Para algunos degustadores del café deleitarse con una taza de esta rica bebida podría significar unos de los más exquisitos placeres. Máxime, si el gesto es acompañado por alguna plática de predilección que evoque alguna reflexión.
Precisamente, a esto nos invita el grupo de estudiantes Café Teatro de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Cayey con el propósito de dramatizar “temas sociales, políticos y culturales que impactan la cotidianidad de los puertorriqueños”, según explicó explicó Iraida C. Marrero presidenta del colectivo.
El diario vivir, su propuesta más reciente, es ejemplo de esta intensión ya que, son historias de la vida misma las que protagonizan la puesta en escena.
La obra se caracteriza por la sencillez de su montaje y el uso casi nulo de utilería. Sin embargo, son los diálogos, los monólogos y la variedad de sensaciones que son provocadas en el espectador los detalles que sobresalen de la propuesta.
Asimismo, la pieza invita a reflexionar a través del uso de varias técnicas teatrales, mayormente las del teatro del absurdo. Además, la propuesta recurre a las prácticas que se caracterizaban justamente en los cafés teatros de décadas pasadas, mostrando pequeñas escenas que se hilan a un tema particular.
Esta técnica, según Marrero, estudiante de psicología de la facultad de Ciencias Sociales, permite a los miembros del taller “desarrollar su creatividad y lo que se aprende en las clases”. De este modo, el público puede deleitarse con escenas que van desde una sazonada comedia al más de los tristes melodramas durante la misma obra.
Sorbos de refugio y libertad
Las cargas académicas muchas veces no les permiten a estudiantes universitarios inscribirse en alguna organización estudiantil. Este no parece ser el caso de los integrantes de Café Teatro. Por el contario, es la búsqueda de liberarse por algunos instantes del ajetreo de los cursos lo que llevó a jóvenes, como Carlos Colón, a ingresar al colectivo.
Para este estudiante universitario, pertenecer al grupo desde el 2008 ha significado un refugio amistoso a donde puede “distraerse al mismo tiempo que experimenta con las artes”.
Asimismo, Keila Fontánez, alumna de la Facultad de Administración de Empresas y miembro hace dos meses del colectivo, recomienda a los estudiantes de nuevo ingreso “que no descarten la opción de inscribirse en alguna organización estudiantil para tener una mejor vida universitaria”.
“Al principio hay miedo en el proceso de audiciones y se genera mucha desconfianza. Por eso, cuando me escogieron me asusté un poco. Pero antes de dar inicio tuvimos una serie de talleres de autoconfianza y trabajo en equipo”, señaló la estudiante de primer año.
Por otra parte, la joven explicó, que este tipo de talleres además de ayudarla con el teatro es una forma de aprender “técnicas adicionales para su carrera profesional en el campo empresarial”.
Y es que, Fontánez reconoce que “en el mundo laboral no somos sujetos independientes. Por el contario, la forma de trabajar es en conjunto con los demás”.
A pocillos respaldo de la Universidad
Desarrollar las habilidades artísticas de las jóvenes es un proceso que para algunos sectores de Puerto Rico no ha sido tarea fácil.Ya sea por la falta de fondos que ayuden a crear talleres, escasez de recursos y herramientas o simplemente falta de iniciativa; muchos niños y adolescentes no tienen acceso a opciones académicas que involucren las artes en sus escuelas o comunidades.
En igualdad de condiciones parece estar actualmente la oferta en algunas instituciones universitarias del País. Y es que, en general, según comenta Marrero, la Universidad de Puerto Rico no ofrece muchas herramientas que propicien el desarrollo de las artes a través de sus once recintos.
Esta situación, la ha estado experimentando el recito de Cayey hace ya varias décadas. Resulta que, los estudiantes interesados, específicamente en las artes dramáticas, “no tienen un programa que otorgue un grado de bachillerato o alguna certificación de subespecialidad en teatro más allá de algunos cursos electivos de la facultad de Humanidades”, reveló Manuel Carmona egresado de la institución y ex integrante de Café Teatro.
En efecto, estas condiciones para algunos universitarios genera cierto malestar, ya que “el recinto de Cayey, luego de Río Piedras, es donde nacen mayor cantidad de los actores del país. Sin embargo, esto no ha servido para que se cree el programa, a pesar de existir los cursos necesarios y la administración dar el visto bueno”, precisó.
Carmona, quien actualmente cursa estudios graduados en la Academy of Art University, en San Francisco, California, espera que con el nombramiento de Juan N. Varona como nuevo rector del Recinto, éste y otros temas sean atendidos de manera inmediata