Si fuera a asomarse por la ventana del cristal de un avión volando por encima de Puerto Rico, pasarían meros segundos antes de que te toparas con uno de los cientos de parques de béisbol que tatúan su entorno. Es el vestigio más destacado de una relación amorosa que ha existido entre patria y deporte por la mayor parte de un siglo. Una isla de 3.6 millones de habitantes ha logrado enviar a 234 jugadores a las Grandes Ligas del Béisbol (MLB, por sus siglas en inglés). Aunque en ocasiones el boxeo ha logrado capturar la atención del País, el béisbol es el que siempre ha tenido su corazón.
Sin embargo, visitar estos parques en persona revela otra realidad. Hoy en día los diamantes de béisbol se usan para jugar fútbol, si es que no están completamente abandonados. Actualmente, sólo un 2.6% de los jugadores en la MLB son puertorriqueños; casi la mitad de los jugadores puertorriqueños que había en la MLB en el 2001. Por otro lado, la liga invernal de Puerto Rico, reconocida a nivel mundial, canceló su temporada en el 2007. Los juegos de voleibol y baloncesto se llenan más que los juegos locales de béisbol. Poco a poco, el deporte ha ido muriendo.
Hay varios factores que han propiciado esta decadencia. Entre ellos están las mejores oportunidades de empleo, el auge del baloncesto y otros deportes, y hasta la emergencia de centros comerciales y urbanizaciones cerradas. Pero la razón más grande es la inclusión de Puerto Rico en el proceso de reclutamiento conocido como draft de la MLB.
Desde el 1990, jóvenes prospectos puertorriqueños han tenido que esperar hasta graduarse de escuela superior para ser elegibles a ser firmados por equipos, en contraste con países fuera de la jurisdicción del draft, donde un certificado de nacimiento comprobando los 16 años hace a un jugador elegible. Como el sistema de pequeñas ligas sólo está diseñado para llegar hasta los 15-16 años, este cambio significaba una pérdida de años cruciales de desarrollo para luego tener que competir con prospectos americanos, productos de un sistema avanzado de desarrollo integrado en sus escuelas superiores.
En una propuesta presentada ante la MLB por David Bernier, ex secretario del Departamento de Recreación y Deportes, éste expuso que luego de la implementación del draft en el 1990 en la Isla, Estados Unidos no considera a Puerto Rico un lugar viable para buscar talento. De la única forma que nos podrían considerar para buscar talento es a través de la creación de escuelas.
“Nuestro modelo de desarrollo nunca ha sido, ni es ahora, uno basado en las escuelas sino en las comunidades", indicó Bernier.
Un nuevo modelo para las academias de béisbol
El concepto de una academia dedicada exclusivamente al desarrollo de peloteros jóvenes no es algo nuevo en países latinoamericanos. En la República Dominicana, todos los equipos de las Grandes Ligas tienen academias operando; una inversión de más de 100 millones de dólares. Sin embargo, estas instituciones han sido comparadas desfavorablemente con cañaverales por la forma en que producen y tratan a sus peloteros.
Condiciones deplorables y la falta de nutrición adecuada son algunos de los problemas serios que se han reportado en esas instituciones. La MLB, en búsqueda de talento barato y bueno, no ha hecho un esfuerzo mayor por regular y mantener las condiciones de estas academias y de sus ingresantes. Sin embargo, es difícil discrepar con los resultados. En el 2007, jugadores de la República Dominicana y Venezuela comprendían un 18% de los jugadores activos en la MLB.
Al estar en una isla que forma parte de los países elegibles al draft, las academias de béisbol de Puerto Rico han tenido que adoptar un modelo diferente. A diferencia de la República Dominicana, donde las academias son escuelas que exclusivamente enseñan los fundamentos del juego, las academias de Puerto Rico también tienen que ser acreditadas como escuelas superiores.
Lucy Batista, directora de la Puerto Rico Baseball Academy and High School (PRBAHS) en Gurabo, es de las que piensa que esta diferencia en realidad le ha dado una ventaja a los peloteros boricuas.
“Lo que no podemos perder de perspectiva es que quizás lo que las organizaciones antes buscaban no es lo mismo que hoy. Buscan muchachos más preparados. Quizás en el pasado las organizaciones priorizaban el talento incondicionalmente. Ahora quieren muchachos más maduros y más disciplinados”, explicó Batista.
La PRBAHS es la primera escuela superior especializada en béisbol que se fundó en Puerto Rico. La misión es clara: brindarle a peloteros jóvenes la mejor oportunidad de ser seleccionados en el draft y darle las herramientas para seguir estudios postsecundarios a los que no son elegidos. Con casi una década desde que abrieron las puertas, ellos se orgullecen de ser una de las instituciones de donde más nenes han sido firmados por equipos de la MLB, incluyendo a Carlos Correa, que el año pasado fue el segundo jugador latinoamericano en ser escogido primero en el draft.
“Si bien es cierto el mito de que el draft ha afectado a Puerto Rico, hemos visto que en los últimos cinco años se ha ido recuperando. La cantidad de jóvenes que son seleccionados en el draft cada vez son más. Y no sólo son más sino son seleccionados en rondas más altas”, dijo Batista.
El modelo de la PRBAHS ha sido lo suficientemente exitoso para que se hayan fundado otras escuelas como ésta. Instituciones como la Carlos Beltrán Baseball Academy en Vega Baja y la ProBaseball High School & Academy, al igual que la PRBAHS, buscan desarrollar el joven talento puertorriqueño que será el futuro de un deporte por lucha por mantener el interés del País. Ante las trabas impuestas por el draft de la MLB, estas pequeñas academias buscan darle vida a los sueños de los jóvenes peloteros y resucitar uno de viejos amores puertorriqueños.