“Yo creo que en la vida hay que sacarle partido a todo. Lo más malo tiene algo bueno”, dijo Alicia Alonso, prima ballerina assoluta y directora del Ballet Nacional de Cuba, en una entrevista transmitida por Televisión Española (TVE). Fue precisamente este pensamiento la que la catapultó al estrellato en 1943 cuando debutó en el rol principal de Giselle con el American Ballet Theatre. Este mes de noviembre marcó el septuagésimo aniversario del debut de Alicia Alonso en el papel que definió su carrera para siempre.
Debut como Giselle
Cuenta la historia que Alonso tuvo la oportunidad de interpretar a Giselle para reemplazar a la primera bailarina Alicia Markova, luego de que ésta se enfermara. Giselle era el ballet favorito de Alonso, quien practicaba el baile de principio a fin (efectos de luces, cierres de cortina y cambios de escenografía incluidos) mientras convalecía de una de tres cirugías que se le practicaron por desprendimiento de retina. “Es impresionante cómo al ser humano se le olvidan las imágenes. Sin embargo, a mí, no se me olvidaba el baile”, comentó Alonso en la entrevista con TVE.
Giselle es un ballet romántico con música de Adolph Adam y coreografía de Jean Coralli y Jules Perrot. Sus dos actos cuentan la historia de Giselle, una joven campesina con una pasión por el baile, quien muere luego de enterarse que el hombre que ama está comprometido con otra mujer. Al morir, la joven pasa a formar parte de las Willis, espíritus de mujeres que murieron de desamor antes de sus bodas y que buscan venganza asesinando a cualquier hombre que encuentren en la noche. Las Willis intentan matar a Albrecht, el hombre que Giselle amó. Myrtha, la líder de las Willis, perdona a Albrecht al conocer del intenso amor que Giselle aún guarda por él.
Desde que Alonso bailaba en el cuerpo de baile, dice, “estaba enamorada de este ballet”. Fue este amor por el gran clásico que le impidió olvidarse de la coreografía, aún estando postrada en cama luego de una cirugía de la vista. Durante un año, Alonso se retiróde los escenarios para recuperarse de la operación pero nunca dejóde bailar Giselle en su mente. Según la prima ballerina assoluta, “el bailarín nunca puede dejar de bailar en su mente”.
La forma latina de bailar ballet
La primera vez que Alonso interpretó Giselle fue también el estreno de una bailarina latinoamericana en este rol. Tras sólo una noche como Giselle, Alonso recibió un sinnúmero de críticas, algunas buenas, otras malas. Una en particular, resaltaba la etnicidad cubana de Alonso en el escenario, diciendo que “bailaba como latina”. En el escenario, Alonso no hacía movimiento de cadera o de hombros; no se desviaba de la técnica clásica del ballet. Entonces, ¿por qué la crítica hacia Alonso recurriendo a los estereotipos de “lo latino”?
Le tomótiempo a Alonso entender esta crítica,pero lo que resultóde ella fue el nacimiento de lo que hoy se conoce como la Escuela Cubana de Ballet, una estética latina reconocida mundialmente y que se desarrolló en el Ballet Nacional de Cuba, compañía fundada en el 1948. La estética latina en el ballet incorpora la expresión corporal, la manera teatral de interpretación, el baile sensual entre hombre y mujer y el adueñarse del personaje, lo que lo “hace latino/a” a un bailarín/a de ballet clásico.
Alicia Alonso, la Giselle del siglo XX
Un vez Alonso se adueñó de esta estética, Giselle cambió por completo. Manteniendo la esencia de la joven campesina, Alonso hizo cambios en pequeños detalles como el movimiento de manos, la pantomima, el intercambio de miradas hacia Albrecht, entre otros. Fueron esos ajustes los que formaron a la nueva Giselle.
Para Ann Barzel, escritora, profesora y critica de danza, “Alicia Alonso constituye sin dudas la Giselle del siglo XX”. No importa cuántas bailarinas interpreten el personaje, Alonso será recordada por marcar nuevos parámetros en el gran clásico que iban mas allá de su tiempo. Supo reinventar un clásico, modernizarlo y adaptarlo para que nuevas generaciones gozaran de la magia de la trágica historia de amor. Así, como resalta el documental de Nico García sobre esta primerísima bailarina, “Alicia nació para que no muriera Giselle”.