La oferta artística de Cuba siempre ha mantenido una reputación excelente, en especial con películas como Memorias del subdesarrollo y Fresa y chocolate. Su actividad teatral también sigue completamente activa a pesar de una historia de gestión cultural ardua.
Es por esto que el crítico, dramaturgo y poeta cubano Norge Espinosa Mendoza resaltó las mejores cinco compañías teatrales cubanas a su juicio, como parte de la conferencia El teatro actual en Cuba, que se llevó a cabo recientemente en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.
Teatro El Público
Formado en el 1990, con montajes de varias obras de Tennessee Williams, Teatro El Público se fundó oficialmente en el 1992 por Carlos Díaz. Este grupo le ha entregado a Cuba un teatro enfocado en el cuerpo. De esta forma, sus espectáculos han logrado eliminar todo tipo de prejuicio físico en los ojos del espectador.
Según Espinosa, Teatro El Público quiere que su audiencia se sienta provocada, seducida e inspirada. Todo ese conjunto de sentidos encontrados en una selección de obras de la dramaturgia universal asegura no dejar al público indiferente.
El Ciervo Encantado
La compañía favorita de Espinosa, El Ciervo Encantado fue fundada en el 1997 por Nelda Castillo. Esta agrupación ha mantenido como fin escenificar el misterio de lo que es Cuba con las técnicas del arte plástico y el performance.
Espinosa explicó que, para El Ciervo Encantado, el texto se convierte en un instrumento o una especie de acompañante en donde el actor coloca sus destrezas para establecer una relación más cercana y provocativa con el público.
Según el dramaturgo, el grupo de Castillo logra ser uno de los más inquietantes, ya que esta directora deja muy claro que ella pone las reglas, pero que a la vez invita a su público a discutirlas.
Argos Teatro
Dirigido por Carlos Seldrán, Argos Teatro se coloca como lo más cercano a una academia de teatro en Cuba, según Espinosa. El grupo adopta las observaciones teatrales del teórico y actor Konstantin Stanislavsky, para terminar con una relación transparente entre el público y la representación.
Para Seldrán, el actor resulta ser como un elemento fundamental que se presenta ante el público experimentando esa misma vivencia que se ve en la obra. Espinosa explica que, en los montajes de Argos, el espectáculo teatral queda en un segundo plano mientras que el actor nos comunica esa verdad que presenta el texto.
Teatro de la Luna
Raul Martín comienza a dirigir Teatro de la Luna en el 1997, con textos del gran escritor cubano, Virgilio Piñera. Martín revisitó estos textos olvidados de Piñera para mostrar que el autor tenía mucho más que decir para la Cuba de ese momento.
Teatro de la Luna se acerca más a espectáculos de comedia mientras que también explora el mundo del musical. De su repertorio, Delirio Habanero logró presentarse en salas puertorriqueñas. La obra presenta a tres locos en una barra demacrada de La Habana que creen ser grandes figuras de la cultura Cubana de los años 50. Espinosa estima esta obra por llevar a escena un acto de “verdadera cubanindad” y un “cariño cubanista” inigualable.
Teatro de las Estaciones
A diferencia de las demás compañías habaneras recomendadas por Espinosa, Teatro de las Estaciones se situó en la ciudad de Matanzas en el 1994. La agrupación es dirigida por Ruben Darío Salazar, y alcanza su originalidad teatral por medio de títeres y figuras.
Junto al diseñador de las figuras Zenén Calero, Darío Salazar reconstruye la historia pérdida del teatro de títeres en Cuba y escenifica las grandes tradiciones cubanas. De acuerdo con Espinosa, Teatro de las Estaciones trata de encontrar un gozo, un sentido de rigor, y una profesionalidad que se dirige tanto para niños como para adultos.