Luego de la ratificación de la huelga indefinida del recinto de Río Piedras, el movimiento estudiantil de la UPR se encuentra inmerso en un momentum que pudiera inclinar la balanza de poder mediático nuevamente a su favor. Pero para lograr esto, debe abrazar un discurso inclusivo, dejando de lado las consignas excluyentes. Luego de que en Asamblea se aprobara la ratificación de la huelga indefinida del recinto de Río Piedras, el movimiento estudiantil de la Universidad de Puerto Rico (UPR) se encuentra inmerso en un momentum que pudiera inclinar la balanza de poder mediático nuevamente a su favor. Con esto, podría reconquistar e incluso aumentar la empatía y la simpatía de la opinión pública, que había disminuido un poco, días antes de la Asamblea. Es evidente que los líderes de este movimiento se han percatado de la importancia de tener a la opinión pública de su parte, así como el apoyo del pueblo puertorriqueño. Prueba de esto es la importancia que le han dado a los comunicados de prensa, la elocuencia y la congruencia con la que han hablado sus portavoces frente a los medios e incluso la creación de vías de comunicación por parte de los estudiantes en huelga, como la emisora Radio Huelga y el blog Rojo Gallito. Y es que es obvio que mientras más partidarios tenga la huelga, más presión ejercerá sobre la administración de la UPR, para que se presente dispuesta a negociar con los estudiantes. Es por esto que en la marcha hasta el Capitolio que se dio a continuación de la Asamblea, uno de los universitarios exhortó a los sectores trabajadores y obreros del país a que se unieran en un gran paro nacional, a favor de la educación pública. Pero en esta congregación frente al Capitolio, ocurrieron también algunos incidentes que captaron mi atención y me hicieron reflexionar sobre este tema y que servirán de base para el punto que quiero exponer. Particularmente me referiré a tres en específico: el cambio de la bandera de Estados Unidos por la bandera de Puerto Rico con el azul celeste; algunos cánticos de bomba y plena en la que se insultaba a Populares y Penepés; y algunas consignas como “Que la crisis la paguen los ricos” o una en la que se atacaba al “sector empresarial”. Esta actitud se ha venido repitiendo desde el inicio de esta protesta. Un ejemplo de días pasados es el grito de “Viva Puerto Rico libre… ¡y socialista!” que tanto se repitió, sobre todo, en el concierto “¡Que vivan los Estudiantes!”. No me malinterpreten, no estoy tomando una postura partidista con este escrito, por el contrario, lo que busco precisamente es que se eliminen éstas dentro del movimiento estudiantil, ya que la persistencia de las mismas podría resultar contraproducente y perjudicial para la búsqueda de esa simpatía por parte de todos los sectores de la sociedad civil. Si aquello por lo que lucha el estudiantado es la defensa de la universidad pública, accesible para todos, así como el respeto a los derechos amparados por la Constitución y el reglamento de la Universidad, nada tienen que ver aquí los partidos o las posturas políticas, ya que estos derechos aplican para todos. Una cibernauta expresaba en Twitter que la lucha universitaria sí tenía que ver con el movimiento independentista, porque ambas causas perseguían un país mejor, pero su concepto de país mejor, difiere radicalmente del de un estadista. No así el concepto de Universidad Pública accesible para todos, por ejemplo, que es una idea apolítica en esencia. Por lo tanto, en esta causa podría haber Penepés, Populares, Pipiolos, Socialistas y personas que no están afiliadas a ninguna postura o partido, luchando hombro con hombro. Es a esto lo que debe apuntar el movimiento estudiantil. Las expresiones de los universitarios deben ser inclusivas en vez de excluyentes. Deben buscar los puntos en común con aquellos que piensan diferente, pero que les importan las mismas aflicciones que sufre este país. Las consignas apelarán a mayor grupo de personas, en la medida en que se refieran a los derechos de todos y todas, dando a entender que lo que se busca es el bienestar de todo el país y no sólo de un sector o a los partidarios de una u otra ideología. Pero en tanto las consignas y los discursos se enfoquen en puntos de vista excluyentes, en vez de crear puentes de unión y consenso, generarán murallas, división, enemistad y por lo tanto rechazo por parte de distintos sectores. ¿No sería acaso elocuente que ricos y pobres, el sector empresarial y el obrero, estadistas, populares, independentistas, socialistas y apolíticos, estudiantes de la UPR y universitarios de instituciones privadas, todos apoyaran la causa de una universidad pública accesible para todos? Entiendo que las pasiones políticas embargan a muchos, pero se debe entender y tener claro que la huelga universitaria no es un foro para disputas partidistas e ideológicas. Esta lucha, según la proyectan los líderes del movimiento estudiantil, debe ser de todos los puertorriqueños por todo Puerto Rico, por lo que nada tienen que ver las ideologías divisorias. Apunten pues, estudiantes, a la solidaridad, la justicia y a aquello que vuelve hermanos a los boricuas y no a lo otro que los separa.