
La bandera de franjas rojas y amarillas con una sola estrella ondeaba ayer con cierto aire de libertad en Cataluña. En una votación histórica, los catalanes dejaron claro en las urnas que están listos para continuar su paso como una nación independiente.
En la consulta participativa que fue convocada para el 9 de noviembre (9N) por la sociedad civil, los centros de votación estaban abarrotados, según publican los medios internacionales. Y es que alrededor de 2.25 millones de catalanes expresaron mediante el voto su sentir respecto al tipo de gobierno o estatus político que la región autónoma española desea establecer con el Gobierno de España. Alrededor de un 80 por ciento de los electores optó por la independencia de la región.
Los resultados, sin embargo, no ponen un punto final al conflicto político que durante los últimos ocho años se ha intensificado entre el gobierno de derecha de España y la región catalana dirigida por Artur Mas, del partido Convergencia y Unión (CIU, por sus siglas en catalán), por las constantes anulaciones de parte del gobierno central a las distintas propuestas de autonomía que ha promulgado la región.
Para el experto en política europea, el profesor José Rivera, “aunque [la votación] no tenga reconocimiento de parte del gobierno central (de España), es una expresión de la voluntad de aquellos catalanes que votaron en el referéndum […]”. Sostuvo que esta consulta electoral no le da conclusión al proceso, “si no que muy a pesar de lo que quieren las autoridades de Madrid, la cuestión no está resuelta, tienen que abordarla en algún momento y enfrentar la realidad de que el arreglo político ya no funciona”.
Rivera, quien imparte cursos sobre política internacional en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, opinó que el hecho de que más de dos millones de catalanes votaran ayer en las urnas, es un mensaje contundente de que el arreglo constitucional que se estableció en 1978 entre las distintas regiones de España y el gobierno central de Madrid debe ser revisado y transformado de estado unitario a uno federalista.
“Es la única manera que veo de que España se mantenga integra políticamente. Si el Estado o la Derecha española que está en gobierno sigue ignorando este hecho, lo que veremos es un continuo rompimiento o fragmentación de esa relación entre catalanes, el Estado español y el resto de España, hacia algún arreglo que entonces lleve a Cataluña posiblemente hacia la independencia”, expresó Rivera a Diálogo.
Un gobierno federalista implicaría que el gobierno central en Madrid, ceda a las regiones varias facultades en términos del ejercicio del poder. Se trataría de un sistema federal parecido al que tiene los Estados Unidos de América con los estados de la nación, Alemania o Canadá, en los que los gobiernos locales tienen jurisdicción sobre asuntos estatales respecto a la economía, educación, aspectos culturales, entre otros. Esto aplicaría no solamente a Cataluña, sino a todas las regiones de España como el País Vasco, Aragón y Valencia.
Este arreglo, no obstante, estaría por verse, dado que el gobierno central se niega a responder al llamado de los catalanes, aún habiéndose celebrado la consulta participativa del 9N. “Entiendo que el gobierno de Madrid no va a hacer nada, como si no hubiera pasado nada, todo esta en qué hagan los partidos catalanes que estén a favor de la independencia”, opinó el profesor Bruno Ferrer, catedrático de la Facultad de Humanidades del recinto riopedrense y experto en historia de España.
Ferrer, catalán residente en Puerto Rico, descartó la posibilidad que el conflicto político culmine en una guerra civil española, como ocurrió en la década de 1930, aunque indicó que ve lejana la posibilidad de un pacto de sucesión o referéndum legal. ¿Podría entonces, Cataluña declarar su independencia?
“Teóricamente se puede, legalmente no, es decir, una vez declaras tu independencia, pues ya eres independiente, pero tienes que esperar a que el resto del mundo te reconozca, pero si no la ejerces, no la proclamas o actúas como que eres independiente, pues el mundo no la va a reconocer”, añadió.
