Un salón de actividades vestido con decoraciones sencillas. Sillas y mesas blancas, sin manteles. Observas al fondo, y notas cuatro sillas, un micrófono y un podio que anuncian con voz silente la posibilidad de un acontecimiento importante.
Cualquiera diría: ¿qué es esto? ¿Un quinceañero de poco presupuesto, una reunión cordial de clase graduanda? Una enorme pancarta con las letras M U S suelta un grito estridente que clama" “Oye estás en el comité central del Movimiento Unión Soberanista”.
Ambiente confuso; esto es un comité político, en día de elecciones generales. Los periodistas se aglomeran en la esquina, esperando la llegada de alguno de los candidatos para caerles encima como lobos hambrientos a un pedazo de carne. A las tres de la tarde, ya comenzaba la espera de unos resultados… Números que dictarían el futuro de un partido.
Sin embargo, el comité central del MUS se transforma enun fiesta de familia. Besos, abrazos, viejos amigos se saludan de manera enfática, contentos; se ríen y conversan. La típica tertulia política comienza temprano, parecida a las conversaciones que se dan el Día de Acción de Gracias o en Navidad. Una niña de apenas un año de edad, camina dulcemente por el piso de aquel lugar, empujando las sillas como si fuesen su juguete. La alegría de un infante nunca está de más.
El olor a café recién colado interrumpe la atmósfera del espacio. La gente gira sus cabezas; acaban de abrir la mesa de los entremeses.
Gritería, y corre y corre. Llegó el patriarca de esta familia política. El centro de actividades intenta disfrazarse de comité político ante la llegada del jefe. Arturo Hernández, candidato a la gobernación por el MUS, responde a las preguntas de una periodista en busca de encender el espíritu de aquel lugar.
“El Movimiento Unión Soberanista ha traído al escenario político del país una discusión de altura… y mientras ésta esté haciendo escalada en la mente de los electores y en la mente del país eso es importante”, dice Hernández, con un discurso de corte esperanzador que mostrando a su gente qué existe la salvación de su partido.
Los rostros reflejan ansiedad y esperanza, porque quieren que su partido quede inscrito. “¡Ay! ¡Qué por lo menos Che y Tato entren!”, dice una de las simpatizantes que aguarda los resultados acerca de las candidaturas de José “Che” Paralittici y de José “Tato” Rivera Santana, para el Senado y la Cámara, respectivamente.
Siete de la noche, ya la suerte está echada. La familia se reúne en lo que parece ser el mensaje final.
Un partido que acepta una derrota con felicidad y orgullo. La derrota se desvanece, las banderas del MUS se acuestan en las mesas satisfechas con el trabajo realizado. Arturo Hernández y sus compañeros disfrutan de una deliciosa hamburguesa. Una voz anuncia lo más esperado de la noche: “La barra ya está abierta”.
El escrito formó parte de una cobertura especial para el curso INFP 4001 de la Escuela de Comunicación de la UPR, Recinto de Río Piedras, impartido por la profesora Lourdes Lugo.