La ética en la producción y manejo de los alimentos es un asunto de vida o muerte. Por eso, las universidades tienen un rol principal en el establecimiento de currículos que refuercen la importancia de este tema en la agricultura. Así lo expresó el doctor Paul B. Thompson durante la conferencia titulada Agricultural Ethics and the Food Systems of the Future, que se llevó a cabo recientemente en el Colegio de Ciencias Agrícolas (CCA) del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) como parte de las actividades rumbo al centenario de esa facultad. Thompson es catedrático de Michigan State University y autor de siete libros relacionados con la ética en la agricultura. Su presentación fue la quinta de un ciclo de conferencias sobre la ética en investigación científica que coordina el proyecto Graduate Education in Research Ethics for Scientists and Engineers (GERESE), esta vez con el auspicio del CCA. Durante su exposición, Thompson resaltó que son los grupos sociales, a quienes denominó como la parte práctica de la ética en los alimentos, los que se han organizado para orientar sobre la relevancia del asunto. “A través de esta conferencia he querido destacar el surgimiento de pensar éticamente sobre nuestro sistema de alimentos. Hemos visto algunos movimientos sociales a través de todo el mundo que se enfocan desde prácticas de comercio justo para pequeños agricultores… En la medida que vemos que estos movimientos evolucionan en la sociedad, vemos a nuestras universidades y a nuestros líderes agrícolas responder con maneras más sistemáticas de pensar sobre la ética”, dijo Thompson en un aparte con Prensa RUM. Entre los movimientos que mencionó se encuentra el Slow Food, un grupo iniciado en Italia que contrapone el concepto de Fast Food y que se enfoca en promover las tradiciones gastronómicas regionales. A juicio del experto, las universidades deben prestarle atención a estos movimientos para planificar los currículos apropiados para responder a las necesidades emergentes de los agricultores. “La Universidad está respondiendo a la presión externa de los agricultores, ya que se espera que ellos cambien sus formas de producción para que sean más amigables al ambiente, o para apoyar a los pequeños agricultores. Tenemos que darle más atención explícita a la dimensión ética en la forma que tomamos las decisiones sobre nuestro sistema”, sostuvo. Precisamente, el doctor John Fernández Van Cleve, decano del CCA, destacó que la ética es pertinente en la educación de los agrónomos y en la explicación a interrogantes referentes “al aspecto moral en los adelantos científicos, los organismos genéticamente modificados, las cosechas que se usan hoy día y la utilización de terrenos para producir energía sin utilizar alimento”. Por su parte, el doctor Jorge Ferrer, coordinador de GERESE y catedrático del Departamento de Humanidades, indicó que la actividad es un esfuerzo por promover la reflexión ética en las ciencias agrícolas. “No se puede olvidar que el RUM cuenta con una de las facultades de agricultura más importantes del Caribe. La ética en las ciencias agrícolas toca los puntos más fundamentales relacionados con la vida: la producción de alimentos y toda la discusión actual sobre organismos genéticamente modificados, problemas de justicia social y la conservación del ambiente. Me parece que estimular la consideración ética en las ciencias agrícolas es una aportación fundamental que también forma parte de la misión de esta Universidad”, concluyó Ferrer. En la actividad, participaron profesores y estudiantes de las cuatro facultades del Colegio, así como del recinto utuadeño de la Universidad de Puerto Rico, que cuenta con un programa de Tecnología Agrícola