“Yo caí en las garras del Cóndor dos veces, una en Chile y otra en Argentina. Yo pensaba que [mi historia] no la iba a poder contar”, declaró el reconocido periodista Carlos Weber. Vestía una camisa verde, ese que asocian con la esperanza, como señaló Arleen Cruz-Alicea. Ambos visitaron Diálogo a propósito de Cuentas Pendientes, un documental que explora el golpe de Estado de Chile en 1973.
Weber, junto a tantos otros, fue capturado y torturado durante el ataque al entonces mandatario Salvador Allende, acontecido el 11 de septiembre de 1973. Luego, el 5 de abril de 1974, se vio obligado a marcharse de su país natal con el presentimiento de que no volvería. Así, llegó a Argentina, después a Estados Unidos y, hace 27 años, a Puerto Rico. Si a algo pueden ser atribuidos los remanentes de su esperanza, es a un saldo de cuentas por parte del gobierno chileno.
“Que se sepa toda la verdad, que significa dónde están todos los desaparecidos y qué pasó con ellos y quiénes fueron los responsables de desaparecerlos, y allí dentro de lo posible, obtener algo de justicia”, apuntó.
En el 2011, el gobierno chileno hizo un llamado a todas las víctimas para restituirles monetariamente el destierro y las pérdidas que sufrieron durante la dictadura. Bajo la Comisión Asesora para la Calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura (Comisión Valech), el gobierno pensiona a las víctimas de por vida, a la vez que intenta ‘pasar la página’ para echar hacia adelante al país.
Que el estado de Chile llame para pedir perdón y para pensionar a las personas es, según Weber, una admisión de que ellos hicieron algo muy cruel. “¿Cómo me pagan a mí o me devuelven [todo lo que perdí]?”, cuestionó Weber.
A pesar de cargar con ese dolor por 42 años, Weber desea continuar con las fuerzas necesarias para nunca olvidar.
“Yo no acepto lo que quiere la derecha chilena en estos momentos, que es olvidar todo, virar la página ‘porque hay que caminar y echar a andar el país’. Yo quiero saber cómo el país llegó a este estado de cosas. Esa es la única forma que podemos echarnos a caminar”, insistió.
Es por eso que optó por compartir su historia. Con la decisión tomada, y la referencia de una amiga, llamó a Cruz-Alicea, documentalista y miembro de la Junta de la Asociación de Documentalistas de Puerto Rico.
“Esto no es una película de ficción”
El periodista no olvida ningún detalle de su encarcelamiento o de cuántos amigos quedaron en el camino, cuyo paradero aún se desconoce. Es por eso que entre los objetivos de Weber detrás de la creación de Cuentas Pendientes se encontraban relatar los hechos y reavivarlos. Esta tarea no se limitaba al recuerdo de quienes lo vivieron, sino tomaba en cuenta el contexto actual en donde la represión y las violaciones a los derechos humanos continúan en ascenso en diversas partes del mundo.
Con esa misma visión llegó Cruz-Alicea, quien propuso también la apertura de los espacios íntimos del periodista para anclar el documental en sus vivencias, en vez de abordarlo desde datos históricos.
“La idea es que el espectador se acerque a la historia desde la emoción. Tratamos de trabajar con las sutilezas y los intangibles que tienen que ver con la tortura, de la privación de la libertad y del encarcelamiento. Está la tortura, pero la tortura principal es eso: privar tu libertad porque sí, simplemente porque tienes un ideal. Yo trataba de construir imágenes que evocaran esa sensación”, explicó Cruz-Alicea sobre este, su primer documental largo.
Uno de los recursos utilizados con este fin son las animaciones. Durante la película hay un total de cuatro creaciones digitales empleadas como indicadores de que los espacios transitados en el presente, en otro momento fueron escenarios de atropellos y violencia.
“Documenté los espacios tal como estaban en el hoy para contraponer ese recuerdo que está afectado por el tiempo. La memoria sigue cargándose del tiempo, de los años, de las frustraciones, de los silencios y de las distancias. Ese recuerdo yo traté de llevárselo al espectador con el uso de las animaciones”, añadió Cruz-Alicea.
La documentalista enfatizó en que Cuentas Pendientes no es una pieza sobre el golpe de Estado de manera cronológica, sino que a través de Weber y sus encuentros con familiares, amigos, compañeros de militancia y las preguntas que nunca se hizo se intenta sanar heridas nunca atendidas.
“Yo tenía claro que no quería que la historia se contara de manera cronológica. Yo tenía claro que la historia se contara desde los encuentros. No quería sentarme con Carlos Weber a que me hablara como una entrevista. No quería que el espectador lo viera desde ahí, desde una persona que yo entrevisto y se acabó”, expresó Cruz-Alicea.
En el filme, Weber regresa a Chile y conversa con sus padres, su hermana y amigos. Viaja a Argentina donde se reencuentra con su hija mayor, Clara, y su exesposa. Lo vemos en su antiguo espacio de trabajo (Univisión), igual que en lugares más privados como su hogar y entre sus hijos que viven en Puerto Rico, uno de 22 y otro de 17 años.
“Esto no es una película de ficción. Es un documental. No hay nada planificado. Yo no soy actor”, intervino Weber, quien reiteró sobre la autenticidad de la pieza.
Sobre la pieza
El documental se filmó en Puerto Rico, Chile y Argentina. Fue financiado por el Fondo Cinematográfico, bajo el Programa de Desarrollo de la Industria Cinematográfica del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio de Puerto Rico. De la misma manera, Amnistía Internacional respaldó el proyecto con documentación pertinente.
En él, se ve un Weber diferente. Si bien en Puerto Rico se ha caracterizado por demostrar un carácter severo y narrar las noticias con una voz inigualable, en Cuentas Pendientes lo vemos llorar, reír y reflexionar. De la misma manera, sirve como enlace para abrir espacios de discusión sobre las repercusiones de actos como estos y propiciar la búsqueda de información sobre el golpe de Estado en Chile.
“Toda la historia la cuentas, pero en alguna medida lleva al espectador a que termine el círculo, que el espectador ayude a conformar toda la historia. El espectador se imagina que pasaron estas cosas y colabora con toda la propuesta. El documental no entrega todo masticado, dice algunas que son como obvias pero tu inteligencia tiene que entrar”, reveló Weber.
En octubre, Cuentas Pendientes recibió la Mención Especial en la categoría de Mejor Largometraje Internacional durante el Vigésimo Quinto Festival de Cine de Madrid.
“La prensa y la gente nos recibió muy bien, los organizadores del evento también. Aquí por lo menos reaccionamos a la pieza porque conocemos a Carlos Weber y estamos conociendo algo de él que no sabíamos, pero yo quería que eso trascendiera a lo que es Puerto Rico y la gente que lo conoce”, destacó Cruz-Alicea.
Annabelle Mullen Pacheco (productora), Jaime Costas (director de fotografía), David Moscoso (editor), José Elí Pérez (diseñador de sonido) y Omar Silva (compositor musical) completaron el equipo de producción. El equipo diseñó una guía dirigida a escuelas intermedias y superiores, para fomentar la discusión del tema de los derechos humanos.
Cuentas Pendientes estrena hoy, jueves 17 de noviembre, en Fine Arts de Miramar y Hato Rey, además de Cinema Bar en el Viejo San Juan.