SAN JOSÉ- Los principales candidatos para la elección presidencial de Honduras respaldaron una salida negociada a la crisis política que atraviesa el país, pero no se pronunciaron sobre las demandas para la restauración del depuesto mandatario Manuel Zelaya. Los candidatos expresaron que apoyan los esfuerzos del presidente de Costa Rica, Oscar Arias, por resolver la crisis, detonada por el Golpe de Estado contra Zelaya, quien fue expulsado de Honduras a la fuerza. Los principales postulantes Porfirio Lobo y Elvin Santos, quienes visitaron Costa Rica para reunirse con Arias, resaltaron que no hablaban en nombre del Gobierno de facto encabezado por el presidente interino Roberto Micheletti. Lobo es un empresario agrícola del opositor Partido Nacional que lidera las encuestas y había perdido las últimas elecciones presidenciales frente a Zelaya. Mientras que el oficialista Santos, ingeniero de una rica familia con intereses en los sectores de construcción y bienes raíces, representa al Partido Liberal, el mismo de Zelaya y de Micheletti. Los dos candidatos basan sus propuestas en un Gobierno de unidad para traer paz al país, atacar el desempleo y la inseguridad. Arias propuso que se permitiera el regreso de Zelaya para que cumpliera el resto de su mandato, que debía concluir en enero, y la amnistía para los participantes en el golpe, pero el Gobierno de facto rechaza cualquier acuerdo que incluya devolverle el poder. Zelaya fue expulsado del país a punta de fusil el 28 de junio, día cuando tenía programado realizar una consulta ciudadana que abriría la puerta a la reelección presidencial, no permitida en la actual Constitución. El depuesto mandatario, un aliado del presidente venezolano Hugo Chávez, ha negado que tuviera la intención de prolongar su estancia en el poder. Seguidores de Zelaya aseguran que el Gobierno de facto busca aguantar las presiones de la comunidad internacional hasta las elecciones del 29 noviembre -fecha en que estaban programadas desde antes- para legitimar el golpe. Estados Unidos recortó ha dicho que podría no reconocer el resultado de los comicios como legítimos, a causa del golpe contra Zelaya.