Quisiera comenzar estableciendo que el espacio virtual de La Acera, así como sus colaboradores, su línea editorial, o propuesta intelectual, no es el asunto de este artículo. Pero debo aclarar que, la apertura como principio no tiene ningún valor especial y que no se diferencia entonces de la vida misma o cualquier otro medio sobreexpuesto que exista. Y aunque no considere valiosa en sí misma la apertura a posiciones intelectuales diversas, creo que el lector con su favor o rechazo podría tener la capacidad de depurar su contenido, lo que nos dejaría compartiendo la falta de temor en abrir y compartir espacios, por la creencia de que existan mejores o peores propuestas intelectuales. Y aunque no considere valiosa en sí misma la apertura a posiciones intelectuales diversas, creo que el lector con su favor o rechazo podría tener la capacidad de depurar su contenido, lo que nos dejaría compartiendo la falta de temor en abrir y compartir espacios, por la creencia de que existan mejores o peores propuestas intelectuales. Sin embargo, lo que me lleva a escribir estas páginas fue la necesidad de responder a los argumentos que presentó el Profesor Bernat Tort en lo que respecta a la idea de cesura en general, y a su propuesta respecto a favorecer unas posiciones teóricas sobre otras, en un artículo que apareció en Diálogo Digital el pasado 28 de mayo. Yo en lo personal creo que la búsqueda del protagonismo de ideas individuales, así como el elitismo, como queda definido con la exclusión o la censura, no resuelven el problema de buscar y/o encontrar la verdad. Considero que la censura es un ejercicio exclusivo del poder y los centros hegemónicos, y que a lo que se refiere Tort como censura, es más bien un deseo de crear estructuras organizativas a partir de principios intelectuales compartidos, y no un interés por acallar la disidencia desde la autodefensa de una idea que se quiera conservar. Considero que tener el privilegio de conocer la historia del pensamiento humano, no necesariamente otorga al recipiente del mismo un privilegio, y a mi entender, no debería dárselo tampoco. Y creo en construir espacios con propuestas de unidad, y con elementos que faciliten el desarrollo de premisas a partir de “principios” de base común, pues como Tort señala, sería muy agotador y confuso debatir en términos tan llanos como los que implican las aperturas genéricas. Tort usó el ejemplo de una contienda deportiva, pero creo que mejor sería usar la cultura. Por ejemplo, no creo que sea útil dentro de las limitaciones del tiempo de vida de los humanos, que la acumulación de conocimiento se ignore al momento de comer. No pensamos en la forma que comemos: sentados, con cubiertos e ingiriendo alimentos cocidos, porque en realidad ya eso se pensó, y lo que queremos es saciarnos y seguir. Sin embargo, el problema con la crítica de Tort, está en su creencia sobre la forma en que se alcanza la verdad, y la manera en que llegan a ser propuestas populares y por ende con fuerza, unas ideas y no otras. Por lo tanto, no vamos a luchar contra el tenedor, cuando nos funciona. Pero de todas formas, Tort no está hablando de prácticas concretas (no habla del tenedor), sino de niveles del pensamiento y de entendidos teóricos, lo que sería como hablar de recetas de cocina con ingredientes que nunca se han probado. Ahí exactamente es que comienza el problema. Tort defiende su punto, no como resultado de una condición material, sino a partir de una premisa abstracta y falsa. Tort cree que es posible la verdad como resultado de un proceso mental. Y no sólo lo cree, sino que considera que él personalmente la alcanzó por ese medio. Pero expliquemos mejor ésta acusación. Primero, su razón para no participar de La Acera es el elitismo. Pero un elitismo académico e intelectual y no económico o material. Yo inclusive, estoy de acuerdo y comparto sus razones. Pero segundo, creo que aún con el conocimiento que tengamos, no se puede concluir que nuestra posición o creencia sea mejor, por el mero hecho de tener una construcción “lógica”. Me explico. Independientemente de lo que cualquiera crea, el mundo no se rige a partir de reflexiones depuradas o rigurosamente confeccionadas por el intelecto. Creer en el proceso de llegar a conclusiones sobre el mundo, a partir del pensamiento puro, es idealista. Y no idealista como lo sería un soñador, sino idealista en el sentido que lo fueron Kant y Hegel. Todo ese debate es viejísimo, pero es relevante para esta crítica. Veamos. El idealismo cree (someramente hablando) que el mundo, incluido el humano, está en la mente o en un espacio que congrega a las ideas fuera del mundo físico. Y parte de la premisa de que todo lo que nos rodea no existiría sin nosotros. El