La lengua materna es la primera que se aprende; la que se usa para comunicarse, para expresarse, para adquirir conocimiento y reclamar los derechos democráticos. Es por eso que los puertorriqueños deben defender y perpetuar el español. El llamado lo hicieron varios catedráticos del Departamento de Estudios Hispánicos (ESHI) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM), que celebró la Semana de la Lengua, esta vez dedicada a explorar la relación entre Lengua, poder, derechos lingüísticos y la importancia de construir conocimiento en la lengua materna. La conmemoración, en honor al idioma que engrandeció Cervantes, incluyó una serie de conferencias que sirvieron como foro para reflexionar sobre el tema, desde diversas perspectivas. “La ocasión se ha prestado para que se comience a generar un diálogo necesario, que trasciende el tema de la competencia lingüística, o de querer aprender uno o más idiomas, o de la relación entre dos lenguas, o del bilingüismo. Es un tema que trasciende una realidad de si es un contacto o encuentro de culturas, de cómo se adquiere el conocimiento cuando hay dos lenguas en contacto y una, en una relación de desventaja”, precisó el doctor Jaime Martell, director del Departamento de Estudios Hispánicos. De igual forma, las organizadoras del evento, las doctoras Elsa R. Arroyo Vázquez, Amparo Ortiz Acosta y Julia Cristina Ortiz Lugo, catedráticas de ESHI, coincidieron en la relevancia del tema, especialmente en el ámbito de la educación universitaria por la tendencia hacia el uso del inglés en las disciplinas científicas. “Hemos visto en el Recinto una tendencia creciente a utilizar, particularmente en las áreas de las ciencias y de las tecnologías, el inglés como la lengua oficial y un desplazamiento del español. Sin embargo, hay todo un mundo hispánico, latinoamericano que utiliza el español como lengua de la investigación de construcción de conocimiento en las ciencias y las tecnologías”, subrayó Arroyo Vázquez. Según explicaron, la Universidad debe fomentar el uso del español y ayudar a derrumbar ese mito. Los profesores de todas las disciplinas pueden “empezar a utilizar la lengua materna en sus clases, a pedirle a los estudiantes que hagan sus informes en español, que hagan investigación en español, que se comuniquen con el mundo internacional que habla español”, recomendó, por su parte, Ortiz Acosta. Algunas de las ponencias incluyeron: Derechos lingüísticos de los pueblos, a cargo de los licenciados Daniel Nina y Celina Romany Siaca; y La importancia de construir conocimiento técnico y científico en la lengua materna, por los doctores Yolanda Rivera y Jorge Colón, y la estudiante Katia Soto. “La lengua materna es la que nos permite ejercer la democracia, participar activamente y lograr que se incorporen los conocimientos que la gente común construye a los saberes, porque la universidad no puede estar distanciada de lo que es la vida nuestra y nuestras realidades”, manifestó Arroyo Vázquez.
“Ningún lenguaje tiene un monopolio sobre las ideas y el potencial de crecimiento. Todas las lenguas pueden contribuir a la cultura humana global”. De esa manera, el escritor Ngugi wa Thiong’o reiteró el ideal por el que ha luchado a lo largo de su carrera para defender el kikuyu, su lengua materna, así como todas las lenguas africanas. “Estoy feliz de estar aquí”, pronunció en español el novelista y teórico post-colonial de Kenya, minutos antes de dictar la conferencia magistral de la Semana de la Lengua: En contra del feudalismo lingüístico y del darwinismo lingüístico: Relaciones de poder entre lenguajes. Considerado como el escritor contemporáneo más importante del continente africano, Ngugi wa Thiong’o se dirigió a una audiencia mayormente compuesta por estudiantes del RUM, quienes abarrotaron el Anfiteatro Ramón Figueroa Chapel para escuchar al intelectual universal. Comenzó su ponencia al explicar que la historia ha constatado que todas las potencias coloniales han impuesto sus lenguajes sobre los pueblos conquistados. Es por eso que, más allá de un asunto de carácter lingüístico, se trata de uno de poder. “Podemos generalizar y decir que dondequiera que haya una situación de dominación y subordinación, entre dos grupos, cualquiera que sea su color o religión, esto se reflejará en la relación entre sus lenguajes: un lenguaje dominará al otro”, precisó el autor, quien vivió la imposición del idioma inglés en su natal Kenya, país que fue colonia británica entre el 1895 y el 1963, año en que obtuvo su independencia. El también activista social destacó que ese desbalance lingüístico de poder cobra vida propia y continúa aún después de que haya cambiado la situación económica y política del país colonizado. “Pienso que ésa es la forma en la cual el inglés y otras lenguas europeas han llegado a estar en la posición en la que se encuentran hoy en día frente a otras lenguas en el mundo”. Ngugi wa Thiong’o, quien abandonó la escritura en las lenguas coloniales para darse a la tarea de rescatar el poder que tienen las culturas y lenguas africanas, explicó que el problema es global y tiene que ver con la concepción de las relaciones entre lenguajes en términos de jerarquías. “Los lenguajes dominantes, los que sean, se perciben como poseedores de un poder mágico sobre el conocimiento y sobre la producción de ideas, sobre la cultura misma. Los lenguajes dominados se ven de forma contraria. Son vistos como incapaces de generar conocimiento y buenas ideas. Pero ya desearía yo que fuese simplemente un caso de feudalismo lingüístico; el feudalismo lingüístico se está transformando en darwinismo lingüístico en el que el crecimiento de una lengua dominante depende de la muerte de otros lenguajes”. El autor de libros de ensayos como Decolonising the Mind (1986), de las novelas Petals of Blood (1977) y Devil on the Cross (1982) y de la obra teatral I Will Marry When I Want (1977), entre muchas otras obras, advirtió que la muerte de cualquier lengua es la pérdida del conocimiento contenido en ese lenguaje, por lo que es imperante un compromiso de todos los intelectuales y estudiosos de los idiomas a producir en sus respectivos lenguajes para perpetuarlos. De hecho, el novelista narró algunos pasajes de varias de sus obras escritas en kikuyu, cuya traducción al español leyó el doctor Hilton Alers, del Departamento de Estudios Hispánicos del RUM. La lectura de los fragmentos arrancó las carcajadas de la audiencia, que disfrutó del ingenio creativo del autor. “La elección que tenemos ante nosotros no debería ser entre el monolingüismo y la jerarquización de lenguas, sino entre estos dos modelos y un sistema de redes entre lenguajes. Las relaciones lingüísticas dentro de y entre naciones no debería concebirse en términos de jerarquía sino de redes, con traducciones que permitan la transmisión de conocimiento e ideas entre lenguajes”, reveló el escritor, quien actualmente es profesor distinguido y director del Centro de Redacción y Traducción en la Universidad de California en Irvine.