En su Informe Anual 2009, Amnistía Internacional planteó la situación de que la actual recesión mundial no debe ser estudiada sólo desde el aspecto económico, sino también analizarla como una crisis de derechos humanos que favorece a los ricos y deja desprovistos de necesidades básicas a los pobres. Para esta organización, la crisis económica mundial ha incrementado las violaciones de los derechos humanos alrededor de todo el mundo. En este reporte, se documentó la situación actual de 157 países, desde Afganistán hasta Zimbabue, y de territorios del mundo durante el 2008. Esta investigación revela la presencia de inseguridad y discriminación que existe en los países impidiendo que los avances realizados en las leyes se hagan realidad en la práctica y muestra un mundo en el que los Estados escogen los derechos que están dispuestos a respetar y los que prefieren suprimir. El mundo enfrenta el grave peligro de que “la creciente pobreza y las desesperadas condiciones económicas y sociales puedan provocar inestabilidad política y violencia masiva”, escribió la secretaria general del grupo de derechos humanos, Irene Khan, en su reporte anual. Mientras gobiernos luchan por resucitar sus economías, los derechos humanos estaban siendo “relegados al asiento trasero”, añadió Khan. Según demuestra el informe, miles de personas de barrios marginales y comunidades urbanas están siendo desplazadas, en 24 países, en nombre del desarrollo económico por obras de planificación urbana o, en zonas marginales, por cesión de tierras a la explotación minera. Por otro lado, han aumentado las protestas y restricciones migratorias como consecuencia de la crisis económica en países de la Unión Europea y los Estados Unidos. Amnistía Internacional critica estas políticas “abiertas o solapadas de discriminación, marginación y exclusión adoptadas o toleradas por el Estado y aplicadas con la connivencia de empresas o actores privados”. Estas protestas cívicas han provocado, en América Latina, la persecución de mujeres, indígenas, minorías sexuales y poblaciones carcelarias con la participación de policías, violando los derechos humanos de estos grupos marginados. Por otra parte, la Secretaria de la organización expresó en entrevista a Reuters que cerca de 1,000 millones de personas sufrían de hambre o desnutrición por la discriminación y la manipulación política de la distribución de la comida. Además que la xenofobia está en aumento, en especial en Sudáfrica donde al menos 56 inmigrantes africanos murieron. Khan hizo un llamado a un “nuevo acuerdo mundial sobre derechos humanos (…) para desactivar la bomba de tiempo de derechos humanos”. Este nuevo pacto buscaría que los gobiernos cumplan con sus obligaciones de respetar los derechos de los ciudadanos, en lugar de crear nuevos tratados que los desfavorezcan. “Estamos sentados sobre un barril de pólvora de desigualdad, injusticia e inseguridad, y está a punto de explotar”, escribió Khan en el reporte sobre “El estado de los derechos humanos del mundo”. Para Amnistía Internacional, la peor crisis económica en décadas ha sumergido a grandes partes del mundo en una recesión, disminuyendo la producción industrial y el comercio y dejando a mucha gente sin trabajo. Por esta razón, esta organización intenta a través de este reporte concientizar a los Gobiernos para que actúen con rapidez a favor de los ciudadanos.