Alguaciles del Tribunal Federal de Distrito en Puerto Rico expulsaron a dos periodistas de la sala donde se atiende el juicio contra el ex gobernador de la Isla Aníbal Acevedo Vilá. En el caso de la reportera de Mega TV Miami, quien colabora con Diálogo Digital, Dianne Cabán Arce, uno de los alguaciles la haló por el brazo para sacarla de la puerta de la sala. La otra periodista expulsada de la Corte fue Mildred Rivera Marrero, de El Nuevo Día, porque alegadamente habló en el interior de la sala. Los presidentes de los gremios periodísticos en Puerto Rico hacen gestiones con el juez presidente del Tribunal Federal en Puerto Rico José Fusté para tratar de aclarar la situación y que las periodistas afectadas puedan completar su trabajo. Poco antes de las cuatro de la tarde, las credenciales fueron devueltas a las periodistas. Cabán Arce relató que cuando se aprestaba a regresar a sala, luego de un receso, se percató de que había perdido su libreta de anotaciones. La periodista fue a la sala de prensa y no encontró la libreta, cuando llegó hasta la sala para verificar si había dejado la libreta allí, los trabajos ya habían reiniciado. La periodista relata que, para no interrumpir, se detuvo a mirar a través del cristal de la puerta tratando de encontrar su libreta en el espacio que había ocupado antes del receso. Fue entonces cuando uno de los alguaciles se le acercó para decirle que no podía estar en la puerta y ella le pidió un minuto. Luego detalló que “me haló por el brazo derecho, me zafé y le dije que no me tocara, y me dijo: ‘te dije que te salieras…’ El otro alguacil me dijo: ‘te vas a quedar fuera de sala por hoy. No vas cubrir el juicio para que lo sepas’”. A los diez minutos, los alguaciles se acercaron nuevamente a la reportera en el pasillo del Tribunal y frente a otras personas le requirieron la identificación de prensa expedida por las autoridades federales. Cabán Arce denunció como hostil el trato de los funcionarios. Por su parte, Rivera Marrero se encontraba en el interior de la sala y, cuando el juez de New Hampshire Paul Barbadoro llamó a los abogados a acercarse al estrado, ella preguntó en voz baja un dato a un compañero. Una de las periodistas sentadas a su lado dijo que la pregunta fue casi imperceptible. Sin embargo, uno de los alguaciles se acercó hasta la banca y le indicó que lo acompañara fuera de la sala. Una vez en el pasillo, el oficial le notificó a Rivera Marrero que no podía volver a entrar a la sala.