El activista de derechos humanos Pedro Julio Serrano le salió al paso a las declaraciones homofóbicas del Cardenal Luis Aponte Martínez en contra de Ricky Martin. El arzobispo emérito de San Juan dijo que la Iglesia Católica “no rechaza al homosexual (sino) las acciones y conductas que van en contra de la moral, y pretender fomentar la homosexualidad o promiscuidad sexual entre nuestros jóvenes, ciertamente, es inmoral sin importar de donde venga”.
“La homofobia disfrazada en manto religioso y bajo pretexto de que es cobijada bajo la libertad de expresión sigue siendo homofobia – y mata. Basta ya de querer imponer una visión moralista sobre la sexualidad humana. La orientación sexual es una característica innata del ser humano que no se puede cambiar, que no es una conducta, que no es una enfermedad y que mucho menos es sinónimo de promiscuidad como aduce el cardenal Aponte Martínez”, aseveró Serrano.
De hecho, el portavoz de Puerto Rico Para Tod@s invitó a Aponte Martínez a seguir los postulados de la la carta pastoral “Siempre serán nuestros hijos” de los obispos católicos de los Estados Unidos, firmada por el Arzobispo Roberto González Nieves, que indica que la “orientación sexual no es escogida libremente, sino que nace con el ser humano”.
En dicho mensaje pastoral se expresa que el “respeto por la dignidad que Dios concede a todos los seres humanos significa que hay que reconocer los derechos humanos y la enseñanza de la Iglesia expresa muy claramente que los derechos humanos de las personas homosexuales deben ser defendidos y que todos tenemos la obligación de luchar por eliminar cualquier forma de injusticia, opresión o violencia en su contra”.
Serrano concluyó diciendo que “de ser así, la Iglesia Católica tiene que seguir el llamado de su máximo dirigente en la Isla y defender los derechos humanos de las comunidades LGBT. El Cardenal debe reiterar el respeto a la dignidad de nosotros como seres humanos y luchar por que se eliminen las injusticias en contra de nosotros, ‘sus hermanos’. Le exhortamos a que sea consecuente en sus declaraciones y acciones y que las futuras manifestaciones de la Iglesia Católica continúen por este sendero de respeto y defensa de los derechos humanos”.