima glacial y desahuciado? Sin darme tiempo a mayor reflexión, alguien se me acerca con una postal promocional para un espectáculo. La cita es esa misma noche: por el módico precio de $15.00 podré disfrutar de un espectáculo de neoburlesque titulado ExcesSecret Circus. ¿Neobur..qué? Seguramente se trataba de una de esas palabrejas rimbombantes, jerga sin sentido. En cualquier caso, el espectáculo me había llamado la atención. Llego al lugar indicado con cierta antelación. Se trata de un espacio mixto, un lugar donde poder beber algo, al estilo cabaret, pero que también dispone de una zona con butacas de teatro mirando hacia lo que presumiblemente es el escenario. El ambiente está animado, con gente vestida y maquillada de la forma más extravagante. Es difícil determinar quiénes de entre los presentes son simples espectadores y quiénes son actores o participantes en el espectáculo. A pesar de que la función no ha comenzado, las interacciones entre el público son dignas de presenciar. Un hombre vestido y maquillado como una geisha habla tranquilamente con alguien de sexo y edad indefinida cuya peluca se halla coronada de joyas y plumas. Personajes peculiares se pasean con su bebida entre manos entre mesa y mesa saludando a conocidos y a desconocidos. Sin embargo el verdadero espectáculo arranca con la esplendorosa Olga (Kristin Arnesen), quien junto a su colaborador Björn (Christopher Thomas Gilkey), nos pasea por una serie de momentos inconexos e hilarantes, desde la imitación de personajes de series de televisión hasta un acto de glutomimo atiborrándose de pavo y pasteles, pasando por un striptease contorsionista al ritmo del juego “Enredos”. La velada de Theatre Reverb (creación y dirección de Kristin Arnesen y Radoslaw Konopka) discurre jocosamente entre escenas teatrales de lo más entretenidas e insustanciales. Una ocasión para la burla y el atrevimiento que invita a reírse de nuestros deseos e inclinaciones más insospechados. El fenómeno del neoburlesque, o nuevo burlesque, se inició a mediados de los años 90 en Nueva York y se ha extendido a lugares de todo el mundo, contando con comunidades activas de neoburlesque en lugares como Canadá, el Reino Unido y Japón. El motor inicial de la primera generación de neoburlesque de finales de los 90 era revivir el glamour de épocas anteriores resucitando el extinguido género del burlesque. Este género llegó a los Estados Unidos provinente del Reino Unido hacia finales de la década de 1860, satirizando escenas de teatro convencional, a menudo mostrando mujeres en papeles de hombre luciendo vestimentas provocativas. El género evolucionó en los Estados Unidos incorporando aspectos de vaudeville, cabaret, striptease y comedia. El burlesque estadounidense se convirtió en un género único de entretenimiento popular que mezclaba la parodia de géneros establecidos y la sátira de convenciones sociales, junto con alusiones sexuales y revelaciones provocativas. El neoburlesque se originó con la intención de revivir el glamour del pasado y fomentar la sátira y la transgresión hacia el público bordeando la incomodidad. En la actualidad, una nueva generación de artistas de neoburlesque está expandiendo los límites del género, incluyendo desde la exhibición de curiosidades sexuales o físicas extremas hasta el comentario social y la reflexión a través de la sátira de elementos de la cultura popular como series de televisión o personajes famosos. La música, el baile, y la exhibición desinhibida siguen siendo una parte esencial del neoburlesque. El frío invernal de Nueva York no impidió que mi noche de neoburlesque con Theatre Reverb fuera francamente… caliente. Sin embargo, tras mi estancia en la India, no sé si seré capaz de soportar mucho tiempo en esta gran ciudad. Es probable que pronto decida partir hacia un nuevo destino para poder seguir esbozando mi curioso mapamundi teatral.