Lejos de su casa, muchos estudiantes viven las peripecias del racionamiento de agua en la Isla. Diálogo se dio a la tarea de entrevistar a algunos estudiantes que se hospedan para conocer las medidas que han tomado. A continuación algunas de las experiencias de los estudiantes.
“¡Desodorante, perfume y esperar hasta la noche!”
A Carlos García Rodríguez, un estudiante de primer año que se hospeda en la residencia universitaria Resi Campus, el racionamiento lo tomó por sorpresa. Contó que el primer día de clases había agua en su hospedaje y “estaba calientita y bien buena”. Sin embargo, el segundo día se encontró con que a partir de ese momento, tan solo podría disfrutar del servicio de agua cuatro horas al día.
En la residencia universitaria, los estudiantes tienen ese servicio de 6:30 a 8:30 en la mañana y en la noche. “Así que eso involucra levantarse más temprano, no importa la hora en que te acuestes si te quieres bañar en la mañana. Si no, ¡desodorante, perfume y esperar hasta la noche!”, señaló el alumno. Para él y sus compañeros de cuarto lidiar con el racionamiento es complicado.
Cuando se trata de cocinar el desayuno es fácil “porque podemos cocinar y fregar lo que sea”, señaló. Sin embargo, “el almuerzo se hace un poco complicado porque si cocinamos, no puede incluir agua lo que vayamos a cocinar y no podemos fregar después”, explicó. Para la cena, como él y sus compañeros de cuarto trabajan hasta tarde, tienen que cocinar temprano y guardarlo y calentarlo después.
La situación empeora cuando necesitan utilizar el baño. “Pero se puede manejar”, aseguró el estudiante. En su cuarto hay dos atletas y constantemente tienen que llenar “purrones” con agua para poder bañarse luego de sus prácticas. Para hacer sus necesidades biológicas, él y muchos de los que viven en la residencia utilizan los baños de las facultades donde solo los del primer y segundo piso se mantienen abiertos.
Ismael Quintana Cruz, quien lleva tres años viviendo en Resi Campus, comentó que en una ocasión hasta “se quedó enjabona’o”. El plan que se está ejecutando “es bueno porque tienes agua todos los días, pero no a todas horas”, indicó el estudiante de mercadeo.
Su familia se preocupa mucho y constantemente le pregunta si tiene agua suficiente porque su pueblo natal, Guayanilla, no tiene racionamiento. Indicó que el racionamiento se ha convertido en un gasto adicional. Explicó que ahora le cuesta más lavar la ropa, porque tiene que hacerlo fuera de la Resi. También se ve forzado a comprar almuerzo porque la escasez de agua lo limita a la hora de cocinar.
“Mi cuarto es un almacén de agua”
Asimismo, le pasa a Valeria Del Valle Martínez, natural del pueblo de Cidra. Ella se hospeda desde hace aproximadamente un año y medio en Plaza Universitaria. En el mes de junio, la administración de la residencia le advirtió a los estudiantes sobre la situación de la sequía.
Algo que le preocupó mucho desde el inicio del plan fueron los horarios en los que estaría disponible el servicio de agua. Al igual que en Resi Campus, los estudiantes de Plaza Universitaria tienen agua dos horas en la mañana y dos horas en la tarde. Del Valle Martínez es estudiante graduada y toma cursos en la noche. Por esa razón, muchas veces no tiene la oportunidad de usar el agua de la Resi y tiene que bañarse “a cubitos y con agua fría”.
Por otra parte, esta experiencia la ha hecho ser más estratégica y consciente del uso del agua. “Mi cuarto es un almacén de agua. Yo reúso botellas plásticas”, confesó. Esta idea le ha servido para resolver en casos de emergencia. Gracias a esta eventualidad, Del Valle Martínez también se dio cuenta de que era más efectivo guardar sus utensilios de cocina y fregarlos en la mañana, pues no tiene que esperar a que otros usen la cocina y puede lavar todo de una sola vez.
La parte de la cocina y las duchas “ha sido un poco fuerte”, dijo Ernesto Torres, quien se hospeda en una residencia privada en Santa Rita. “Siempre había tenido agua”, aseguró. Solo por razones de mantenimiento se le había suspendido el servicio por unas cuantas horas.
No obstante, el plan de racionamiento de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados advierte que tendrá agua un día sí y dos no. Según Torres, el agua no siempre llega cuando debe llegar. El joven explicó que realmente “es al azar” y que cuando hay, no hay presión. Finalmente, el estudiante dijo preocupado que como muchos otros, “estamos a cubitos y galones y eso es peligroso porque puede propiciar el dengue”.
A pesar del paso de la tormenta Érika y de las fuertes lluvias ocurridas en las pasadas semanas, los embalses de La Plata y de Carraízo se mantienen en el nivel de ajustes operacionales. Mientras tanto, los estudiantes continúan tomando medidas para sobrevivir el racionamiento.