idealismo cree en la dualidad mente(ideas)-cuerpo(materia), como el cristiano cree en la de cuerpo-alma. De hecho, aún así, como hipótesis de trabajo el idealismo funciona al momento de estudiar los elementos que componen las manifestaciones de la mente, pero debemos entender que “la mente” no existe separada del cuerpo aunque podamos pensar en esa posibilidad. Lo que existe es el cuerpo como forma organizada de materia, y por lo tanto, pensamos con todo el cuerpo, y nuestras cualidades discretas son interpretaciones de una condición material que damos en llamar “lo Humano”. Antes de proseguir debería dejar claro que Tort no cree en la fuerza como agente de cambio, aunque crea en la privilegiada filtración de contenidos. Esto es importante, porque es parte del problema con su argumento. Si se cree que la violencia (fuerza) no debe ser parte de los cambios, se está creyendo entonces que el intelecto tiene la capacidad de crear propuestas que le hagan sentido al mundo por el mero hecho de estar bien construidas, o por tener mucha información histórica. Pero las ideas no dominan socialmente por ser lógicas o por estar intelectualmente depuradas. Las ideas dominan porque nos resuelven problemas, pero sobre todo, porque se reproducen hasta ocupar la mayoría de los ámbitos humanos cuando lo son. Para que una idea se extienda, y para que germine en otros, requiere dominar su medio ambiente, y más que dominar elementos teóricos o intelectuales, aunque los usa y con mucho provecho la mayoría de las veces, lo que necesita es cantidades de gentes, poder, o ambas. Porque como sabemos, los números dan fuerza, pero se puede ser fuerte con el terror individual, o con el manejo de información de forma privilegiada también. Este punto queda más que claro con la religión: ¡Dios no existe, pero el mundo en su mayoría cree en Él! Por otra parte, decir que se cree en la “censura” como mecanismo de discernimiento, es ignorar como funcionan los organismos vivos, y en particular los primates como nosotros. Pedir “censura” a un foro marginal como La Acera, es pedirle que éste crea en una verdad particular, aunque ésta no haya demostrado su poder frente a otras alternativas sociales de interpretación. Pero las cosas no funcionan así, y el creer que se puede alcanzar el poder por la selección de cualidades que asociamos al mismo, es ponerlo todo al revés. Tort dice que hay que sacar lo que no sirve de La Acera, porque el individuo no puede luchar con las diferencias como lo hace el estado. Yo estoy de acuerdo, pero añado, que no creo que Tort tenga la alternativa ideológica que pueda sobresalir de entre la diversidad de ofertas intelectuales que tenemos. En un espacio como La Acera, los lectores son los que establecerán la verdad, aunque la línea editorial pretenda otra cosa. Porque la verdad es verdad si es ganadora y democrática. Y no me mal entiendan, yo no creo que si todos decidimos que no existe la gravedad, cuando brinquemos de un edificio nos salvaremos. Lo que quiero decir es que existe la idea de que el pensamiento y la “razón”, son suficientes para que una opinión sea preferida sobre otras, cuando por lo general, dominan las ideas que tengan la fuerza y los números, aunque hablen de la vida eterna, y de reinos en los cielos. La crítica de Tort a La Acera, podría compartirla en términos generales, pero entiendo que aún cuando la proponga con pretensiones de estructuras lógicas, no lo logra. Porque tampoco es lo mismo defenderse del estatus quo, que pertenecer a él. Cuando Tort usa ejemplos de supremacistas blancos, o personas homofóbicas, entiende al Estado como neutral, aun cuando no lo es. El estado al que se refiere Tort (y lo sabemos porque usa como ejemplo la constitución de EE.UU.) se beneficia de la desigualdad, y fue constituido dentro de una estructura social esclavista, machista, defensora de la propiedad privada y de la defensa armada. En nuestra sociedad el poder está en las manos de hombres blancos (aunque Obama sea Negro), y heterosexuales; así que cuando se deja al homofóbico expresarse, se está repitiendo el estatus quo. Estoy sin embargo de acuerdo, conque no debe el ciudadano en lo personal, permitir esas expresiones de odio, si es que la considera como tal. Pero sabemos que Tort no cree en la lucha por el poder, o los ejércitos y la violencia, así que entendemos que su proceso para alcanzar la derogación de conceptos, o para sustituirlas con los de él, pertenece al mundo de las ideas. Considero que por la existencia de privilegios sociales dados a individuos históricos por sus contemporáneos (sea por ser músicos, artistas, filósofos, políticos, deportistas, o escritores), y que sólo son posibles y relevantes en su época, como fueron los sacerdotes