Los australianos abrieron los ojos en sus camas y la luz que entraba por las ventanas era color chinita. Se levantaron más por la curiosidad que por otra cosa. Al asomarse a la calle, el espectáculo parecía sacado de una película apocalíptica. La ciudad estaba coloreada por tonos naranjas, rojos y amarillos. El sol era una esfera plateada en el cielo bermellón claro. Por sus mentes, más que interrogantes, pasaron pasajes bíblicos sobre profecías catastróficas. La ciudad de Sydney, en Australia, amaneció ayer de color naranja rojizo.
La razón era en realidad mucho menos mística y bastante más científica y mundana. Una gran nube de polvo barrió el este de Australia proveniente del interior del país y cubrió Sidney, entorpeciendo el transporte, obligando a la gente a quedarse en casa y erosionando un suelo fértil para la agricultura. La neblina ocasionada por la tierra arcillosa, causaba el sorprendente efecto óptico de que todo se viera en tonalidades naranja y que no se pudiera ver a lo lejos. Las tormentas de arena en Australia son habituales, pero normalmente quedan en el interior del país. De vez en cuando, en tiempos de sequía, las tormentas de arena llegan a las zonas costeras. Australia es el subcontinente habitado más seco, sólo superado por la Antártida. Lo que llama fuertemente la atención es la forma en que reaccionaron la mayoría de los habitantes de la ciudad, en especial los jóvenes, ante esta situación extraña. Lo primero que hicieron fue sacar sus celulares, pero no para llamar a emergencias o a la policía a preguntar por qué parecía que repentinamente formaban parte de una filme en tonos sepias. Sino para fotografiar y capturar en video el suceso.
Aun sin entender lo que ocurría y algunos reconociendo en la narración del video, que con mucho miedo registraban para la historia este evento inusual, los ciudadanos de Sydney habían decidido captar en celulares y cámaras fotográficas lo que pasaba y quizás luego preguntar. La duda que me retumba en la cabeza es: y si los cielos bañados de rojo eran señal de que la raza humana desaparecería, como decían algunos australianos, ¿quién iba a ver los videos y las fotos? La posibilidad de grabar los eventos a nuestro alrededor con celulares y cámaras, para luego subir el material a nuestra red social favorita (Facebook, Myspace, Youtube, nuestro blog), ha ocasionado un fenómeno que antes era manifestado sólo por los periodistas más entregados a su labor. El instinto trastocado que nos lleva a sobreponer el obtener la primicia de la noticia o el evento, por encima de nuestra propia supervivencia. Algunos australianos llegaron a pensar que se trataba de una lluvia atómica producto de una bomba nuclear, mientras otros aseguraban que era algún nuevo tipo de ataque químico. Otros fueron menos bélicos aunque más dramáticos asegurando que había llegado el fin de los tiempos. Ninguna de estas teorías impidió que en vez de averiguar o buscar refugio, se empeñaran en dejar muestras para la humanidad sobreviviente de lo que había pasado en su ciudad. De hecho, el mejor material audiovisual de esa mañana en Sydney no salió en ninguna emisora de televisión ni en periódico alguno, sino en youtube. Gracias a este portal, el mundo pudo vivenciar el colorido y colorado amanecer en Sydney.