A partir de octubre Diálogo inició la publicación de una nueva sección: CONCiencia, un espacio donde se divulgarán contenidos sobre temas relacionados a las ciencias naturales. Comenzamos compartiéndoles una serie de artículos confeccionados por los alumnos de la doctora Carmen Maldonado, del Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Los textos se enfocarán particularmente en educar y concientizar al público en general sobre asuntos vinculados a la adicción de drogas. La meta principal de esta actividad educativa fue involucrar al estudiantado en la difusión del conocimiento adquirido en el aula con el fin de alcanzar otros sectores de la población que potencialmente se beneficien de lo investigado.
Durante los últimos diez años se ha observado un aumento significativo en el uso recreativo de psicoestimulantes por universitarios. La droga psicoestimulante más común entre los estudiantes es Adderall o, como se le conoce cotidianamente en inglés, “addies”.
El Adderall es una mezcla de las sales de la anfetamina que provoca un bloqueo en la recaptura de norepinefrina y dopamina en la neurona presináptica y el aumento de las monoaminas en el espacio sináptico, ocasionando una excitación en las neuronas.
Esta anfetamina se utiliza para tratar las personas diagnosticadas con narcolepsia y también para personas con Trastorno por Déficit de Atención con hiperactividad (ADHD, por sus siglas en inglés).
ADHD es un trastorno que se define por los síntomas persistentes de hiperactividad, impulsividad y facilidad en distraerse. Es una de las condiciones psiquiátricas más comunes en la niñez.
En los últimos años ha habido un aumento en este tipo de diagnóstico. Algunas personas alegan que se debe a la subjetividad del diagnóstico y la facilidad de falsificar síntomas. Debido a este aumento en diagnósticos, la droga se ha hecho más común y accesible para el uso recreativo; según señalaron estudiantes de una universidad de Estados Unidos donde se realizó un estudio en el 2010 documentado en el artículo Illicit Use of Prescription ADHD Medications on a College Campus: A Multimethodological Approach. Los universitarios alegaron que la droga está por todos lados.
En el artículo antes mencionado, se le preguntó a un estudiante acerca de la accesibilidad de Adderall. El alumno respondió que es común que una persona conocida tenga Adderall o que esa persona sepa de alguien que tenga Adderall.
De los participantes del estudio antes citado, solo 4% utilizaba medicamentos recetados para tratar ADHD, mientras que un 34% había usado o hacia uso constante de medicamentos para tratar ADHD ilegalmente y de manera recreativa.
Entre los usos recreativos del Adderall figuran: mantenerse despiertos mientras estudian, concentrarse en su trabajo, ayudar a memorizar, mantenerse despiertos para pasarla bien en fiestas hasta altas horas de la noche, automedicar su posible ADHD y perder el apetito, entre otros.
Aunque no es tan común, el Adderall también suele usarse para perder peso. La droga, como se mencionó anteriormente, suprime el apetito y, como consecuencia, hace que la persona deje de comer mientras la droga tenga su efecto. Unas mujeres declararon en el artículo, Illicit Use of Prescription ADHD Medications on a College Campus: A Multimethodological Approach que perder peso era un buen efecto de Adderall, pero no era la razón principal para usar la droga. Un pequeño por ciento, por otro lado, aseguró tomar Adderall principalmente por el efecto de pérdida de apetito.
Muchos de los usuarios conocen los efectos favorables de la Adderall como tener mayor concentración y más horas disponibles para estudiar en vez de dormir. Sin embargo, hay mucha gente desinformada, con conocimiento limitado sobre los psicoestimulantes, la dosis apropiada, las consecuencias legales del uso ilícito de la droga y los efectos secundarios, ya sean fisiológicos o psicológicos.
Algunos de estos efectos secundarios incluyen psicosis, depresión, taquicardia, infarto miocardial, convulsiones, hipertensión y hasta posible muerte. Estos peligrosos efectos son más relacionados a la administración de una dosis alta de Adderall, sin embargo, no se limitan a ello.
A este tipo de droga se le clasifica como una sustancia de alto potencial de abuso; junto a la morfina, cocaína y metadona. Además del alto potencial de abuso, Adderall muestra alta tolerancia. Tolerancia quiere decir que el cuerpo se ajusta y, la dosis que acostumbraba a dar un efecto, tendrá un efecto menor o ninguno. Esta tolerancia puede llevar a tomar una dosis más alta de la droga para llegar a una dosis que le haga efecto o puede llevar a consumir la droga con más frecuencia hasta recibir el efecto deseado. Esta conducta definitivamente puede llevar al abuso de la droga. La persona necesitará cada vez más droga para quedarse estudiando por horas hasta posiblemente convertirse en una dosis tan alta que puede provocar intoxicación. Además, la tolerancia al consumo de Adderall hace que el usuario sea 20 veces más propenso a usar cocaína y heroína, según asegura el artículo Adderall Abuse on College Campuses: A Comprehensive Literature Review del 2012.
El Adderall se ha convertido en una droga muy accesible para los estudiantes que están buscando mantenerse despiertos mientras estudian y aumentar el tiempo de concentración, aun sin estar informados de los posibles efectos que pueden llegar a ser fatales.
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