Nota editorial: Diálogo publica en orden alfabético un resumen de las entrevistas que hizo la Junta Universitaria el pasado 25 de abril a los siete aspirantes a presidir la Universidad de Puerto Rico.
Si algo se puede decir de Alexandra Medina Borja es que tiene una visión clara sobre lo que necesita la Universidad de Puerto Rico (UPR) para explotar su potencial y ser financieramente sostenible en momentos de crisis para el país.
Para la aspirante a la presidencia en propiedad de la institución, la evolución del centro docente dependerá esencialmente de su capacidad para adoptar las innovaciones tecnológicas que le permitan “llegar al siglo 21” y de crear las estructuras que promuevan un mayor acceso a fondos federales por medio de subvenciones, un área que a su entender ha quedado descuidada en medio de los vaivenes político-partidistas que han aquejado a la UPR por décadas, y con mayor intensidad en los últimos años.
En una videoconferencia que sostuvo con el pleno de la Junta Universitaria el 25 de abril, la ejecutiva de la National Science Foundation (NSF) e investigadora del Recinto Universitario de Mayagüez respondió a preguntas de los representantes de la comunidad universitaria, señalando que, si bien se opone al cierre académico de cualquiera de las 11 unidades del sistema, considera innecesario que cada una tenga su propia estructura administrativa.
Por otro lado, la ingeniera aceptó que, a pesar de que “en mi carrera he aprendido que no se puede hacer nada sin tener los datos”, no ha estudiado a profundidad los planes fiscales aprobados por la Junta de Control Fiscal (JCF) o la Junta de Gobierno de la UPR.
Investigación: la punta de lanza
Medina Borja señaló que, al presente, la cifra de propuestas de investigación que somete la UPR es “muy baja” en relación a la cantidad de docentes.
“La capacidad ya existe, pero tenemos profesores a los que no les han enseñado a ser ‘grant-writers’. Si más del 20% [de la facultad] sometiera propuestas y –para ser conservadores– se lograra el 10% de ellas serían muchos millones de dólares en nuevos ingresos. Como se dice, es un ‘mangó bajito’ que se puede conseguir”, sostuvo Medina Borja.
Para poder crear una cultura universitaria que fomente la investigación, indicó, será necesario no solo educar a los docentes sobre las posibilidades existentes, sino “fortalecer” las facultades mediante la contratación de más profesores, flexibilizando así la carga de trabajo y permitiendo que se pueda dedicar más tiempo a la labor investigativa.
“Aunque hay que cortar costos entiendo que hay que gastar. Para poder traer más dinero hay que hacer inversiones en ciertas áreas”, apuntó la doctorada en ingeniería de Virginia Tech.
La candidata agregó que aspira a expandir los ofrecimientos académicos de la UPR, que deberá incluir un fuerte componente de educación en línea que consiga atraer estudiantes de Latinoamérica y la comunidad hispana en Estados Unidos.
Sin embargo, criticó que el modelo actual de gobernanza universitaria dificulte sobremanera el desarrollo de ese tipo de iniciativas.
“Hemos sido conservadores por décadas en reglamentos y se dificulta la educación ‘online’. Impide que usemos ciertos recursos. Crear cursos nuevos es un proceso casi imposible, largo, engorroso”, afirmó Medina Borja.
Menos burocracia
Esa idea de agilizar los procesos burocrático igualmente debería aplicarse a las actuales estructuras administrativas a nivel de recintos y unidades, opinó la aspirante de raíces brasileñas.
En lugar de mantener el modelo existente, dijo, deberían aprovecharse los avances tecnológicos que facilitan la movilidad para potenciar las fortalezas de cada campus.
“Tener 11 rectores y 11 andamiajes administrativos en una isla de 100 por 30 es un poco exagerado. ¿Por qué alguien tiene que ir a Mayagüez para ser ingeniero, en vez de poder ser ingeniero en Humacao? [Lo ideal sería] que todas las destrezas y fortalezas de cada [unidad] se expandan por toda la isla. Por mi mente nunca ha pasado que voy a cerrar un recinto y que de momento pase –por ejemplo– por la UPR Aguadilla y haya otra cosa o el edificio destruido. Por el contrario, podemos hacer uso de la tecnología y la movilidad para darle mayor vida”, propuso Medina Borja, quien fungió como coordinadora ejecutiva en la implementación del plan “Diez para la Década”, que guió el rumbo de la universidad entre 2006 y 2016.
Al preguntársele cuál era su postura en torno al posible cierre de programas académicos que contemplan tanto el plan fiscal aprobado por la Junta de Gobierno como el documento certificado por la JCF, Medina Borja admitió que favorece la reevaluación de aquellos que cuenten con baja matrícula, con algunas excepciones.
“Si un programa tiene diez estudiantes y se gradúan dos hay que repensarlo. Esa evaluación tiene que ser muy objetiva. Hay que ver cuál es la reorganización que se necesita para que esos muchachos se gradúen con un título que además les sirva para encontrar trabajo”, dijo sin detallar a qué programas se refería.
Por otra parte, “hay departamentos que gradúan un número mínimo de gente, pero necesitamos gente que se gradúe con un bachillerato en español o gente graduándose de matemáticas. Hay ciertas cosas que no se pueden ver de manera tan simple”, añadió Medina Borja.
La académica reconoció que la intervención de la política partidista en los asuntos universitarios “es parte de la cultura” en Puerto Rico, y que extirparla completamente sería un objetivo a largo plazo.
Medina Borja planteó que, en el ínterin, se enfocaría en construir una “meritocracia” a nivel universitario, si bien admitió que el proceso conlleva una carga que no podría sostener por sí sola.
En ese sentido, estimó que la mera consideración de su candidatura por parte de la Junta de Gobierno representa un paso adelante.
“Aplaudo que yo esté aquí ante ustedes, que una persona que no nació en Puerto Rico, que no es de un partido u otro, es algo ‘unheard of’ (inaudito). Usualmente los candidatos son del partido que está en el poder”, subrayó.
La presidencia de la UPR ha estado ocupada interinamente desde julio de 2016, cuando la Junta de Gobierno destituyó al entonces presidente Uroyoán Walker Ramos en medio de las irregularidades por la concesión de becas presidenciales. El proceso de búsqueda y consulta lleva más de un año y medio, y se atrasó por el paso de los ciclones Irma y María en septiembre.
Se espera que el Comité Especial de Búsqueda y Consulta evalúe las recomendaciones de los senados académicos y rinda un informe ante la Junta de Gobierno el 30 de mayo, fecha en la que, presumiblemente, pudiera escogerse el nuevo presidente en propiedad.
Vea la entrevista completa en el siguiente video:
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