La organización ambiental, Sierra Club, y la Escuela de Asuntos Ambientales de la Universidad Metropolitana (UMET) han lanzado, por iniciativas distintas, nuevos programas que buscan fomentar el contacto directo de los estudiantes con la naturaleza. Los proyectos titulados “Construyendo puentes a la naturaleza” y “Programa de Capacitación para la Inmersión en la Naturaleza” (PCIN), –respectivamente– han logrado hasta ahora cambios drásticos en las vidas de estudiantes y maestros. “Hasta el momento hemos visto transformaciones en las vidas de personas, especialmente jóvenes que pasan mucho tiempo frente al televisor. Hemos visto cómo se le abren los ojos a un mundo muy diferente”, dijo Camilla Feibelman, coordinadora del Sierra Club en Puerto Rico. El programa “Construyendo puentes a la naturaleza”, que trabaja en conjunto con el Club 4-H de Luquillo y la Coalición Pro Corredor Ecológico del Noreste, facilita que cientos de estudiantes de la zona noreste tengan la oportunidad de explorar y aprender sobre la naturaleza a través de excursiones a la Reserva Natural Corredor Ecológico del Noreste y a otras áreas de valor natural en esa región de la Isla. Por medio de este programa, siete estudiantes latinos de la Ciudad de Nueva York se encuentran en Puerto Rico disfrutando de actividades educativas y recreativas diversas como “kayaking” en la laguna bioluminiscente de Fajardo, caminatas a través de los ecosistemas del Corredor, exploración de cascadas en El Yunque y ciclismo en Piñones.
“No tenemos estas cosas en Nueva York. El hecho de que pueda ver una playa sin una sola estructura es una experiencia mágica. El corredor no solo debe ser conservado, sino apreciado. Espero que otras personas puedan disfrutar también de esto”, dijo Jazmine Benoit, estudiante de la Escuela Superior Bronx Lab de Nueva York. “Se ha comprobado, a través de este programa que los jóvenes, al pasar más tiempo con la naturaleza, logran mejorar sus notas en las ciencias, así como su comportamiento en el salón de clase”, indicó Jackie Osfeld, representante de “Construyendo puentes a la naturaleza” de Washington D.C.
Por su parte, María Vilches, coordinadora del Área de Educación Ambiental de la UMET, enfatizó que el curso de educación ambiental no trata únicamente el tema de la ecología y del ambiente, sino que provee a los estudiantes una serie de valores, de capacidad de análisis y de investigación, de conocimiento sobre las controversias ambientales y de acción cívica y solidaria. “Tenemos que movernos a una visión más amplia de la educación, que se vea a ésta como un proceso de formación de un ciudadano, donde además del conocimiento se desarrollen los valores y se fortalezcan los lazos afectivos, espirituales y físicos”, aseguró.
Y añadió “si incluimos los conceptos de interdependencia, diversidad y desarrollo sustentable en el currículo vamos a desarrollar ciudadanos comprometidos con su deber cívico para con Puerto Rico y para con su deber planetario”. El PCIN, que trabaja en consorcio con el distrito de Toa Baja y es auspiciado por el Consejo de Educación Superior, ofrece becas a 80 maestros de ciencias de nivel intermedio y superior para que puedan tomar cursos de maestría en: ciencias ambientales, educación ambiental I y II, desarrollo sustentable, controversias ambientales, y formaciones tropicales. Esta estrategia busca utilizar al maestro como agente de cambio en la vida estudiantil, ya que “si el maestro tiene alfabetización ambiental puede impartirles ese conocimiento a sus estudiantes”, recordó Vilches. Los maestros que participaron del programa el año pasado, titulado Programa de Ciencias y Educación Ambiental (PCEA), además de adquirir nuevos conocimientos, elaboraron un plan de diseño de actividades para aplicarlas en su salón de clases con sus estudiantes. Estas actividades buscaban desarrollar el conocimiento hacia la conservación de los recursos naturales, y el aprecio y el respeto por el ambiente. “Los cursos que he tomado me han ayudado muchísimo, el proyecto me ha trasformado. Tengo más contenidos y maneras de hacer las cosas”, expresó Yadira Ortiz, maestra de la Escuela Margarita Janer. Ambos programas – tanto el del Sierra Club, como el de la UMET– coinciden en que la solución a los problemas que se enfrentan en la actualidad no están en el salón de clases, sino en la interacción de la comunidad escolar con el contorno que le rodea, y en proveerle al estudiante un contenido que sea pertinente a sus necesidades. “Hay que convertir la escuela en una sala de aprendizaje e involucrar a todas las personas de la comunidad escolar, desde los padres, hasta los directores, maestros, conserjes y estudiantes. Cuando los estudiantes se involucran en diferentes actividades, estamos fomentando un mejor aprovechamiento académico”, aseguró Vilches. Aún quedan espacios disponibles para participar del programa PCIN. Aquellos maestros interesados pueden llamar a la Escuela de Asuntos Ambientales al (787) 766-1717 ext. 6429.