Por: Idem Osorio De Jesús
Su ingenio y pasión por emprender e innovar llevó a dos estudiantes del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) de la Universidad de Puerto Rico (UPR), a lanzar su más reciente producto en el mercado: Walty, un tiesto inteligente capaz de generar su propia agua y regar las plantas de manera automática.
Karlos L. Miranda Garcés, del Departamento de Ingeniería Mecánica (INME) y su socio Kevin Rivera, recién egresado de Ingeniería Eléctrica (INEL), son los fundadores de la compañía emergente Watric Energy Solutions, enfocada en alcanzar la sustentabilidad a través de la innovación y la tecnología, quienes convirtieron en realidad la primera parte de un sueño que aspiran a ampliar con miras a contribuir a la sociedad.
Apoyados desde sus inicios por el ecosistema de emprendimiento colegial (UPRM E-ship Network) y el Centro de Negocios y Desarrollo Económico (CNDE), adscrito al Colegio de Administración de Empresas del RUM, este startup forma parte, actualmente, del segundo cohorte del Rising Entrepeneurs Program (REP) de la entidad Bravo Family Foundation, una aceleradora que brinda ayuda e incentivo a jóvenes empresarios del área oeste.
Inicialmente, Watric dirigía sus esfuerzos hacia la energía renovable, pero más adelante se reenfocó en el recurso del agua a través de una tecnología que produce el preciado líquido al extraer la humedad del aire, por condensación.
“Al día de hoy, tenemos nuestro primer producto que vamos a lanzar con esa tecnología. Nuestra meta más grande es llegar a tal nivel que podamos producir agua para que las personas la consuman en sus casas, pero en lo que la alcanzamos, decidimos llevarlo a pequeña escala con el tiesto inteligente Walty para las plantas de interiores. El objetivo es generar ingresos e impulsar el financiamiento del desarrollo de nuestro proyecto mayor, de cara al futuro”, reiteró Karlos.
El futuro ingeniero mecánico relató que se inspiró en la crisis que vivió el país por la falta del vital recurso, tras el paso del huracán María. Ni siquiera las personas que tenían plantas o paneles solares que no dependían de la red de la Autoridad de Energía Eléctrica, se libraron de tener que acudir a los oasis para cubrir sus necesidades.
“De ahí fue que pensamos que sería bueno buscar una alternativa que pudiera aportar a solucionar ese problema”, explicó Karlos, al tiempo que agregó que la decisión de llevarlo a una escala menor, en un tiesto, fue motivada por un bonsái que adquirió en la feria colegial Cinco Días con Nuestra Tierra y no le sobrevivió cuando el semestre se complicó y se le olvidó echarle agua.
Pensando que es una situación común en otros universitarios, pusieron en marcha su plan. Subrayó que aunque esta tecnología no es nueva, sí han contribuido con la innovación de aplicar el concepto a un nivel tan pequeño. Otra aportación es que Walty cuenta con sensores que miden humedad y temperatura constantemente, para asegurar la misma proporción de agua.
“Eso nos distingue en este primer producto. Aparte de su innovador diseño, en la parte de algoritmos que hace a Walty inteligente, hemos desarrollado distintos timers para graduar la cantidad de días o veces que quieres regar la planta, pero también tiene la capacidad de autodiagnosticarse, por lo que si se daña, te indica qué está pasando. Eso es importante porque estamos contribuyendo a un poco de sustentabilidad, ya que se le puede reemplazar la pieza y le extiendes la vida”, abundó su creador.
Según explicó, esa misma tecnología es la que replicarán a grande escala, para producir agua potable de consumo, por lo que sus avances en este momento, los ayudarán a abrirse camino. La meta actual es vender entre 250 a 500 unidades del tiesto inteligente, lo que representaría sus primeros grandes pasos en el mercado, abriría puertas a los inversionistas y aportaría a su objetivo. El lanzamiento oficial de Walty fue esta semana a través de la plataforma Kickstarter, que se distingue porque permite a las compañías emergentes “colocar un proyecto y pedir que te apoyen”.
