TOKIO/PARIS – Toyota, el mayor fabricante de autos del mundo, anunció un salto en sus pérdidas debido a la caída en las ventas globales, mientras que el productor de camiones Volvo informó un resultado trimestral negativo e Italia anunció una ayuda para el complicado sector automotor. Un súbito colapso en la demanda de los consumidores el año pasado y la turbulencia en los mercados de crédito aplastaron a las automotrices, forzándolas a recortar su producción y eliminar miles de empleos, en medio de una recesión global que también impactó a las industrias relacionadas a los autos. Los gobiernos han intentado adoptar medidas para enfrentar la crisis, como paquetes de ayuda. Italia aprobó el viernes un decreto que incluye un incentivo de más de 1.500 euros por cada cambio de un auto que tenga más de diez años de antigüedad por uno nuevo. En tanto, el sector de proveedores de autopartes de Estados Unidos, que emplea directamente a más gente que las automotrices, dijo que conversaba con el Tesoro para asegurar créditos de emergencia para evitar una ola de bancarrotas. Toyota Motor Corp advirtió el viernes que su pérdida operacional del año fiscal que terminará en marzo será de 450.000 millones de yenes (4.950 millones de dólares), tres veces la pérdida que había pronosticado hace sólo seis semanas. La alemana BMW, en tanto, dio un extraño hálito de optimismo, ya que dijo que obtuvo ganancias en el 2008 y sus ventas del cuarto trimestre superaron las expectativas. Pero los ingresos de su división de automóviles cayeron un 9,4 por ciento en el año. Su rival germana Volkswagen dijo que sus ventas de vehículos de enero se hundieron un quinto, según una fuente cercana a la firma. Las ventas de Toyota cayeron un 34 por ciento el mes pasado en Estados Unidos, su mayor mercado, y un 23 por ciento en Japón, dado que las grandes economías cayeron en recesión. “Esto es absolutamente terrible. La situación de las ganancias obviamente se deterioró desde octubre, cuando se hundió el precio de la acción de la compañía (Toyota)”, comentó Yoshinori Nagano, jefe de estrategia de Daiwa Asset Management en Tokio. “La esperanza por medidas (de estímulo) en Estados Unidos han apoyado a las acciones de la compañía desde ese momento. Pero si algo sale mal por ese lado, podría volver a hundir al precio de los títulos”, recalcó. Toyota anotó una pérdida operacional de 360.500 millones de yenes en el período octubre-diciembre. La firma japonesa ya ha despedido a la mayoría de sus trabajadores temporales y podría recortar empleos de tiempo completo en Gran Bretaña y Norteamérica, dijo una fuente de la empresa. La agencia Moody’s Investors recortó su calificación crediticia de Toyota por primera vez en una década, con lo que predijo más problemas para la industria automotriz. En Europa, Volvo, el segundo mayor fabricante de camiones del mundo, anunció una sorpresiva pérdida operacional en el cuarto trimestre, en medio de una retracción de la demanda, y advirtió que los mercados clave probablemente caerán más este año.
El sombrío pronóstico de Toyota llegó en momentos en que los proveedores de autopartes de Estados Unidos presionan para lograr ayuda estatal y el presidente Barack Obama llama una rápida aprobación de un paquete de estímulos de 900.000 millones de dólares para la mayor economía del mundo. Los proveedores automotores han pedido asistencia por unos 25.000 millones de dólares, monto que duplicaría el compromiso del Gobierno con el sector, en una época en que las ventas rondan sus mínimos desde principios de la década de 1980. “La clave ahora es si los consumidores en América serán capaces de volver a lograr préstamos”, dijo Nagano de Daiwa. Delphi Corp, el mayor proveedor de partes de General Motors Corp, indicó el jueves que buscaba un permiso judicial para eliminar sus beneficios de salud para 15.000 jubilados. Delphi ha estado bajo protección por bancarrota desde el 2005. En Corea del Sur, el fabricante de vehículos deportivos utilitarios Ssangyong Motor Co logró la protección de sus acreedores, lo que le obligaría a resucitar en el corto plazo o encontrar nuevos dueños luego de que reportó pérdidas en el cuarto trimestre debido al derrumbe de las ventas. Ssangyong, que emplea a unas 7.100 personas, es la primera víctima corporativa de su país desde que la recesión global golpeó a los mercados exportadores clave de Asia.