CARACAS (Reuters) – El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ordenó la nacionalización de cinco empresas metalúrgicas de capitales japoneses, mexicanos, europeos y australianos, que operan en la región de Guayana, en el sur del país, como parte de su impulso para implantar una economía socialista en el país petrolero. Chávez, que ya ha estatizado gran parte de las mayores empresas venezolanas, nombró a los fabricantes de briquetas Comsigua, Venprecar, Orinoco Iron y Matesi entre las firmas que pasarán a manos del Estado. “Sector briquetero, nacionalícese”, dijo el mandatario, aplaudido por trabajadores de las empresas básicas estatales en un discurso televisado desde el sudoriental estado Bolívar. El accionariado de Comsigua incluye a las japonesas Kobe Steel, Mitsui y Sojitz, y buena parte de la producción de hierro de esta región es vendida a Asia, Europa y Estados Unidos. Algunas de las compañías a las que se refirió Chávez, entre las que también incluyó Cerámicas Carabobo- han tenido recurrentes disputas laborales. Otra de las mencionadas fue Tubos de Acero de Venezuela (Tavsa), filial del grupo argentino Tenaris, el mayor fabricante mundial de tubos de acero sin costura para la industria petrolera cuya planta en el sur de Venezuela produce unas 80.000 toneladas de tubos y emplea a 250 personas, según datos de la compañía. Orinoco Iron y Venprecar son filiales de la International Briquettes Holding (IBH), unidad de briquetas de la siderúrgica Sivensa, una de las grandes empresas venezolanas que todavía no había sido afectada por la ola de estatizaciones y que tiene en torno a un 18 por ciento del capital cotizando en la Bolsa de Caracas. Entre ambas firmas producen en torno a 3 millones de toneladas anuales de briquetas de hierro prereducido, utilizadas como un sustituto de la chatarra de alta calidad en el proceso de producción del acero. IBH arrojó unas pérdidas netas de 20 millones de dólares en su primer trimestre fiscal, que finalizó en diciembre del 2008, frente a una ganancia de 12 millones de dólares registrada en el mismo lapso del año previo. Chávez, cercano aliado de Cuba, impulsa desde hace años un plan para dotar al sector público de mayor peso económico y productivo en detrimento del privado, tomando compañías petroleras, eléctricas y cementeras, así como principal firma de telecomunicaciones y la mayor siderúrgica andina. En medio de la abrupta caída de los precios del crudo producto de la crisis global, el gobernante se ha enfocado en tomar empresas de servicios petroleros y parte de las operaciones del gigante alimentario estadounidense Cargill. Esta semana, Chávez podría también anunciar un acuerdo con el grupo financiero español Santander, una de las principales entidades bancarias en el país latinoamericano, para adquirir su filial en Venezuela.