Hay espacios mágicos, y entonces está San Juan. A la magia cotidiana de este lugar se le suma que, desde hace cuatro años, adultos, niños y envejecientes se reúnen en el Circo Fest para recorrer adoquines entre acrobacias, narices rojas, burbujas y sonrisas.
Cientos de personas llegaron a la capital el fin de semana pasado para disfrutar de la cuarta edición de este evento que, como es costumbre, contó con participación local e internacional. El equipo artístico de la jornada de circo contemporáneo, que andará de gira durante los próximos días por distintos municipios del país, tendrá su clausura el próximo domingo, 5 de marzo en el parque Luis Muñoz Marín.
Pero antes, presentamos una mirada a viñetas del festival por el lente de Ricardo Alcaraz.
Primero la mirada; de dos hacer una. Luego el resto del cuerpo, fuerza, la forma justa del balance, las necesarias para sostenerse en el aire. El Duo Kaos, de Guatemala-Italia, lo logra. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Con la complicidad de sogas trenzadas, acróbatas del circo Pitanga, de Polonia-Suiza, logran percibir la realidad desde un lugar distinto. Desde ahí, desde el aire, retan el suelo. Y en su acto, la voluntad de tantos. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Una niña sonríe con la mirada cuando sintoniza con algo, un algo que quizá fue alguien o magia. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Pica el sol. Los puertorriqueños Israel Lugo y Julio Ramos al centro. Representan una ventana a la alegría. Tal vez desde el inicio todo haya sido eso. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Columpio Colectivo se prepara para tomar talleres en Argentina, pero antes logra sonrisas en el semblante de niños y adultos en el Viejo San Juan. En los más chicos consigue puñitos al mentón, mirada fija; ternura. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Este pequeño va tras el brasileño Guga Morales con su espada de globos, pero va por más. Cuántas sonrisas se nos trazan en el rostro mientras perseguimos eso que tenemos de frente, eso que recién apareció y ahora nos hace creer en la ficción. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Algunas sonrisas vienen desde el pecho. Otras, parecieran solo aterrizar sobre cuerpos que las esperan. Acá, mientras transcurre el espectáculo de Acrobuffos, varios rostros son pistas de aterrizaje. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
El dúo norteamericano Acrobuffos sostiene en sus manos la voluntad de risa de un adulto. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Un integrante de la compañía M+M evoca un juego de paleta de playa a distintas velocidades. Los miembros del público controlan el ritmo. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Un ceño fruncido cuenta la historia que miembros del grupo boricua La Trinchera confirman con sus brazos. Narran desde el espacio. Reivindican su fe en el movimiento. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Cerca de 35 niños se preparan para saltar y bailar al ritmo de la agrupación Los Mocosos. En el público, adultos también entonan canciones. San Juan luce un como un lugar feliz. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Al caer la noche aún quedaba energía, un semblante a contraluz, una silueta que antes de ser quietud fue movimiento. Y quizá toda la magia de un festival cupo en la mirada de un cuerpo que entre melodías logró detenerse en el tiempo. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)