“Aquí se hace el mismo periodismo que se hace en el resto del mundo: se hace buen periodismo y mal periodismo”, comentó el experimentado reportero Carlos Weber al compartir con Diálogo sobre sus vivencias personales y profesionales.
“Yo empecé a ejercer como tal en Estados Unidos y después aquí en Puerto Rico. No hay mucha diferencia”, aseguró el veterano periodista.
Weber también compartió su percepción sobre el periodismo en la era digital. “La narrativa yo creo que sigue siendo la misma. No varía demasiado”, observó al reflexionar sobre los cambios tecnológicos implementados en el periodismo actual.
“Ahora hay más inmediatez, cualquier persona camina por ahí con una cámara y tiene visuales que antes no eran posibles. Quizás va una sola persona y hace todo, pero yo creo que la forma de contar las historias, en términos generales, es la misma”, añadió.
Weber es recordado por su trabajo como ancla y reportero en lo que fue una de las principales plataformas informativas de la televisión local: Las Noticias, por Univisión Puerto Rico. De su labor en ese espacio recuerda cómo las herramientas utilizadas para informar eran más grandes en tamaño y difíciles de manejar.
Mencionó, como ejemplo, su visita a Chile en el 1988 para cubrir el plebiscito que pondría punto final al gobierno de Augusto Pinochet.
“Me acuerdo que el camarógrafo nuestro llevaba la Ikegami, que era cámara [en la parte de] arriba y la grabadora colgaba separada de la cámara. Eso era un armatoste cañón y nosotros sabíamos que íbamos a la guerra. Sabíamos que íbamos a la calle a ver policías y gente corriendo, tirando agua, gases. [Teníamos que] tomar los visuales que necesitábamos sin recibir par de palos”, contó.
En ese tiempo, los periodistas no tenían la facilidad de reportar como con la que cuentan ahora, pues ahora “todo es más pequeño” y manejable. No obstante, recalcó en que la narrativa periodística permanece intacta.
Las deficiencias a raíz de los cambios
Como usuario habitual de las plataformas digitales como Twitter y los blogs, Weber entiende que no todos los avances tecnológicos ha sido positivos para la profesión.
“En el trabajo periodístico sí es preocupante que no se emplea la gente como se empleaba antes, se trata de pagar lo menos posible, en muchos lugares no se tiene un control muy estricto de la calidad del trabajo”, adelantó.
Ahora, una persona puede hacer el trabajo que antes realizaban dos y tres en la redacción o en la calle, algo de lo que el empleador se aprovecha, según comentó.
Igualmente, entiende que con la reducción de personal y el énfasis en lo inmediato, se ha descuidado el género de la crónica.
“Lo único que puede recuperar algo el periodismo escrito, ya sea en papel u online, es la crónica. Yo no la veo. La crónica del día a día. Yo hubiera dado cualquier cosa porque alguien me enviara a hacer una crónica de la masacre de Guaynabo, con Mayra López Mulero defendiendo a uno de los tipos y describir toda esa escena en el tribunal”, lamentó Weber.
De haber estado en sus manos, el periodista habría descrito cada detalle de la actuación de la abogada criminalista en el tribunal. Según mencionó, analizaría cómo ella se convirtió en una figura más mediática con el paso del tiempo, abordaría cómo la abogada se dirigía al juez, cómo entraban los confinados a sala y los cruces de miradas entre familiares de las víctimas, entre tantos otros elementos que pueden llevarle la escena al lector a través de las palabras.
Weber atribuye el abandono de la crónica por ser una tarea que requiere más tiempo que otras historias. Ante esto, le apena también que los artículos que tomen el lugar de la crónica sean aquellos con datos que pueden ser cambiados por una cosa u otra, dependiendo la situación.
“Estamos acostumbrados a decir ‘pasó tal cosa, mataron a cinco personas’, en vez de quedar boca arriba pues quedó boca abajo y después terminan con la consabida cosa que ‘este es el muerto 45 y pues llevamos más muertos que el año pasado en la misma fecha”, añadió.
Según Weber, aún con todas las exigencias de las nuevas plataformas, el periodismo escrito tiene espacio para las crónicas y para mejores recuentos de la noticia.
“Yo creo en la crónica. Hay gente para eso. Creo que la gente se puede entusiasmar. Claro, a lo mejor en vez de seis páginas, se cuenta ahora en dos, se debe sintetizar un poco, [pero] si tienes la forma de cómo contarla, pues lo vas a conseguir”, afirmó.
“Tuve que empezar de nuevo”
Antes de convertirse en periodista, Weber fue víctima del golpe de Estado perpetrado en Chile en el 1973 a manos del general Augusto Pinochet.
En su tercer año de bachillerato fue capturado por el Cóndor, torturado y luego exiliado de su país, lejos de familiares y amigos. Su madre, relató Weber, recuperó una licencia de la secundaria, documento que este guardó en su bolsillo y lo presentó en Argentina en un intento de rehacer su vida.
“En Argentina tuve que empezar prácticamente de nuevo. Es más, tuve que tomar uno que otro curso para completar la licencia secundaria de high school, porque yo podía llegar ahí y decir lo que había hecho sin documentos que lo comprobaran. Me hicieron cuatro o cinco pruebas de historia y geografía de Argentina y pues una vez me legalizaron, entré a la universidad”, narró.
Cuando las circunstancias políticas lo siguieron hasta Argentina, Weber viajó a Estados Unidos y luego a Puerto Rico. En la nación norteamericana comenzó a ejercer el periodismo que continuó en nuestra isla hace 27 años.
La historia completa
Luego de ser cesanteado por Univisión en octubre de 2014, Weber regresó a la pantalla chica junto a otros periodistas veteranos y antiguos compañeros del canal. En el nuevo programa, titulado “La historia completa” y transmitido por ABC 5, se exploran a profundidad las noticias que acaparan las primeras planas del país.
Con pocos recursos, pero con ganas de contar una historia, Weber resumió el caso del exrecaudador del Partido Popular Democrático (PPD) Anaudi Hernández, quien se declaró culpable por corrupción y cuyas revelaciones estremecieron al PPD. Este esfuerzo periodístico pretendía rescatar el arte investigativo, algo que a juicio de Weber no se hace por ser costoso, además de requerir mucho tiempo.
“Yo no descubrí nada porque no tenía los recursos para ir a descubrir cosas. Hacer periodismo investigativo en este país es muy caro, como en todos los países del mundo”, afirmó Weber.
El caso le llamó la atención porque, a su entender, era fácil perderse entre tanta información que mostraba ser crucial para uno de los partidos más grandes y era de interés público. Además, en aquel momento las elecciones se avecinaban y el juicio federal contra Hernández y otros acusados parecía extenderse hasta los comicios.
“Pensaba que la gente no había percibido lo que era el caso, porque todos los días le dan minuto, minuto y medio, un detallito por aquí, otro por acá. Yo pensaba que lo que había que hacer era agarrar todo eso y elaborar”, explicó.
Así, y en poco más de 12 minutos, se adentró en todas las particularidades del tema y por qué el público debía conocerlo.
“Hay unas teorías de que los chamacos ahora no aguantan más de 30 segundos de vídeo si usted no los entusiasma, pero por lo menos con el reportaje de Anaudi yo demostré otra cosa. Es un tema que aguanta para que la gente se siente, lo vea y lo entienda”, aseguró.