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En la primera parte del reportaje se abordó la preparación académica—en este caso el bachillerato de Comunicación Audiovisual de la Escuela de Comunicación de la UPR-RP—como el primer factor que influye en los productos finales de los jóvenes cineastas independientes. En la segunda y tercera parte se comenzó a discutir la primera limitación y adversidad a la hora de poner en práctica lo aprendido en la universidad: La Corporación de Cine. Se pudo ver que dicha institución, bajo una nueva administración desde hace un año, opera de manera estructurada y a tono con sus metas. Sin embargo, son muchas las críticas en cuanto a lo que realmente se puede lograr por el cine, y más aún, con el cine independiente. En esta cuarta parte continuaremos mencionaremos el resto de las limitaciones y adversidades del cineasta independiente.
CUARTA PARTE Otras Adversidades y Limitaciones
2. El individualismo
Uno de los grandes males de hacer cine en la Isla—y probablemente de hace arte en general—no es sólo la falta de unidad, sino que todos quieren dirigir y hacer la película pero nadie quiere trabajar áreas como la producción y la edición, que son igualmente importantes y requieren de una formación particular para dominarlas. La particularidad del cine es que es un medio artístico que sólo se puede trabajar en equipo. Requiere de una interacción constante entre el productor, director, actores, técnicos y posteriormente con todos aquellos que trabajen la pos-producción (editores, sonidistas, efectos especiales, etc.). Además del talento, requiere de organización, perseverancia y disciplina. No todos podrían llevar a cabo las funciones y gestiones de un productor, por ejemplo, que demanda por excelencia que mantenga bien atendidos y supervisados todos los elementos y fases de la producción. En este sentido, no se necesita sólo talento o conocimiento. Sin todos los integrantes haciendo sus respectivos trabajos, no hay proyecto o el proyecto sufre en su valor artístico. Las producciones independientes, como hemos visto a través de las entrevistas a los respectivos cineastas, se llevan a cabo con colaboraciones de un grupo de personas. Entre ellos, otros cineastas, conocedores, dueños de equipo cinematográfico o contactos que facilitan equipo, utililería, acceso a localizaciones, etc. En un mundo ideal, todos los cineastas formarían parte de una red de artistas que se nutrirían mutuamente de contactos y colaboradores. Pero este no es el panorama real. “Lo que hay son pequeños grupitos haciendo sus cosas y muchas veces se ven mucho halando para su lado. Se ve esa cuestión de ‘ayúdame, ayúdame, ayúdame’ y lo mío es lo que va a sacar a todo el mundo del hoyo. […] Y realmente lo que se ve es un individualismo bien marcado”, explicó Omar J. Cruz, cineasta independiente graduado el 2006 de la Escuela de Comunicación (COPU) de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. De igual forma, Emmanuel Puig, graduado en el 2007 de la misma Escuela opina lo siguiente: “Dificultades siempre son los egos, bregar con los distintos egos de todo el mundo. Eso pues muchas veces trae conflicto, pero depende también de cómo uno reaccione a esos egos. Porque pueden venirte con una mala intención y una altanería pero si uno está tranquilo pues puedes calmar la cosa y parar la cosa ahí en seco. No tienes que seguirle esa corriente”. Al parecer esta tendencia no ha cambiado en los últimos tres años, al menos así lo confirma Juan Carlos Linares, quien cursa su último año en COPU. Este dice que el medio es altamente competitivo y funge como agente divisor entre los estudiantes. De igual forma, la incapacidad de muchos en hacer críticas constructivas y saber recibirlas dividen personas y grupos que podrían ser futuros colaboradores. “Este medio es bien competitivo y cada uno tira para su lado pero siempre pienso que debe hacer una hermandad y deberíamos ayudarnos, y en vez de criticarnos, ayudarnos para hacer mejor cine”, explicó Linares.