y los chamanes que controlaban los fenómenos naturales prediciéndolos, es que existe la opresión organizada. Privilegiar una idea abstracta, sin medirla socialmente primero, es arrogante, pero sobre todo, es resultado de la creencia en la mente como herramienta confiable e independiente de las fuerzas materiales o sociales. La sociedad y los individuos que la componen cambian de parecer sólo cuando identifican ciertas ideas como poderosas, luego de comparar sus efectos en contextos reales. O sea, sólo copiamos lo que consideremos exitoso. Y el éxito lo identificamos con el poder. En nuestra sociedad el poder lo da la acumulación de riquezas, así sea por el manejo de bienes abstractos o concretos. Y aún cuando la Ciencia en general es capaz de aclarar dudas, no puede cambiar el mundo ella sola, y si le fuera posible lo hubiera hecho ya, y no estaría hablándoles del tema. Todavía en las escuelas públicas de EE.UU. se pretende crear tiempo igual para las “teorías” de diseño inteligente (otro nombre para Dios y el creacionismo) aunque existe la información disponible como para saber que no es posible Dios. De hecho, muchos leerán esto, y se sentirán embaucados por mi insistencia en la inexistencia de Dios, como prueba de que el pensamiento es incapaz de generar verdad, más allá de la que se logra con la fuerza. A mi parecer, el mayor problema con los ateos como Tort, es que aún sin Dios, buscan la eternidad. Por lo general sufren de la eternidad laica, porque creen que se puede seguir viviendo en los hijos, en el árbol sembrado, o en el libro. Claro, también buscan la fama porque les alarga la vida después de muertos. La eternidad sin Dios es eternidad todavía, y ese concepto es posible dada la existencia teórica del alma y de Dios; y por la defensa de la construcción de líderes históricos, a partir de su manejo exclusivo de “ideas”. Cuando se cree en la eternidad laica, aunque no se crea en el alma, ponemos a la mente a fungir como un recurso infalible en sí misma, y con las capacidades como para superar nuestra animalidad. La defensa ante la tiranía de los egos, es el enfrentamiento colectivo de todos ellos. Aunque no nos guste pensar en ese nivel gigantesco de gentes con opiniones luchando todos contra todos (Hobbes), es necesaria la guerra entre las ideas, así como el poder de algunos y la debilidad de otros, para obtener la hegemonía de una idea o un grupo. Aunque no nos guste, el grupo con más gentes valientes y fuertes, el grupo más insistente, consistente y combativo, ganará aunque sus ideas hablen de pajaritos preñaos o nubes de oro. Y por otro lado, no existen en el fondo, diferencias abismales entre la gama de alternativas disponibles, y creo que sigue siendo la división entre materialistas e idealistas, una buena forma de simplificar el mundo del pensamiento. La iglesia ha triunfado por siglos, por defender con la espada lo que dice con la boca. No existiría hoy si hubiera existido otra idea con la fuerza y el poder de gentes necesario para destruirla como alternativa. La iglesia no existe solamente, y repito, no existe exclusivamente, por su control de un mundo abstracto, sino que también, por su control de un mundo material y concreto. Tampoco existen ideas buenas o ideas malas (Nietzsche). No existe la corrección teórica o la verdad en el vacío. La mente no es capaz de encontrar alternativas que por sí misma, y que en el mundo del pensamiento, logren llegar a ser dominantes, si entendemos por dominantes, aquellas ideas que se manifiesten en los individuos de forma contundente. La vida no funciona así. El mundo es la lucha y el conflicto, lo dijo Marx, pero lo dice Darwin y un chorro de psicólogos, antropólogos y biólogos también. Cuando se cree que el poder se puede obtener privilegiando al intelecto, ignorando que el privilegio es resultado del poder concreto, nos debilitamos, y no al revés. Pedir que un espacio abierto “censure”, es pedir que se le otorgue un privilegio a una idea, que no tiene la fuerza para censurar. La censura es algo que sólo puede ejercer el poder. Los que no tenemos poder social, recurrimos a organizarnos y a hacer ejércitos. Así que no puedo respaldar, (y no voy a decir la censura) fungir como cedazo en ámbitos de expresión que sean genéricos, porque sería creer en la verdad, como resultado del manejo arbitrario del conocimiento. El que se crea que debemos recibir autoridad por nuestro privilegio educativo, no sólo convierte a Tort en idealista (lo que sería un problema sólo si Tort quisiera cambiar el mundo), sino que refleja la poca comprensión que tiene del mundo material, y específicamente del orgánico. Pues si cree que puede cambiar al mundo con una idea, presentada con credenciales de intelectual o