Cada vez más, la ortografía es cuestión de usos sociales no de reglas inflexibles y permanentes en el tiempo. En ese sentido, la Real Academia Española (RAE) ya no es tanto prescriptiva sino meramente descriptiva.
Con todo, a muchos les escamarán los consejos que han puesto en circulación la RAE (como los de suprimir la tilde diacrítica en el adverbio ‘sólo’ o en los pronombres demostrativos,), y por ello, Salvador Gutiérrez, miembro de la Real Academia Española, ha recordado que la supresión de los acentos era una recomendación.
Los buenos lectores las detectan a la legua, como si fueran máculas en la nieve virgen. Los buenos escritores son incapaces de reproducirlas, como si fueran secuencias erróneas del genoma humano capaces de concebir monstruos deformes. De modo que la RAE advierte que sólo son consejos, y que de nosotros depende seguir con la regla o no hacerlo.
Yo no dejaré de emplearlas por inercia. Otros no lo harán por pureza. Y otros, quizá de una manera un tanto inconsciente, seguirán empleándolas para diferenciarse de quienes no lo hacen, para marcar una línea, para crear clases, para que quede claro que unos somos unos, y los otros, los otros. Para que nadie pudiera confundirles con los gárrulos que ahora emplean la fórmula (casi meme) “ola ke ase”, uno de los hitos intelectuales del 2012.
Gutiérrez también ha señalado otros proyectos puestos en marcha en la RAE, como la nueva edición del Diccionario de la Lengua Española, que se prevé que esté lista en 2014. En este nuevo diccionario entrarán términos como tuitero y tuitear, entre otros.Nuevas palabras que algunos agradecerán, y que otros considerarán un sacrilegio, como que en una pista de esquí se esculpa una estampa del mítico juego Space Invaders.
Sea como fuere, siempre que me preguntan sobre algún consejo para escribir, insisto en lo mismo. Tanto si es un Currículum como un manuscrito que opta a un premio literario, intentad ser pulcros con las faltas de ortografía (y eso incluye ser un poco clasicorro). Si el que los lea no sabe si cometen determinadas faltas de ortografía porque sigues el consejo de la RAE o porque sencillamente los ignoran, mejor será que no las cometas. Ni por asomo.
Un texto con demasiadas faltas de ortografía es sinónimo de que no se ha trabajado, no se ha corregido lo suficiente. Y muy poca gente es capaz de escribir espontáneamente de tal forma que apenas se necesite corregir nada. Así que intenten enmendar las faltas de sus textos, incluso las tipográficas, y ganarán muchos puntos. Sobre todo, intenten mejorar la puntuación: poner comas o puntos y comas es todo un arte.
Estoy convencido de que sólo en 10 por ciento de la población con niveles escolares es capaz de hacerlo con solvencia.
Fuente Blog Papel en Blanco