El espíritu independentista de un pasadía familar
La esperada consulta de 9-N, con todas sus controversias, amenazas y movilización ciudadana, despuntó en Barcelona más bien como un pasadía familiar, en el que las charlas y actividades culturales se unieron a las urnas y las papeletas.
Desde la ciudad de Barcelona, el puertorriqueño Luis Alberto Zambrana comentó a Diálogo que aún cuando el Gobierno de España “negó por todos los medios posibles un acuerdo para que la ciudadanía votara con todas las garantías democráticas, y que el resultado fuera jurídicamente vinculante… el proceso fue tan multitudinario como para que más de dos millones de personas salieran a hacer largas colas para votar”.
La puertorriqueña residente en Barcelona Mariana del Alba López Rosado, acudió junto a su grupo Col.lectiu Punt 6 que trabaja urbanismo y perspectiva de género, al municipio de Ullastrell en Barcelona, un pueblo entre montañas con apenas dos mil habitantes pero con una fuerte tradición de participación ciudadana en la política.
La estudiante de posgrado en Urbanismo contó que, desde media mañana, transitaban por la calle frente al edificio del Ayuntamiento, los votantes, acompañados por música, puestos de venta de polvorones y el olor del pan. “Fue una gran oportunidad ver cómo se iba construyendo, desde un amanecer frío y ventoso, un día de dinámicas y relaciones sociales y políticas muy únicas para el pueblo catalán”, retrató López Rosado.
Mientras los niños dibujaban el suelo con tizas y todos disfrutaban de una chocolatada con dulces de hojaldre, mientras se acercaban y firmaban en la mesa con el letrero que leía “Signa el Manifest de denúncia de l’estat espanyol”, mientras charlaban, los vecinos votaban por la posibilidad de la independencia. “Lo que se hablaba era de los familiares que no fueron a votar, más que cómo votaron. Lo que se resentía, por así decirlo, era la no participación”, comprobó.
Por su parte, Zambrana vivió el proceso de consulta desde la abarrotada ciudad de Barcelona. “Pese a varios incidentes menores con grupos de ultra derecha declarados fascistas, el vandalismo de algunas fachadas de los colegios de votación, y la puesta de silicona en los candados para que no se abrieran los espacios de votación, el proceso fue una muestra de normalidad democrática y civismo”, detalló.
Elogió el proceso de organización, que contó con la custodia de observadores internacionales, la amplia participación de la prensa y más de 40 mil personas voluntarias con urnas de cartón. “Demuestra un ánimo muy grande de participación ciudadana y una manera de hacer política muy diferente a como se interpreta desde el Gobierno central”, señaló.
La estudiante puertorriqueña Bianca Padró Ocasio, quien estudia en Emerson College y está de intercambio en Barcelona, contó que hoy, en su clase de cultura y política catalana, hablaban sobre la tranquilidad con que terminó el día. “Obviamente los centros de votación estaban repletos, y hubo demostraciones el viernes, pero el gobierno de Madrid sabe que mientras más trate de parar el movimiento independentista, más va a crecer”, opinó.
Zambrana coincidió: “No sé si lo conciben así en Madrid, pero el principal motor de creación de mayores grupos independentistas es el Gobierno central con sus posturas políticamente arcaicas y antidemocráticas”. Notó que las reacciones a las críticas del Gobierno central “ya ni con rabia se reciben, sino con la misma frustración que ha llevado a miles y miles en Cataluña a entender que ya no hay margen de negociación”.
El estudiante de doctorado en Derecho penal en la Universitat Pompeu Fabra en Barcelona, prevee la posibilidad de que el Gobierno de Cataluña anuncie elecciones anticipadas al Parlamento catalán para que el gobierno local presenten al pueblo opciones definitivas al proceso de soberanía, ya que anteriormente solo existía la promesa de un referéndum. “Ahora tendría que haber una propuesta definitiva sobre el futuro mismo de Cataluña y que la misma sea votada legalmente en esas elecciones adelantadas”, apuntó.