Red, refuerzo y resiliencia
Si algo dejó muy claro Karlos, es que no hubiera podido llegar tan lejos sin el apoyo de un sinnúmero de personas y entidades que han aportado al crecimiento de su compañía y a nivel personal. Desde su entrada como prepa colegial en el 2017, según reseñó Prensa RUM, ya venía con una maleta repleta de proyectos y sueños para forjar su pasión por la sustentabilidad, innovación y el empresarismo.
No obstante, recalcó que en el CNDE fue donde recibió el entrenamiento y adquirió las principales herramientas empresariales. Desde allí también se gestionaron las oportunidades de colaboración con distintas aceleradoras e incubadoras de negocios, de las que su compañía emergente ha recibido importantes fondos semilla, incluyendo la participación actual con el REP de la Fundación Bravo, cuya aportación a Watric asciende a $20 mil.
“Gracias al Recinto Universitario de Mayagüez y al Centro de Negocios, que ha sido clave en integrarme al ecosistema empresarial, tanto de la Universidad como en Puerto Rico. Ellos nos encaminaron mucho en la búsqueda de oportunidades de emprendimiento porque al final del día uno necesita funding. Yo tenía una ventaja, que era mi experiencia redactando propuestas, así que me proporcionaron la información y contactos de todas las competencias de empresarismo y plataformas que habían para solicitarlas”, subrayó al tiempo que enumeró las distintas entidades que ayudaron en su proceso de crecimiento como el Startup Lab, Venture Well y P18, entre otros.
Otro aspecto relevante que Karlos enfatizó es la aportación única que han realizado los estudiantes colegiales de distintas concentraciones académicas, quienes han completado internados en la compañía.
“Gracias a eso formamos un equipo de muchos estudiantes brillantes y nos pusimos a trabajar. Esos primeros años realizamos los prototipos. En adelante, han seguido contribuyendo y le han sacado un provecho bien grande porque no solo están desarrollando una tecnología, sino que adquieren créditos y experiencia laboral. Ha sido bien chévere porque cada uno ha aportado una pieza clave del producto que ahora lanzamos. Uno solo no puede hacer nada, es un proyecto grande con un propósito grande y tuve el apoyo de muchos alumnos colegas talentosos y apasionados por un Puerto Rico sustentable”, aseveró, al tiempo que contó que uno de esos internos fue Kevin, quien hoy día es su socio principal en la compañía.
Cuando pasa revista de todo el proceso, en especial del rol que han jugado sus pares colegiales, incluso de otros recintos y universidades, Karlos se siente lleno de orgullo al saber que forma parte una generación de futuros profesionales, que no solo estudian una carrera para generar ingresos, sino que están preocupados en dejar una huella en el país.
“Es gratificante trabajar con este proyecto desde el primer día. Cada vez que avanzo un paso, me alimenta más esa pasión por seguir. Primero era una idea por una necesidad que viví junto con todo Puerto Rico y dije que me encantaría aportar a solucionarlo. Ahora ver todo lo que hemos logrado, me empuja a continuar. Sobre todo, me llena saber que yo no soy el único que quiere hacer esto. Esa ha sido la mejor parte: trabajar con gente brillante que quiere contribuir e impactar al país. Watric ha sido parte de eso, como una ventana al futuro con profesionales comprometidos a innovar y aportar soluciones que se puedan implementar”.
Mientras, Karlos aseguró que la resiliencia ha sido la lección que más le ha servido en los pasados años, por lo que instó a sus compañeros colegiales y jóvenes a no darse nunca por vencidos, aunque suene a cliché. Su plan es terminar su bachillerato en dos años y medio y continuar echando adelante su compañía, siempre en su terruño, “de aquí pa’l mundo”.