La líder opositora y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi fue condenada por un tribunal de Myanmar a 18 meses de detención en un veredicto que desató protestas entre sus simpatizantes y repudio de algunos sectores de la comunidad internacional. El veredicto levantó reacciones del primer ministro británico, Gordon Brown, que lo calificó como “monstruoso”. Por su parte el presidente francés, Nicolas Sarkozy, señaló que era “brutal e injusto” la conclusión del tribunal que permitirá a la activista de 64 años cumplir la condena en su casa de Rangún. La Unión Europea (UE), entretanto, prepara sanciones contra Myanmar, las que incluyen restringir el comercio con firmas del Estado y prohibir a altos oficiales de la junta ingresar al bloque. La Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, reaccionó sobre el dictamen judicial afirmando que “(Suu Kyi) no debería haber sido enjuiciada ni condenada”. Las autoridades de Myanmar necesitan iniciar un diálogo de inmediato con la oposición, “de lo contrario, las elecciones que han programado no tendrán ninguna legitimidad”, agregó Clinton a periodistas durante su viaje a la República Democrática del Congo. Por su parte, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, señaló que condenaba con firmeza la sentencia y exhortó al Gobierno militar a “liberar de inmediato y sin condiciones” a la premio Nobel, según un comunicado emitido por su portavoz. La pena de la hija de Aung San, héroe de la independencia en Birmania, fue reducida a la mitad por “la necesidad de preservar la paz y tranquilidad de la comunidad” mientras el país se prepara para las elecciones multipartidarias de 2010, indicó el ministro del Interior de Myanmar, mayor general Muang Oo. Críticos han dicho que el juicio fue planeado por el Gobierno militar como un modo de mantener a Suu Kyi fuera de circulación en la campaña electoral y durante la elección general prevista para el 2010. Los cargos derivaron de un incidente en el que el estadounidense John Yettaw nadó hacia la residencia junto al lago de Suu Kyi en mayo, y que ésta rompió los términos de su arresto domiciliario, violando una ley de seguridad que protege al Estado de “elementos subversivos”. Yettaw, que fue internado la semana pasada después de sufrir una serie de ataques, fue condenado a siete años de trabajos forzados en un juicio paralelo en el que fue acusado de ofensas a inmigración y nadar en un área prohibida. Su abogado dijo que el estadounidense sufría de epilepsia, diabetes y problemas cardíacos. Yettaw, un mormón, ha dicho ante la corte que Dios le envió para prevenir a Suu Kyi que sería asesinada por “terroristas”. La conmutación a la sentencia de Suu Kyi, que ha pasado 14 de los últimos 20 años detenida, pudo haber sido un intento de complacer a los amigos y vecinos de Myanmar China, India y Tailandia, cuyos intercambios comerciales han apuntalado a un Estado virtualmente paralizado por las sanciones internacionales.