RANGUN (Reuters) – China expresó que el mundo debe respetar la soberanía judicial de Myanmar después de que la junta volvió a colocar a Aung San Suu Kyi en detención, desatando indignación en Occidente pero sólo una respuesta moderada de sus vecinos. China, una de las pocas naciones que apoya al Gobierno militar, instó al mundo exterior a no interferir en los asuntos de Myanmar, sugiriendo que Pekín no iba a respaldar ninguna acción de la ONU contra el país. Suu Kyi, ganadora del Premio Nobel de la Paz de 64 años, fue condenada a tres años de prisión por violar una ley de seguridad interna, pero la junta inmediatamente redujo la pena a la mitad y le permitió cumplir arresto domiciliario. El partido Liga Nacional para la Democracia (NLD por sus siglas en inglés) de Suu Kyi condenó el veredicto porque indicó que se basó en una ley de la Constitución de 1974, que ya no está vigente. “Aprobar semejante fallo no está de acuerdo con la ley. Es, además, equivalente a una violación de los derechos humanos. Lo condenamos fuertemente”, informó el NLD en un comunicado. El abogado Nyan Win comentó que Suu Kyi le había asegurado, después del veredicto, que iba a explorar “todos los medios legales” para obtener la liberación. El fallo desató fuertes críticas de líderes de todo el mundo y la Unión Europea manifestó que estaba preparando sanciones. Las naciones occidentales presionaron al Consejo de Seguridad de la ONU para que adopte un comunicado condenando la sentencia, pero otros países, entre ellos Rusia y China, que tienen poder de veto, estancaron el proceso. Jiang Yu, portavoz del Ministerio de Relaciones exteriores chino, dijo que era el momento de dialogar con Myanmar, no criticarlo. “Esto no sólo concuerda con los intereses de Myanmar, sino que también es beneficioso para la estabilidad regional”, dijo en un comunicado. “La sociedad internacional debe respetar plenamente la soberanía judicial de Myanmar”. Analistas creen que la conmutación de la pena de Suu Kyi pudo haber sido un intento de complacer a los aliados y vecinos de la junta -China, India y particularmente Tailandia-, cuyo intercambio comercial ayudó a apuntalar a un Estado paralizado por las sanciones internacionales. La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN por sus siglas en inglés), de la cual Myanmar es miembro, expresó el miércoles su “profunda decepción” por la detención de Suu Kyi. Después de eso, trascendieron comunicados similares de otros países miembros que se resistieron a criticar al régimen.