3. Cine de arte versus Cine comercial
Vance McLean indica que Barricada inicialmente se concibió como cine de arte y no como un producto con la intención de distribuirse y venderse bien. Sin embargo, a sugerencia del productor Eugene Rafael Hudders, quien es conocedor y fanático del cine de horror, el filme debía contar con una dimensión que apelara no sólo al público crítico sino al público que busca en un filme unos 120 minutos de entretenimiento y bienestar. La integración de esta dimensión en una propuesta de cine de arte tuvo varias consecuencias. Primero, se editó de tres horas y media a una hora y media aproximadamente, en parte siguiendo las sugerencias de expertos y varios libros sobre producción y distribución de cine. Segundo, se le añadió música, lo cual de alguna forma u otra modifica el ambiente narrativo. Y tercero y más importante, entre cambios, disyuntivas, incomunicaciones y quehaceres transcurrió un año y medio luego de la filmación. Vance confiesa que finalmente todo ha parecido dar resultado ya que el corte final del filme es efectivo y promete mucho, tanto desde la perspectiva de horror, la aplicación de éste en un contexto puertorriqueño, como desde las actuaciones y los efectos especiales. Durante el proceso hubo incongruencias entre ambos directores y el mismo productor, pero finalmente se ha logrado culminar gran parte del proceso de postproducción. Incongruencias como estas siempre van a existir en cualquier tipo de proyecto en equipo. Inclusive la historia de varios medios de arte confirma que entre el artista y su manejador o productor suelen haber conflictos entre la visión pura e ideal de uno y la meta de distribución y venta del otro. Lo mismo ocurre entre arquitectos e ingenieros: una visión artística y estética debe armonizar con una realidad funcional y práctica. Pero al tratarse del séptimo arte, las interacciones laborales entre artistas y sus respectivas visiones resultan más delicadas de lo que parecen.
4. Actores
Según Joe Vargas, uno de los directores de Barricada, dicha producción contó con la colaboración de casi 200 colaboradores de todo tipo de sectores, no sólo estudiantil. Hermanos, parientes, hijos, colegas, vecinos y terceros participaron ya sea como extras como detrás de las cámaras. McLean calcula que un 98% de los actores principales y secundarios provenían de la disciplina teatral, por lo que fue necesario dirigirles de tal forma que la actuación fuese más natural y realista ya que la cámara captura las expresiones de forma más explícita e íntima. Al ser actores y tener la disciplina requerida, no le dieron problemas en el proceso de filmación ya que por lo común llegaban minutos antes de la hora esperada y eran flexibles a la hora de ser dirigidos, dos aspectos vitales para el buen funcionamiento de un trabajo en equipo como es el cine. Este mismo panorama se dio durante la filmación de “Ático: una historia de coincidencias en tres actos y 1/3”, de Omar J. Cruz. Sin embargo, no todos logran incluir actores de teatro dentro de sus producciones. Este es el caso de muchos de los estudiantes que empiezan a filmar durante su bachillerato en Comunicación Audiovisual. Unos, por ejemplo, incluyen sus amigos y conocidos como parte del grupo actoral. "Durante la filmación de un cortometraje tuve inconvenientes con una persona que me confirmó que iba a asistir, que me iba a ayudar y al fin pues nunca llegó. Yo creo que eso es uno de los problemas más frustrantes en cuestión de cine que nosotros estamos realizando ahora”, confesó Juan Carlos Linares, estudiante de Comunicación Audiovisual en COPU (UPR-RP). Este fue el mismo caso de Emmanuel Puig, egresado de la misma institución en 2007 para la filmación de 35 Días Muriendo, un cortometraje que aún se encuentra en proceso de posproducción. Mientras unos sufren los inconvenientes de personas no preparadas en la disciplina actoral, otros lamentan la barrera simbólica y física entre los actores de teatro y los futuros cineastas de COPU. Emmanuel Puig entiende que una de las limitaciones de la Escuela de Comunicación es la falta de apertura al diálogo académico con una facultad que le queda físicamente cerca: Humanidades, específicamente Teatro, facultad de la cual (mínimo) se podrían integrar los actores con los cineastas: “Las Humanidades están dentro de las películas también. Los registros y los seguros con la [Facultad] de Leyes. En [Ciencias] Sociales hay distintas cosas que pueden integrarse. O sea como una comunidad universitaria en la que los currículos se mezclen, hagan una interacción entre uno y el otro, eso no está. Y uno, se ve un montón de veces bien falto de recursos. A mí por ejemplo, más que nada, los actores. Y