filósofo, no conoce entonces la trayectoria de las ideas que dominan y dominaron el mundo humano. Las ideas son buenas cuando ganan, y ganan si dominan física y concretamente en el proceso de repetirse dentro de un contexto con muchos frentes en lucha (algo así dice Foucault ). En éste punto me gustaría hacer referencia a una reflexión de Dawkins en su libro de The God Delusion, en donde repasa algunos aspectos de la reproducción de ideas en el contexto de entender cómo es posible que Dios pueda sobrevivir, sin cumplir con el requisito de satisfacer una necesidad concreta. Y debo aclarar que Dios no satisface una necesidad concreta si entendemos al humano como animal, y olvidamos de como se ve a sí mismo. Hay muchas posibles respuestas al momento de identificar el beneficio obtenido de la creencia en Dios. Sin embargo, como dice Dawkins, queda claro con Dios, que una práctica derivada de la acción del pensamiento exclusivamente, aún cuando sea descabellada, tiene la capacidad de sobrevivir y hasta dominar socialmente. El punto es que no es sólo metafísico el poder que ostenta la religión, sino que sobre todo es material. Como ya dije la religión agrupa, une, y además de consolar, está en un espacio de ficción en donde no encuentra conflicto material. O sea, que como no se puede negar a Dios desde Dios, no tiene contendiente. Por eso, aún cuando existen argumentos que reduzcan a Dios a la nada, todavía rige como alternativa teórica y con un origen exclusivo al pensamiento. Así que sin miedo a ser llamado el último marxista, es mi deber repetir aquello de que las ideas dominantes, son las ideas de los que dominan en la sociedad. Y aunque no nos guste aceptarlo, por más que pensemos, y por más corrección argumentativa que logremos, nuestro mundo animal, así como las ideas que de él sacamos, dominan si en la lucha los que las comparten doblegan a los que no. Crear espacios que fortalezcan ideas, no está dado por la fuerza o el valor en el vacío de una reflexión intelectual, sino en su capacidad de reproducirse, y desafortunadamente para algunos, el reproducir una idea requiere la destrucción y la aniquilación de otras ideas y/o personas que las practiquen. Por conocer que es requisito para el poder usar la censura, es que los poderosos son poderosos. La razón para hablar en un foro público de una acto de semejantes consecuencias siempre será problemático, pero peor es creer que pensando desde cualquier entendido intelectual exclusivamente, se puede cambiar al mundo. Para terminar y como ejemplo, pongo a la universidad en paro. El favor que logran los estudiantes ante la opinión pública hoy día, no se dio en otras luchas pasadas aunque siempre se pidió mejores condiciones para el acceso al conocimiento en las mismas. Hoy es diferente, principalmente por la crisis mundial y el internet, pero también por haberse logrado una forma de organización en donde se utilizan métodos de incorporación concretos, haciendo al individuo participe directo en la creación de ideas. Su forma organizativa permite un sinnúmero de frentes en donde no existen líneas definidas entre tácticas. Algunos hacen un programa de radio, otros escriben, otros limpian, y algunos construyen, y en general existe la posibilidad de contribuir según las capacidades de cada cual. La organización así de abierta pone en lucha a las teorías en la práctica, y a sus representantes. Y las ideas, así como los líderes que sobresalgan, serán acatados y asumidos sin problema. Pero el punto focal del movimiento, sigue siendo la autonomía universitaria. También han sido los estudiantes categóricos en reclamar con fuerza su derecho, como ocurrió con Vieques. Pero sobretodo, su éxito dependerá de su fuerza, — y nuestra fuerza como grupo–, porque si lo pensamos bien se podría defender cualquier punto de vista al respecto, con el ejercicio exclusivo del pensamiento en el abstracto. Así entonces como decía Sócrates de los sofistas, cualquier punto de vista es susceptible a la lógica dentro de cualquier proceso reflexivo y bien trabajado. Sin embargo, a mí me provoca la que le da el poder a los estudiantes y no al estado o a la burocracia — igual que a Tort. Los dos lados tienen “razón” si consideramos como recurso de discernimiento la construcción de argumentos lógicos. Pensar lógicamente y de forma depurada no favorece alternativas prácticas o concretas. Y como quisimos dejar claro en este artículo, en la vida la “razón” no manda sola. Así que defender nuestro punto de vista con fuerza y valor, será el único recurso que tendremos para sobreponernos. Y que sea como dice la canción de Liliana Felipe, y que se ha convertido en himno de la lucha de la YUPI: nos tienen miedo porque no tenemos miedo. El autor es escritor.