KABUL- El presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, llegó este miércoles a Afganistán justo después de que el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, asegurase que estaba preocupado por la influencia de Teherán en ese país. Con una cuidadosa agenda, Ahmadinejad llegó a Kabul antes de la partida del secretario de Defensa que culminaba una visita de tres días. Previamente esta semana, Gates acusó a Teherán de jugar “un doble juego” en Afganistán, dando su apoyo al Gobierno del presidente Hamid Karzai mientras intenta minar el esfuerzo militar de Estados Unidos para protegerlo. En declaraciones a reporteros antes de partir, Gates señaló que había dicho a Karzai que Washington quería que Kabul tuviera una “buena relación con todos sus vecinos”. “Pero también queremos que todos los vecinos de Afganistán sean frontales al tratar con el Gobierno de Afganistán”, añadió. Washington, que espera tener 100.000 soldados en Afganistán para fines de este año, argumenta que cree que Irán da apoyo a militantes aunque no en el mismo nivel que en Irak, otro vecino de Irán donde hay tropas estadounidense en combate. Ahmadinejad explicó que es cierto que busca buenas relaciones con los afganos, y negó categóricamente que su Gobierno preste apoye a los rebeldes talibanes para minar los esfuerzos de Estados Unidos y de la OTAN, que batallan en contra del talibán en el país desde hace nueve años.¬ También, el mandatario iraní aprovechó y culpó a Occidente de intervenir militarmente en Afganistán. La insurgencia en Afganistán es principalmente liderada por islamistas sunitas que se denominan enemigos del chiíta Irán. Teherán tiene una amplia y creciente influencia en Afganistán, especialmente en el oeste del país en donde tiene importantes lazos económicos. Millones de afganos estuvieron refugiados en Irán durante tres décadas de guerra y el dialecto iraní farsi es uno de los dos lenguajes estatales en Afganistán.