si uno pudiese tener una interacción con la gente que están en Drama, por ejemplo, pues ya es alguien más que tú conoces que podría unir fuerzas”. No obstante, según documentación oficial que provee la Escuela de Comunicación a todos sus estudiantes, al menos de 2003 a 2006 estuvo vigente una lista de los 75 cursos de electivas flexibles de otras Facultades de donde el estudiante puede escoger para complementar su bachillerato. La lista incluye cursos de Administración de Empresas (Análisis Cuantitativo para decisiones, Diseño de páginas para la Internet, Comunicación oral en las empresas, Conducta del consumidor, Publicidad, Relaciones Públicas, entre otras), Ciencias Sociales (Técnicas audiovisuales, Promoción, relaciones públicas y publicidad, Psicología social del cine, entre otros) y Humanidades (cursos de Fotografía, Imagen Digital, Actuación, Dicción, Maquillaje teatral avanzado, Diseño de vestuario, Escenografía, Iluminación, entre otros) que bien se podían aplicar al bachillerato con concentración en cine. De 2007 hasta el presente, esta política se modificó. Sí se provee una capacidad de 24 créditos para tomar cursos de electivas “Artes Liberales” y 9 créditos en cursos de electivas libres, pero no provee una lista exclusiva de los cursos que se deben considerar, aplicar o convalidar. Los jóvenes cineastas, aún así, al no contar con personas conocidas del mundo de la actuación en general, tienden a buscar sus recursos actorales en personas allegadas, conocidos, familiares, y/o compañeros de universidad que al menos den la talla de lo que buscan para con los personajes. De igual forma, ante la ausencia de un curso que incluya el cómo hacer un “casting” para actores, muchos de los estudiantes cineastas recurren a “castear” personas que se acerquen lo más posible a los criterios actorales del proyecto. “Pero usualmente los requisitos son dispocisión y disponibilidad”, apuntó Omar J. Cruz. En su caso particular, usó personas con y sin preparción para su cortometraje Medio de la Nada, e inclusive él mismo aparece en todos sus cortometrajes de alguna forma u otra.
5. Las agendas de cada cual
Al tratarse de películas “no budget” cuyos empleados trabajan como colaboradores (sin compensación monetaria), por amor al arte o por ser amistades de los que producen, cada integrante del proyecto dedica principalmente su tiempo a otras cosas que no tienen que ver nada con el cine. El equipo consta de estudiantes principalmente, quienes cuentan ya con sus respectivas responsabilidades. Unos estudian a tiempo completo, otros estudian y trabajan, y otros sencillamente o no tienen medios de transporte o viven lejos del área metropolitana. Estos factores condenan la rapidez de la filmación, que es la etapa en la que el director depende de muchas otras personas, independientemente de que cada cual sea responsable o no. Por otro lado, surgen situaciones inesperadas que afectan. Durante la filmación de Barricada, la esposa de uno de los actors dio a luz. En este caso, este hecho no detuvo al joven actor a cumplir sus labores de padre, esposo y actor. Por otro lado, las largas horas de trabajo dedicados al proyecto (especialmente durante la noche) tuvo sus efectos en algunas de las relaciones familiares y amistosas de algunos integrantes del equipo. “Nosotros tenemos una hora [planificada], y estamos trabajando desde las siete de la noche hasta las dos de la mañana. Pero en realidad nosotros estamos trabajando desde las siete de la noche, inclusive desde las seis de la tarde, hasta las cinco o seis de la mañana [del otro día]”, reveló Joe Vargas en 2006 durante la filmación de Barricada. “Podríamos decir que estamos básicamente 24 horas [corridas], hasta…yo creo que hasta cuando estamos durmiendo, estamos soñando con la película porque…yo creo que hasta tenemos pesadillas de que las cosas no van a salir y cosas así. Algunos de nosotros nos ha dado descastes físicos”, añadió Vance McLean. Hasta el momento, en esta serie de reportajes se han mencionado y discutido una lista de factores principales que influyen en la producción de cine en Puerto Rico: los programas universitarios disponibles para preparar a los cineastas, la inviabilidad de la Corporación de Cine, el individualismo entre artistas, el cine de arte versus el cine comercial, el acceso a los actores y la disponibilidad de los que trabajan el cine. Una vez concluida esta lista es momento de comenzar a mencionar las posibles soluciones a estos problemas. En el próximo reportaje abordaremos dichas soluciones y comenzaremos a darle una conclusión a este tema. El autor del texto es egresado de la Escuela de Comunicaciones de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.