En la madrugada del viernes 21 de agosto, en la avenida que conduce a la Universidad surgió un acontecimiento en el que el Estado atacó a los estudiantes y jóvenes, no por razón de ninguna movilización o situación específica, sino por el mero hecho de existir, por ser quienes son, por poseer cuerpos e ideas capaces de inventarse SU LUGAR en la ciudad. En términos generales: —El ataque policiaco de la avenida Universidad estuvo dirigido contra los estudiantes y los jóvenes en cuanto tales, y en cuanto exceso de gozo que el estado, según gobernado actualmente, no puede procesar de otra forma por el momento que suprimiéndolo, atacando los cuerpos demasiado poco regimentados por los códigos de consumo urbano vigentes. —Los jóvenes y estudiantes, no necesariamente obreros, ni “pobres”, constituyen sin embargo un proletariado de producción afectiva, sensorial, simbólica, intelectual e imaginaria al que se pretende mantener a raya en el lugar de la acumulación capitalista que se les asigna. Tradicionalmente se asocia la palabra proletariado a obreros de fábrica, pero bajo el capitalismo actual amplísimos sectores, independientemente de su ubicación laboral, no importa que estén empleados o desempleados, concurren en la producción de lo que Marx llamó el “general intellect”: inventan en su vida cotidiana hábitos, gestos, palabras, modas, ideas, afectos, maneras de socializar que el capitalismo convierte directamente en mercancías y manipula como formas de control y alienación. Aún el mismo consumo se convierte en producción de valor. Cuando un sector produce su vida de tal manera que se sale de los códigos del goce establecidos por el estado capitalista, produce entonces un exceso “peligroso”, con potencial de convertirse en contraconducta, en resistencia social y política. En lo inmediato: —Hay señales de que se ensaya una estrategia de confrontación policiaca contra el espacio universitario al cual se visualiza desde el gobierno como “fuera de lugar” en sus planes. —Los estudiantes han sido atacados y se ha pretendido humillarlos como estudiantes y como jóvenes, en uno de los lugares donde expresan su socialidad, declarándoseles “fuera de lugar” en el orden del alcalde Jorge Santini. La pregunta es si se responderá con una campaña para convertir el “fuera de lugar” en “lugar propio” o se afirmará precisamente el “fuera de lugar” para habitarlo como nuevo lugar político relacionado con el antagonismo indefectiblemente antiburgués y anticapitalista de nuevo tipo que alberga el proletariado actual en Puerto Rico, más allá de las identidades convencionales. Ello constituiría una oportunidad para replantear todo el programa del movimiento estudiantil y juvenil. El autor es profesor del Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Pittsburg.